A Fondo
OCZ Throttle eSATA Flash Drive
Las ideas más simples no siempre son las que más abundan o las que más rápido se convierten en productos tangibles. Pero con Throttle, OCZ ha encontrado una solución de almacenamiento externo casi perfecta. La combinación de las virtudes de la memoria flash junto con las propiedades de la interfaz eSATA son un cóctel explosivo que lleva el almacenamiento flash a su máxima expresión.
Las ideas más simples no siempre son las que más abundan o las que más rápido se convierten en productos tangibles. Pero con Throttle, OCZ ha encontrado una solución de almacenamiento externo casi perfecta. La combinación de las virtudes de la memoria flash junto con las propiedades de la interfaz eSATA son un cóctel explosivo que lleva el almacenamiento flash a su máxima expresión.
Efectivamente, la idea tras OCZ Throttle no puede ser más inmediata: si existen las llaves de memoria USB, ¿por qué no van a poder existir las llaves de memoria eSATA? Y dicho y hecho, OCZ ha dado un paso hacia adelante con el modelo Throttle. De todos modos, no es tan evidente comercializar un dispositivo de estas características, ya que las conexiones eSATA aún no son todo lo populares como precisa un producto así. Por otro lado, las conexiones eSATA, salvo modelos recientes de MSI, no están autoalimentados, de modo que es necesario ingeniárselas para alimentar el dispositivo de un modo alternativo. Y además, se necesita integrar una memoria flash con un nivel de rendimiento «contundente«.
Ficha técnica
OCZ consigue resolver el problema de la alimentación mediante una conexión USB adicional, que además sirve para conectar este dispositivo de almacenamiento como una llave USB al uso. OCZ mata dos pájaros de un tiro, y soluciona el apartado de la alimentación y la compatibilidad de un plumazo. La transición entre el modo USB y el eSATA se realiza sin más que desconectar la llave y volver a conectarla.
La tapa está suelta y no será complicado dejarla extraviada sin querer.
El tamaño es poco mayor que el de una llave USB «grande» y el peso de 18 gramos es muy llevadero. El acabado es bueno, y con una tapa para proteger la conexión eSATA, aunque no estaría de más que esta tapa estuviese unida a la llave de algún modo para evitar extraviarla. La conexión USB es estándar y cualquier cable servirá, de modo que no pasará nada por olvidarse el cable incluido con la llave eSATA.
Las capacidades disponibles son de 8 Gbytes, 16 Gbytes o 32 Gbytes, aunque la verdad es que a la vista del rendimiento, 32 Gbytes son la capacidad ideal para este dispositivo. Las pruebas realizadas con el software IOmeter han mostrado que las cifras publicitadas por OCZ son correctas, aunque para tamaños pequeños de los paquetes de datos transferidos, las cifras son más modestas. En cualquier caso, las velocidades obtenidas con eSATA son sustancialmente mayores que las obtenidas con USB 2.0, como se aprecia en la gráfica de resultados.
Conclusión
OCZ ha sabido innovar en un mercado un tanto saturado como es el de las llaves USB. Además, abre las puertas para un nicho de mercado poco explotado aún, donde se buscan memorias externas de alta capacidad, buen rendimiento y facilidad de uso, Ni siquiera es descabellado pensar en ejecutar un sistema operativo desde este tipo de dispositivos a medio camino entre una llave USB y un disco duro SSD.
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