¿Por qué usamos el encriptado?

En la actualidad, el encriptado protege todos nuestros datos, tanto los que están en nuestros ordenadores,  los que están contenidos en los data centers y los que se transmiten a través de Internet. El cifrado protege nuestras conversaciones, textos, vídeos…

Es el salvoconducto para periodistas, defensores de derechos humanos o disidentes políticos que se encuentran perseguidos por sus gobiernos.  En definitiva, el encriptado protege nuestra privacidad  y nos mantiene en el  anonimato.

Ubicuidad y automatización, los requisitos indispensables

Según un artículo publicado en Securing Safe Spaces Online, el mejor trabajo de encriptado debe ser ubicuo y automático, es decir, que esté presente allá donde estén nuestros datos y durante todo el proceso de transmisión. Las dos formas de encriptación más usadas normalmente (las URLs https en el buscador y el auricular para llamadas de móvil), son las más comunes porque están presentes sin que el usuario las perciba.

Según este post de Securing Safe Spaces Online, el encriptado debe ser predeterminado, ya que si sólo lo usáramos cuando estamos trabajando con datos importantes, entonces el propio cifrado señalaría la importancia de esos datos. Por ejemplo, si solo los disidentes usan el encriptado en un país, las autoridades identificarían fácilmente el lugar donde se encuentra.

Hay muchos caminos para conseguir un encriptado erróneo, algunos que provocan serios problemas de seguridad cuyas consecuencia podemos ver cada día en los titulares de prensa. Esto sucede porque el encriptado no siempre puede proteger tu ordenador o teléfono de ser hackeados, ni  puede proteger algunos metadatos como las direcciones de correo, que precisan no estar encriptados para que el mail pueda ser entregado.

La tecnología más segura

Por todo esto, el encriptado es hoy en día, la tecnología de preservación de la privacidad más importante que existe, y uno de los principales problemas para las políticas de control que muchos gobiernos  intentar ejercer sobre la información de su población, así como para los  criminales que buscan víctimas vulnerables en la red.

Estos intentos de muchos gobiernos autoritarios como los de China o Rusia, pero también los de otros países democráticos como EEUU o Reino Unido por debilitar el encriptado en la red, deberían ser controlados por las compañías proveedoras de estos servicios. De no ser así, todas estas medidas de control solo traerán consigo un aumento de la inseguridad para todos los usuarios de Internet.