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Intel vuelve a la Ley de Moore

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Ley de Moore

No muchos podían imaginar, allá por abril de 1965, que el artículo publicado por Gordon E. Moore, uno de los cofundadores de Intel, se convertiría en una referencia que, 50 años después, sigue marcando la línea evolutiva de los chips producidos por la empresa. Hace sólo unos meses celebrábamos los cincuenta años de la Ley de Moore e Intel pretende seguir cumpliéndola a medio plazo.

Sin embargo, por primera vez desde el lanzamiento del i4004, Intel se ha trabado en los 14 nanómetros y ha roto con tick-tock, modelo con el cuál se producían dos generaciones de integrados con la misma escala (uno por año) y, cada dos años, se presentaba una nueva con un nuevo nivel de miniaturización. Sin embargo, pese a que en 2015 deberían haber llegado los primeros integrados de 10 nm, Intel presentó Kaby Lake, sucesor de Broadwell y Skylane, pero también de 14 nanómetros.

En ese momento empezaron a sonar todas las alarmas y, si hasta entonces el número de voces que habían alertado sobre el cercano final de la Ley de Moore era limitado, en un momento casi todo el mundo cambió «cercano» por «inminente». Lo siguiente, claro, fue empezar a buscar alternativas al silicio, con las que fuera posible retomar el postulado que ha definido la evolución de los procesadores durante medio siglo. Nanotubos, grafeno, nitruro de galio… hay muchos laboratorios trabajando, a día de hoy, para encontrar el mejor sustituto al semiconductor más famoso de todos los tiempos.

Sin embargo, y pese a que esas investigaciones todavía se tienen que enfrentar a multitud de desafíos, el vicepresidente del grupo de Tecnología y Producción de Intel, Bill Holt, ha afirmado que con los 10 nm volverán a la Ley de Moore. Según publica Computerworld, el directivo ha reconocido que la complejidad de mantener ese ritmo crece sustancialmente con cada salto de escala, y lo mismo ocurre con los costes asociados: si en 2011 Intel calculaba una inversión de 104.000 millones de dólares en diez años para cumplir ese roadmap, en 2015 la estimación ha subido hasta los 270.000 millones.

Pero parece que el gigante de los integrados está dispuesto a afrontar gastos y dificultades ya que, en palabras de Holt –Aunque ha sido más difícil y nos ha llevado más tiempo del que nos habría gustado (en referencia a los problemas que han impedido que los 10 nanómetros llegaran tras Broadwell y Skylane), a largo plazo no vemos que se vaya a producir ninguna diferencia entre lo que hemos sido capaces de lograr en el pasado y lo que esperamos lograr en el futuro–. Y estas intenciones se materializarán, en principio, en 2017, cuando Cannonlake, el primer chip de 10 nanómetros de Intel, esté listo para empezar a ser distribuido.

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