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Ciberseguridad: ¿sabías que estamos en guerra?

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Guerra

Hace un par de días decidí que era suficiente, ya llevaba cinco años actualizando el sistema operativo de mi ordenador (es un Mac) con nuevas versiones. Había llegado el momento de llevar a cabo una instalación limpia del sistema. Así que, con mucho cuidado, hice una copia de seguridad de todos mis archivos, me aseguré de tener todas las aplicaciones con las que trabajo habitualmente, descargué El Capitán y me entregué a un proceso purificador. Todo fue bien y, sólo un par de horas después, ya estaba utilizando el ordenador como siempre.

Sin embargo, hasta esta misma mañana no me he acordado de instalar un antivirus. Sí, has leído bien, un antivirus en un Mac (otro día te contaré hasta qué punto es ridícula y peligrosa esa actitud de –Tengo un Mac, no necesito antivirus–). Lo he instalado y, ahora sí, ya estoy en disposición de enfrentarme a Internet con cierta seguridad. Aún puedo encontrarme fotos de gatitos tristes o, lo que es peor aún, de payasos y de mimos con gatitos tristes, soy consciente de ello. Pero  sí que me siento más tranquilo y protegido frente a otras amenazas.

Tan seguro me sentía que me he dicho «vamos a dar un ojo a las principales amenazas de seguridad de estos días» y la verdad es que, tras cinco minutos, he vuelto a sentirme bastante inseguro. ¿La razón? La cantidad de ataques que, a cada momento, se están lanzando a través de Internet. Hace ya dos o tres años empezaron a proliferar los mapas en los que se muestra, en tiempo real, una representación gráfica de los ataques que se están llevando a cabo en cada momento.

Para tal fin, los servicios toman los datos de varios tipos de sensores. Por ejemplo, empresas de seguridad como Kaspersky o Fortinet tienen sus propios mapas, para los que emplean los datos recopilados por sus propias soluciones de seguridad. Puedes verlos aquí el de Kaspesky y aquí el de Fortinet.  Otras empresas relacionadas con Internet, como Akamai y Google (en colaboración con Arbor Networks) también ofrecen sus propios mapas, que puedes ver aquí y aquí. Y uno que me gusta particularmente es el de Norse que, además del mapa, muestra un ranking de los países más atacados, así como de las principales fuentes de dichos ataques. Una especie de ranking mundial de malvados.

Estas herramientas, además de invitar a ponernos un casco todas las mañanas nada más salir de la cama, nos recuerdan que las amenazas de seguridad, a las que hasta hace poco llamábamos virus, hace mucho tiempo que dejaron de ser sólo eso. Los inocentes y hasta entrañables primeros virus (aún recuerdo la ilusión que me hizo mi primer Cookie Monster) han dejado paso a otros con aviesas intenciones, y la conexión global ha convertido esas pequeñas ínsulas independientes que eran cada uno de nuestros sistemas, en un complicado teatro de operaciones en el que, sin duda, la tendencia desplaza el foco de ataque desde el propio sistema a Internet.

Imagen: Oomoto

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