A Fondo
¿Te fías de los datos que registran las pulseras inteligentes?
Una cuestión que más de uno se pregunta a raíz del boom de estos dispositivos y que podría ser contestada después de que la famosa marca de pulseras inteligentes, Fitbit, se esté enfrentando a una nueva demanda a causa de sus productos. El pasado verano la empresa Jawbone la llevó por tercera vez ante los tribunales acusándole de infringir patentes por las buenas. El año anterior también habían acusado a Fitbit por diversas irritaciones de piel y alergias causadas por el material con el que fabricaban sus pulseras. Casi 10.000 afectados obligaron entonces a la compañía a retirar el producto. Ahora un nuevo problema vuelve a poner en entredicho el nombre de la empresa, y es que según acusan múltiples usuarios, sus mediciones del ritmo cardíaco no serían todo lo precisas que deberían ser.
Según publica Businesswire, la demanda habla de publicidad engañosa, ya que el producto pone el acento en la precisión del registro de las pulsaciones cardíacas, cuando al parecer es justamente lo contrario. Según han declarado algunos de los demandantes, no sólo el registro del ritmo cardíaco es impreciso y erróneo, sino que cuando se comunicaron con la compañía para informarles del fallo, se negaron a devolverles el dinero.
Los abogados de los demandantes han ido un paso más allá, y consideran que la presunta ineficacia de la pulsera Fitbit es «peligrosa», ya que hay personas con problemas cardíacos que confían en la precisión del pulsómetro para controlar su ritmo cardíaco y prevenir problemas mayores. A esto se añade que, dado que es la empresa la que asegura en su estrategia de ventas la exactitud de su producto, las personas que han pagado por ello se ven perjudicados económica y personalmente, pero también respecto al control de su salud.
Por su parte, Fitbit se ha amparado tras una cláusula de arbitraje con algunas cláusulas «oscuras». En ellas se hace una distinción entre los usuarios que compraron la pulsera en los sitios web de Fitbit y los que la compraron a través de otros puntos de venta, y admiten que a menos que la pulsera se registre en la web de Fitbit esta no puede funcionar correctamente. En cualquier caso, los abogados de los demandantes consideran que se trata de una práctica abusiva y desleal, que no habla nada bien de las políticas empresariales de la compañía.
Dado que pulseras como la comercializada por Fitbit están teniendo un gran auge dentro del mercado de consumo, precisamente por su oferta de controles y registros que ayuden a mejorar aspectos de la actividad física de las personas vinculadas al bienestar y la salud, son cada vez más los elementos tecnológicos que se incorporan para hacerlos más atractivos al consumidor. Con las últimas mejoras la compañía aseguraba haber resuelto algunas de las imprecisiones, añadiendo leds y sensores para detectar cambios de volumen en la sangre, así como algoritmos para interpretar los datos recogidos. Claro que, según los demandantes, ninguna de estas mejoras hace que el producto cumpla lo prometido.
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