Opinión
La telemedicina: mucho más que asistencia social
Holger Felgner, director general de Teamviewer.
A medida que los sistemas de Seguridad Social se centran cada vez más en la asistencia social, la telemedicina está adquiriendo más protagonismo. El uso efectivo de herramientas que hagan posible que patologías como la diabetes sean monitorizadas de forma remota, será clave para que cada vez más pacientes sean tratados en casa y dar apoyo al modelo de asistencia social.
En la actualidad, nos encontramos en todo el mundo inmersos en un debate en torno a la manera más rentable y eficiente de estructurar un servicio sanitario sobrecargado sin comprometer su calidad. Al tener que enfrentar año tras año a la reducción de costes, cada vez se vuelve más importante reestructurar los procesos, disminuir la duplicación de esfuerzos y, donde sea posible, mejorar la colaboración entre equipos multidisciplinares.
Además, los profesionales que trabajan en hospitales necesitan una mejor forma de compartir conocimiento y experiencia, independientemente de su localización geográfica. Necesitan ser capaces de ofrecer servicio y consejo a los pacientes de manera remota y crear una forma segura y efectiva de trabajar con el creciente número de proveedores de salud privados para asegurar la consistencia del servicio.
Debido a estas presiones, no sorprende que un número considerable de modelos e ideas de cuidado remoto estén siendo evaluados en la actualidad. No obstante, muchos de esos modelos funcionan gracias al control del paciente pidiéndole que agregue información, como los resultados de sus análisis de insulina o de presión arterial, lo que supone una inversión en tiempo e impone una responsabilidad al paciente.
Por ello, un número creciente de instituciones consiguen alcanzar estos objetivos mediante el uso de software de control remoto. La tecnología puede ser implementada de forma automática, tanto en el entorno del hospital como en la casa del paciente, sin problemas ni elevados gastos en tecnología y permite conectarse a un sistema informático remoto en tan solo unos segundos.
Un modelo probado
Ciertamente, en la actualidad hay muchos ejemplos que demuestran que la tele-asistencia hace posible la colaboración segura entre clínicas independientemente de la localización. Por ejemplo, imaginemos que requiere ayuda un compañero de otro hospital para interpretar una radiografía. Al tratarse de una imagen en alta resolución, en vez de reducir el tamaño del archivo y enviarla por mail, el otro doctor puede acceder de forma remota al ordenador del primero, y ver de manera segura los datos guardados por el hospital, evitando quebrantar la confidencialidad del paciente.
La telemedicina juega un papel importante a la hora de reducir el número de citas, algo que hay que tener muy en cuenta por aquellos con enfermedades crónicas o discapacidades. De esta forma, el doctor puede acceder a su ordenador y controlar todas las funciones del proceso de rehabilitación. Los beneficios para el hospital son significativos. Los especialistas pueden proporcionar cuidados médicos desde una localización lejana, minimizando así los pagos por horas extra e incrementando la rapidez de respuesta al paciente. Las rondas en los hospitales pueden transformarse sustituyendo la tradicional cartilla médica por un sistema de portapapeles que controle la ronda de visitas con tabletas habilitadas con sistema de acceso remoto.
En vez de tener a una enfermera preparando todos los documentos necesarios que el doctor debe llevar, o escribir notas y después pedir a una enfermera o a un interno que actualice el sistema, el doctor simplemente podría llevar una tableta. Desde esta puede conectarse al sistema instalado en su PC, visualizar todos los datos del paciente en pantalla y hacer los cambios necesarios. En otras palabras, solo es una persona haciendo el trabajo, y no hay necesidad de comprar, imprimir y tirar un montón de historiales médicos.
La clave para facilitar esta colaboración es contar con una tecnología segura de acceso remoto que permita a los individuos compartir sus pantallas, dar accesos a bases de datos, o utilizar la webcam para comprobar síntomas físicos y compartir análisis con colegas. No hay transferencia de datos del paciente, reforzando la seguridad y eliminando el riesgo de que el historial del paciente se disperse por diversos sitios. Combinado con un registro completo de las actividades, incluyendo la posibilidad de grabar las conversaciones si se desea, el hospital puede asegurar a cada paciente que la interacción y discusión son guardadas.
Sin duda alguna, la telemedicina puede transformar nuestras vidas. El reto es asegurar que no se perciba únicamente como una forma de monitorizar pacientes en casa sino como una oportunidad única y real para colaborar y ofrecer servicios innovadores a los pacientes de forma remota.
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