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openSUSE 11.0 Beta 2 promete

Hemos podido echarle un vistazo a una de las versiones previas de openSUSE 11.0, y parece evidente que los desarrolladores de esta comunidad quieren dejar claras dos cosas: las mejoras son muchas y KDE 4 cobra aquí otro sentido. El nuevo entorno de escritorio dispone de una puesta en escena excepcional, incluso en esta versión previa.

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Hemos podido echarle un vistazo a una de las versiones previas de openSUSE 11.0, y parece evidente que los desarrolladores de esta comunidad quieren dejar claras dos cosas: las mejoras son muchas, y KDE 4 cobra aquí otro sentido. El nuevo entorno de escritorio dispone de una puesta en escena excepcional, incluso en esta versión previa.

Mientras que otras distribuciones como Ubuntu, Fedora o Mandriva siguen ciclos de desarrollos de aproximadamente 6 meses para cada nueva versión, en openSUSE no se ciñen estrictamente a ese programa, y en realidad desde que apareciera la versión 10.0 los ciclos han ido cambiando y han pasado a ser de entre 8 y 10 meses entre una versión y la siguiente.

Se puede comprobar de un vistazo si observamos las fechas de lanzamiento de los últimos años:

openSUSE 9.2: 25/10/2004
openSUSE 9.3: 15/04/2005
openSUSE 10.0: 06/10/2005
openSUSE 10.1: 11/05/2006
openSUSE 10.2: 07/12/2006
openSUSE 10.3: 04/10/2007
openSUSE 11.0: 19/06/2008

Como veis, los desarrolladores de la comunidad openSUSE se tomaron 10 meses para lanzar openSUSE 10.3, una distribución que corrigió problemas importantes con la gestión de paquetes. Y se lo están tomando con relativa calma también para esta versión 11.0, que aparecerá el próximo 19 de junio de 2008 y que supondrá la integración definitiva de algunas características muy importantes, pero sobre todo de una muy destacable: la llegada de KDE 4 en todo su esplendor.

Una instalación vertiginosa

La llegada del citado KDE 4 a esta distribución también ha tenido impacto en otro componente muy conocido por todos los fans de openSUSE. Se trata de YaST, la aplicación que permite acceder a todos (o casi todos) los recursos de configuración de esta distribución, y que en esta nueva versión de openSUSE está basada en Qt4. Eso se nota sobre todo en la instalación, que también depende de este componente y que nos presenta en la versión 11.0 una atractiva interfaz en el que deberemos ir configurando las distintas características de la que será nuestra instalación de openSUSE.

De hecho, el proceso de instalación no sólo es más bonito, también es muchísimo más rápido. Incluso el funcionamiento del asistente varía sensiblemente, ya que introduciremos la mayoría de datos antes de la copia definitiva de archivos, mientras que en los asistentes de instalación anteriores había apartados (como la creación de cuentas de usuario) que se dejaban para las etapas finales de la instalación. En openSUSE 11.0 Beta 2, una vez hayamos seleccionado las opciones regionales, el esquema de particiones (una etapa siempre delicada para los no expertos) y otras opciones como el entorno de escritorio a instalar por defecto, comenzará la descompresión y copia de los paquetes de instalación.

Precisamente en este punto es donde entra en juego la nueva tecnología de compresión de paquetes. El algoritmo LZMA (Lempel-Ziv-Markov chain Algorithm) ya se ha utilzado con éxito en aplicaciones como 7-Zip, y es uno de los secretos de esa mejora en los tiempos de instalación de openSUSE 11.0. LZMA no sólo comprime mejor: también lo hace más rápido, lo que supone una ventaja fundamental para ofrecer una rápida instalación de los llamados patrones (patterns) con los que openSUSE trabaja desde hace tiempo. Esos patrones permiten definir grupos de paquetes que queremos instalar, y por ejemplo aparecen en forma de paquetes de desarrollo Cy C++ (los necesarios para compilar más tarde muchas aplicaciones Open Source), o en forma del patrón para instalar KDE 4 o el antiguo KDE 3.5 que sigue estando presente en openSUSE de forma opcional. Podemos modificar dichos grupos de paquetes durante la instalación, pero igualmente podremos seleccionar estos patrones más adelante desde YaST, de modo que hagamos lo que hagamos, notaremos una mayor velocidad en la instalación de paquetes en esta distribución.

La otra responsable de esa instalación «vertiginosa» es precisamente la nueva técnica aplicada por los desarrolladores de openSUSE, que en este caso han aplicado la misma idea que los desarrolladores de Windows Vista: para reducir el tiempo utilizan un curioso truco que hace que en el CD o DVD de instalación contemos con una imagen del sistema operativo, de modo que en realidad no se copia paquete por paquete, sino que la estructura de directorios y archivos de openSUSE ya está implícito en la imagen, y sólo basta descomprimirlo al disco duro para que todo quede preparado. La eficiencia de dicha solución es impresionante, como comprobaréis si medís el tiempo de instalación de openSUSE 10.3 y de esta versión beta de openSUSE 11.0.

KDE 4, cada vez más prometedor

Es cierto que la llegada de KDE 4 y de su primera versión, KDE 4.0.0, fue considerada como precipitada por parte de los seguidores de este entorno de escritorio. Lo cierto es que esos usuarios llevaban razón: el grado de estabilidad y las prestaciones de esta cuarta familia de entornos de escritorio eran muy limitados, pero afortunadamente los desarrolladores de esta solución pronto pulieron los errores más importantes. Hoy en día ya tenemos con nosotros la versión KDE 4.0.4, que ya es calificada con un notable alto por aquellos que hasta hace dos días la criticaban duramente. Las mejoras introducidas son muchas, pero afectan esencialmente a la propia estabilidad de un entorno de escritorio que en sus dos primeras versiones fallaba más que una escopeta de feria. La usabilidad de este entorno es ahora sencillamente fantástica, y las propuestas de diseño de los desarrolladores de KDE 4 se ponen de manifiesto en openSUSE, la distribución que ha integrado de forma más elegante y efectiva este entorno de escritorio entre sus componentes. A la espera, eso sí, de la llegada de KDE 4.1, que será según muchos la verdadera «primera versión» de los entornos de escritorio de la familia KDE 4. Eso será, no obstante, algo más tarde, el 29 de julio de 2008, tal y como señala el roadmap de este proyecto.

La versión incluida en openSUSE 11.0 Beta 2 es KDE 4.0.3, que fue considerada como la primera edición «estable» de KDE 4, y que desde luego ha dado un salto cualitativo impresionante respecto a las primeras versiones. El propio tema por defecto, con acabados muy metálicos que recuerdan la interfaz de Mac OS X, es muy elegante, pero es en sus opciones y aplicaciones donde KDE 4 destaca. Gran parte de la responsabilidad de esa potencia visual es de Plasma, el componente que se encarga de la interfaz de escritorio: tanto el propio escritorio como el panel/barra de tareas, y sus elementos relacionados. La arquitectura del entorno hace posible la entrada en juego de cosas como los componentes de escritorio, que no son más que los widgets de Mac OS X o los gadgets de Windows Vista, también presentes en este entorno de escritorio de forma nativa. No es una idea nueva: Linux ya disponía de este tipo de opciones gracias a programas como SuperKaramba o gdesklets, pero los nuevos entornos de escritorio han tratado de ofrecer de forma más transparente esta opción que en KDE 4.0.3 está muy presente con un pequeño botón en la parte superior izquierda que permite gestionar el uso de nuevos componentes de escritorio, como relojes, calculadoras, pequeñas y divertidas miniaplicaciones que nos muestran la última viñeta de Dilbert, o programas muy funcionales que actúan como gestores de aplicaciones ya abiertas.

Es tan sólo uno de los detalles de la potencia visual que introduce KDE 4, y que obviamente funciona sin problemas con el gestor de ventanas de composición Compiz, esa verdadera delicia para los ojos que no sólo aporta potencia y atractivo visual, sino que además puede (y debe) ser aprovechado para mejorar la propia usabilidad del GUI. Una de las aplicaciones que más destacan en este desarrollo es Dolphin, el nuevo explorador de ficheros que nos recuerda mucho al nuevo Finder de Mac OS X 10.5 Leopard, y que permite todo un mundo de opciones: desde las visuales (presentar los archivos por columnas, dividir el explorador en dos partes con origen y destino diferenciados, ver listas por detalles o por iconos de gran tamaño) hasta las funcionales, con scripts y funciones de búsqueda integrada que se nutren de Beagle y que demuestran que Dolphin ha tomado lo mejor del veterano Konqueror y lo ha combinado con mejoras espectaculares.

Precisamente la presencia de Konqueror también es, cómo no, destacada, y parte del protagonismo se lo lleva su motor de renderizado, KHTML, que se desarrolló íntegramente como proyecto Open Source y que poco a poco vio como le iban saliendo hijos tan díscolos como prometedores. WebKit ha sido el más famoso de todos, y de hecho es el motor del cada vez más refinado Safari, el navegador de Apple. En julio de 2007 se decidió que ambas ramas de desarrollo (la original, con KHTML, y la derirvada, WebKit) volverían a unir sus fuerzas, por lo que poco a poco comienzan a verse signos de que la potencia de este motor llegará más temprano que tarde a Konqueror, que ahora es esencialmente un navegador web, aunque tradicionalmente también era el explorador de ficheros de KDE.

Otro de los componentes estrella de openSUSE 11.0 y de KDE 4 será Kickoff, el menú de inicio que permite el acceso a documentos, aplicaciones y carpetas predefinidas del sistema operativo. La apuesta de KDE es clara en este sentido, como ya lo fue la del proyecto Slab de GNOME: ofrecer un nuevo paradigma para la navegación por el menú de inicio. En lugar de esos menús de aplicaciones interminables de Windows, Kickoff propone una ventana autocontenida por la que nos movemos con pestañas que dividen los objetos en aplicaciones, documentos, y lugares. En cada una de ellas podremos encontrar en primera instancia aquellos elementos a los que accedemos más frecuente o recientemente, para luego poder acceder al resto de objetos mediante menús desplegables, pero autocontenidos en esa pequeña ventana. El concepto puede chocar al principio, pero también lo hizo el nuevo menú de inicio de Windows Vista que también se basaba en esa idea, y es evidente que si se ha implementado así es porque este modo de trabajo es más eficiente según los tests de usabilidad que se han llevado a cabo.

Kickoff también destaca por otro concepto de usabilidad que está pegando fuerte en los entornos de escritorio e interfaces gráficas de todos los sistemas operativos de última hornada: las búsquedas. El campo de búsquedas está presente en la parte superior de Kickoff, y se puede nutrir del motor de búsquedas convencional o del proyecto Beagle, que desde hace tiempo es uno de los componentes sin discusión integrados en openSUSE. Este buscador programado con la plataforma Mono trata de igualar las prestaciones de Spotlight en Mac OS X o de Windows Search en Windows Vista, así como de otras opciones como Google Desktop (disponible para todas las plataformas) o su rival más cercano, Tracker. Precisamente el debate entre la superioridad de uno y otro motor sigue manteniéndose en la cresta de la ola, y por ejemplo la nueva distribución de Ubuntu, la 8.04, ha abandonado Beagle en función de Tracker. Las ventajas de Beagle son muchas, pero también es cierto que se trata de un motor algo pesado (todos los desarrollos en Mono suelen tener ese problema), mientras que Tracker «molesta menos», y ofrece prestaciones igualmente destacables. Los desarrolladores de openSUSE están tan volcados con Beagle que incluyen su propia interfaz KDE 4 para este buscador, que han bautizado con el nombre de Kerry y que está presente en openSUSE desde la versión 10.1.

GNOME 2.22, otra joya, aunque menos brillante

La distribución de la comunidad de usuarios de openSUSE ha sido tradicionalmente campo de los usuarios de KDE. Así nació (al contrario que lo que ocurrió con Ubuntu, abonada a GNOME), y así se mantuvo tras la compra de SUSE por parte de Novell. Sin embargo, en aquel momento algo cambió: aquella empresa no sólo había comprado a SUSE, sino que algún tiempo antes también se había hecho con Ximian, cuyos fundadores Miguel de Icaza y Nat Friedman habían gestado el nacimiento de GNOME y su expansión en todo el mundo Linux. Probablemente esa nueva «sociedad» hizo que tanto la distribución oficial (SUSE Linux Enterprise Desktop /Server) y la de la comunidad (openSUSE) tuvieran mucho más en cuenta a GNOME.

Eso se ha vuelto a notar en openSUSE 11.0, aunque también es cierto que la integración no está tan cuidada como en el caso de KDE 4, que a nuestro juicio es «la niña bonita» de los desarrolladores de KDE. GNOME, afirman esos mismos desarrolladores, sigue siendo un bastión de openSUSE, y el 25% de los usuarios de esta distribución apuestan por este entorno de escritorio (datos presentados en PDF en el reciente FOSDEM08 celebrado en Bruselas en febrero de 2008) lo que hace que los desarrolladores tengan muy en cuenta a este entorno de escritorio. Pero quizás no lo suficiente, ya que se notan algunas deficiencias que no notamos cuando trabajamos con KDE 4. Es la misma sensación (sólo que a la inversa) que cuando uno trabaja con Ubuntu (no Kubuntu, cuidado) e instala los paquetes necesarios para trabajar con KDE 4. La integración del entorno de escritorio por parte de los desarrolladores de la distribución es muy importante para sacarle el mayor partido posible a sus componentes, y en este sentido parece evidente que en openSUSE están más centrados en KDE que en GNOME.

Eso no quiere decir que el comportamiento de GNOME sea pobre en esta edición, ni mucho menos. Todas las grandes novedades de GNOME 2.22 están presentes en openSUSE 11, de modo que podremos sacarle todo el partido a GVFS, Policykit, aplicaciones como Cheese, Vinagre, Evolution, el nuevo reloj internacional o el IDE Anjuta, apartados sobre los que ya hemos hablado largo y tendido en nuestro reciente análisis de Ubuntu, titulado «8.04 Hardy Heron, un paso atrás». Así pues, aquellos que quieran aprovechar la potencia de GNOME 2.22 tendrán todo a su alcance, aunque quizás en ciertos apartados sean necesarios algunos ajustes finos por parte del propio usuario para dejarlo todo a su gusto, una sensación que no tenemos al trabajar con KDE 4.

Ese soporte a GNOME no sólo se nota en la inclusión de una de las ediciones más recientes de este entorno de escritorio, sino en la presencia de algunas herramientas totalmente desarrolladas por ingenieros de openSUSE que se encargan de hacer sus propias aportaciones a esta solución. Una de las más relevantes es la versión de YaST realizada con librerías GTK+, conocida como YaST2-GTK y que ofrece todas las prestaciones de YaST a los usuarios de GNOME, pero respetando además el aspecto visual y comportamiento de esta alternativa.

Gestión de paquetes mejorada

Si algo se podía achacar a las versiones previas de openSUSE era que el administrador de paquetes se estaba volviendo más un problema que una solución. Miles de usuarios nos vimos afectados por unas decisiones en el sistema de gestión de paquetes que no hacían más que perjudicar a los usuarios, con tiempos infinitos de recarga de repositorios o descarga e instalación de paquetes RPM.

La aparición de ZMD como gestor de actualizaciones no dio más que quebraderos de cabeza, y desde la versión 10.1 de openSUSE los responsables de esta distribución estuvieron trabajando en el sistema actual, basado en el componente llamado libzypp, que se aprovecha tanto en el gestor gráfico de YaST como a través de la consola de comandos con la sentencia zypper. La gestión de repositorios es ahora mucho más rápida, y sobre todo destaca por la inclusión desde openSUSE 10.3 de los llamados «Community repositories«, es decir, los repositorios de terceras partes que hasta la fecha no habían sido aceptados de forma oficial, pero contribuían de una forma determinante a aportar paquetes muy útiles para los usuarios finales. Packman, por ejemplo, era uno de esos repositorios clásicos, y gracias a su inclusión oficial los usuarios pudieron acceder fácilmente a las aplicaciones y componentes multimedia que permitían disfrutar de las canciones MP3 o de los DVDs sin ningún problema.

Esas mejoras han permanecido en openSUSE 11.0, pero además se han visto ampliadas gracias a un nuevo algoritmo de resolución de dependencias, llamado SAT (ver presentación del FOSDEM en PDF). Este algoritmo permite que a través de expresiones booleanas (AND, OR, etc.) se permitan tratar los problemas de dependencias de paquetes mucho más fácilmente y de forma muy potente. Este tipo de concepto ha sido muy estudiado en entornos académicos y dispone de muchas soluciones válidas, lo que garantiza su buen comportamiento en la práctica, como parece demostrar el nuevo YaST. Según sus desarrolladores, los tiempos de actualización de servidores y de instalación de paquetes es muchísimo más rápido que el de la anterior versión, como demuestran las pruebas expuestas en el FOSDEM 08 en las que mientras que con una versión anterior las operaciones de las pruebas llevaban más de un minuto, con el nuevo YaST basado en el algoritmo SAT esas mismas operaciones se completaban en tan solo 9 segundos.

openSUSE en la vida real

Si dejamos de lado estas cuestiones técnicas, lo que el usuario final se encontrará al instalar esta edición de openSUSE (o más bien, la versión final que aparecerá a mediados de junio) es un sistema operativo muy completo. Parece que, al igual que sucedión con la versión 10.3, contaremos tanto con CDs individuales de instalación (uno para GNOME, o uno para KDE, y yo apostaría por tres, que incluirían tanto GNOME como KDE 4 y KDE 3.5) como con un DVD, mientras que hasta hace poco la norma era la de ofrecer la distribución en varios CDs o un DVD. Esto es interesante para reducir tanto los servidores de descarga como las propias instalaciones base de los usuarios: además del entorno de escritorio elegido se nos ofrecerán herramientas multimedia, ofimáticas y comunicaciones muy relevantes. Obviamente, tendremos disponibles varias CDs y DVDs dependiendo de la plataforma utilizada (32 y 64 bits, PowerPC), algo que ya se está viendo también en las versiones previas como esta Beta 2, que se pueden descargar desde servidores de desarrollo.

Por ejemplo, en openSUSE 11.0 Beta 2 contamos con el núcleo 2.6.25 y las ramas glib 2.8 y gcc 4.3 de esos apartados algo más técnicos más destinados a desarrolladores. Para los usuarios «de a pie» destaca la presencia de OpenOffice.org 2.4, una suite ofimática cada vez más capaz que como últimas novedades ha aportado muchísimas mejoras en las características gráficas tanto en su hoja de cálculo como en Impress, el «PowerPoint» de OOo. Eso no es todo, claro: KOffice 2.0 (aún en estado alpha) es otra de las apuestas del equipo de openSUSE, con lo que disponemos de dos suites de lo más potentes, y que apuestan, cómo no, por el estándar de documentos ODF.

En el apartado multimedia es interesante la apuesta por Banshee, un reproductor muy potente que no obstante no oculta el hecho de que la verdadera estrella en la reproducción de audio es, sin lugar a dudas, Amarok, cuya versión 2.0 está al caer. Para los formatos de vídeo disponemos de varias alternativas como Xine o Totem, las propuestas más clásicas en KDE y GNOME que ofrecen excelentes prestaciones.

Precisamente el apartado multimedia está muy cuidado gracias a la inclusión de PulseAudio, la nueva arquitectura de sonido que permite controlar los recursos de sonido de forma mucho más potente, pudiendo por ejemplo asignar distinto volumen a cada aplicación. Si quieres oir bajita la música del juego para poder jugar con lo que estás oyendo en Amarok, bastará con que controles el mezclador que ofrece PulseAudio para bajar el volumen de una aplicación y subir el de la otra. Este desarrollo también se usa en Hardy Heron, pero allí por ejemplo es necesario instalar el paquete padevchooser para poder acceder a las opciones avanzadas de control de PulseAudio que en openSUSE están perfectamente situadas en la barra de tareas, tanto en GNOME como en KDE.

En cuanto a Internet, contamos con todas las ventajas de KDE 4 y GNOME 2.22, pero además en openSUSE también han optado, curiosamente, por Firefox 3 beta 5 en lugar de esperar por una versión final y seguir mientras tanto con Firefox 2. Es una decisión de diseño que no compartimos, pero es evidente que sus responsables han valorado la estabilidad y estado actual de Firefox y han creído que era la opción más interesante. A partir de aquí podremos optar por otros navegadores como Konqueror, que aún cuenta con algún que otro problemilla, y por un sinfín de utilidades a la hora de conectarnos a redes de mensajería instantánea (Pidgin sigue siendo el rey), clientes de correo (Evolution es la clara referencia en GNOME mientras que KMail, parte de KDEPIM 4.1, lo es en KDE, con Thunderbird acompañándoles) y todo tipo de recursos y protocolos adicionales.

Conclusiones

La impresionante integración de KDE 4 en esta distribución de openSUSE es sin duda una de las grandes sorpresas de las que los usuarios podrán disfrutar, pero no será la única. Sus desarrolladores están teniendo ideas geniales en otros apartados como los que afectan a la instalación, la inclusión de GNOME 2.22 o la resolución de las dificultades con el gestor de paquetes, uno de los apartados que habían hecho perder galones en versiones anteriores. Así pues, nos encontramos ante una de las grandes protagonistas del mercado Linux en general, y de esta temporada primaveral en particular: de hecho, creemos que mientras que Ubuntu ha dado un paso atrás con características poco robustas en su reciente Ubuntu 8.04 LTS Hardy Heron, la propuesta de openSUSE está creciendo con muy buenos criterios, tal y como indica la inmensa lista de mejoras que se han incluido. Si todo lo que promete se cumple, puede que nos encontremos ante la mejor openSUSE de la historia.

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