A Fondo
Opera Software se rinde ante WebKit
La compañía noruega Opera Software es todo un clásico de Internet. Fundada en 1995 por Jon S. von Tetzchner y Geir Ivarsøy, fue conocida, primero, por su navegador web para PC, Opera, que hasta la fecha se ha mantenido como referencia tecnológica del sector, a pesar de no gozar nunca de una aceptación popular acorde con la calidad del producto. En el segmento móvil, sin embargo, los navegadores Opera -hay varios- sí han conseguido recoger los frutos de la actitud pionera de la firma.
Opera, el navegador web, es pequeño en el escritorio, pero grande en el móvil. Lo es por dos razones: fue uno de los primeros en dar el salto a los dispositivos de mano, cuando gran parte de la industria todavía no parecía comprender el futuro que estaba al caer. A ello hay que sumarle su carácter multiplataforma, con disponibilidad para diferentes sistemas operativos. En segundo lugar, los navegadores web Opera, tanto en el escritorio como en el móvil, disponen de una tecnología exclusiva llamada Opera Turbo: supone un gran ahorro de datos, por lo que es muy apreciada por los usuarios.
Con todo, la supremacía de Opera en el segmento móvil lleva amenazada desde hace bastante debido al empuje del motor de renderizado WebKit, el utilizado en el PC y móvil por Safari, Google Chrome y otros; en el móvil especialmente por el navegador web de Android, uno de los más utilizados del mundo. En resumen, aunque Opera en el móvil se ha batido en los últimos tiempos por el primer puesto contra ese navegador web sin nombre de Android, la cuota que ocupa el conglomerado que utiliza WebKit es insalvable para el desarrollo noruego.
La amplia cuota de WebKit tiene un efecto directo sobre la experiencia del internauta, y es que los desarrolladores web tienden a arrimarse al sol que más calienta, que desgraciadamente no es el de los estándares oficiales. Así, como pasó antes con Internet Explorer 6, muchos temen que la historia se repita ahora con WebKit, que se vuelva a romper la Web. Si bien admitir lo negativo de otro monopolio como el sufrido por Internet Explorer hasta no hace tantos años es de rigor, no lo es comparar ambos casos, pues hay una diferencia definitoria que lo cambia todo: WebKit es un desarrollo Open Source.
WebKit surge del código fuente de KHTML, motor de renderizado creado por el proyecto KDE para su navegador web Konqueror. Como software libre que es, Apple se pudo aprovechar de ello para, sobre su sólida base apegada a los estándares web, crear una modificación muy avanzada del mismo para su propio navegador, Safari. Por supuesto, Apple estaba obligada a liberar bajo las mismas condiciones el resultado de su trabajo, y así lo hizo. Años más tarde, Google hizo lo propio al desarrollar Chrome.
Ahora todo ha cambiado. Internet Explorer sigue siendo un gigante, pero es ignorado por los desarrolladores, que prefieren acogerse a los nuevos estándares que propone HTML5, aderezándolos, eso sí, con todas las propuestas que vienen de WebKit, tengan visos de llegar a ser un estándar o no. Un ejemplo claro nos los dio el lanzamiento de MEGA, el sucesor de Megaupload, cuyo uso se recomienda únicamente desde Chrome debido a sus capacidades de almacenamiento local HTML5 mediante el uso de FileSystem API, una tecnología que Google intenta impulsar como estándar HTML5, pero que ya ha sido rechazada, entre otros, por Microsoft, Apple y Opera.
En efecto, la madeja se va enredando conforme se rasca un poco la superficie. Pero volvemos con Opera. Después de conocer los hechos se comprende perfectamente que Opera haya sido siempre uno de los navegadores web «grandes» más afectado por el devenir de la tecnología web. Primero, porque todas las páginas se adaptaban a Internet Explorer; después, por lo mismo, con WebKit como antagonista. Porque, al margen de eso, Opera se ha considerado siempre como un navegador respetuoso para con los estándares que, no obstante, carece de la compatibilidad de su competencia, sea ésta Internet Explorer, Mozilla Firefox o Google Chrome.
Cuidado, porque no decimos que Opera no sea una gran pieza de software, toda una suite de Internet, rápida y segura. Pero basta con entrar en el blog oficial de Opera para comprobar el malestar entre muchos de sus usuarios más entusiastas, como basta con entrar en algunos de los sitios web más populares del mundo para darse cuenta de que el desempeño del navegador noruego no da la talla con la competencia citada, por muy rápido que cargue las páginas.
Así, hace unas semanas que se filtró una información que presagiaba cambios importantes: Opera Ice, un navegador basado en WebKit para dispositivos iOS y Android, que la compañía presentará en el Mobile World Congress 2013, que se celebrará la última semana de febrero en Barcelona. Antes de seguir cayendo donde más fuertes están, en el segmento móvil, han preferido abandonar su propio motor de renderizado, Presto, y seguir en liza con WebKit.
Ayer, Opera Software anunciaba un nuevo hito, 300 millones de usuarios, y un gran cambio a nivel técnico que parece haber sorprendido a mucha gente, cuando no debería haberlo hecho. Hablamos del abandono de Presto en favor de WebKit. Porque, si la compañía se va a arriesgar a dar el salto en su plaza fuerte, la movilidad, ¿por qué no iba a hacerlo en el escritorio, donde su cuota de uso sigue siendo residual después de tantos años? Se podría añadir otra pregunta: ¿por qué seguir invirtiendo en el desarrollo de Presto? A este respecto se ha llegado a leer -como opinión- que se podría liberar Presto como software Open Source, pero de nuevo el argumento del no es WebKit.
De hecho, Opera no solo adoptará WebKit, también hará lo propio con Chromium, la base de software libre sobre la que se construye Chrome, para así facilitar la integración en el nuevo Opera del motor JavaScript V8, otra pieza fundamental -también Open Source- de este puzzle, y uno de los orgullos del navegador de Google.
Recapitulando, Opera Software seguirá en la carrera, contribuyendo al desarrollo de WebKit y Chromium, y centrándose en mejorar las características propias que lo distingan del resto de oferta, pues al usuario común, por lo general, no le interesan demasiado los pormenores técnicos, sino su experiencia de uso. Aunque, conviene aclarar, desde Opera mantienen que la transición será progresiva y que, al menos de momento, Opera Mini, el navegador móvil más popular de la firma, seguirá en desarrollo.
Otra cosa es el impacto que la decisión tenga en la Web, pues la unión tecnológica de Opera, Safari y Google Chrome en torno a WebKit, deja solo dos contrincantes de peso en este campo: Internet Explorer y Firefox, ambos con sus respectivos motores de renderizado. Y aquí surge una pregunta que no deja de ser curiosa: ¿por qué los ingenieros de Apple se decantaron en su momento por KHTML en lugar de Gecko, el motor de Firefox, también Open Source? Fue una cuestión técnica. Simplemente, por aquel entonces, KHTML era superior (recordamos que Safari se lanzó en 2003, un año antes que Firefox, aunque Gecko, desarrollado por Netscape, ya estaba disponible).
Cerramos este artículo, pues, con muchos datos pero sin aclarar nada, y es que solo el tiempo le dará o no la razón a Opera Software ante la decisión tomada, así como solo el tiempo desvelará si el monopolio de un WebKit Open Source es dañino para Internet, o todo lo contrario. Es más, vamos a enredar la madeja un poco más con una información decisiva para el futuro de la compañía, casi como en esos programas televisivos que se guardan lo mejor para el final.
Al margen de los movimientos tecnológicos citados, Jon S. von Tetzchner, todavía al frente de Opera Software, ha vendido en las últimas fechas acciones de la compañía valoradas entre 24 y 27 millones de euros. ¿Por qué ahora? Lo único que se sabe es que, tras la venta, Tetzchner se queda con un 5,18% de participación, por debajo del 10% que antes poseía y perdiendo así la posibilidad de bloquear cualquier intento de compra de la empresa. Por ello ha resurgido un rumor del que apenas se leyó el año pasado: Facebook podría comprar Opera Software. Un rumor que, advertimos, tiene objeciones importantes, por lo que no debe tomarse en serio. De hecho, tampoco se ha sabido nunca la opinión de Tetzchner al respecto. En cualquier caso, lo importante de este hecho es el por qué ahora. ¿Desconfía Tetzchner de los cambios que le esperan a Opera; deja la puerta abierta a una compra; o es otra cosa?
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