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¿Por qué los operadores móviles están en contra de Whatsapp?

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Whatsapp

Han pasado dos años desde el anuncio de que Facebook iba a comprar Whatsapp, la app de mensajería instantánea para smartphones más popular entonces y ahora. Aquella operación fue uno de los asuntos más comentados en la edición de 2014 del Mobile World Congress y, para la que se celebrará este año (recuerda que podrás saber todo lo que ocurra en la misma siguiendo MuyComputerPro y nuestra cuenta de Twitter), parece que el tema de conversación también va a estar relacionado con ambos nombres. Pero, en esta ocasión, con planteamientos un tanto más críticos.

Hace unos días te hablaba de la «cara B» de internet.org, y concretamente de cómo esta iniciativa amenazaba de manera directa a algo tan básico como la neutralidad de la red, un pilar que ha sido imprescindible para que Internet se haya desarrollado hasta llegar a su punto actual. Acabar con la simetría en el acceso a la información y los servicios de la red de redes es una sombra particularmente oscura que, con las reciente decisión del gobierno de India y las investigaciones abiertas por otros países, empieza a recalar de manera intensa sobre la empresa de Mark Zuckerberg. Pero no es el único frente que tiene abierto ahora y mismo y, quizá, ni siquiera el más preocupante. Y es que Bloomberg dedica hoy un artículo a la cada vez más tensa relación entre la red social y el servicio de mensajería instantánea por una parte, y los operadores de telefonía móvil por la otra.

El problema viene dado por un punto de vista, el de las operadoras que no es nuevo: las empresas que, como Whatsapp, ofrecen sus servicios a través de las infraestructuras que ellos proveen, sin pagar por ello. Ya escuchamos hace años al consejero delegado de Telefónica afirmar que no era justo que Google creciera en usuarios y volumen de negocio sin pagar a los responsables de las redes (a ellos), y parece que este planteamiento, pese a la mala respuesta que obtuvo en redes, sigue vigente y no sólo para la operadora española, sino también para otras. Así, su enfado viene dado porque servicios como la mensajería instantánea y las llamadas de voz sobre IP (servicios ambos que ofrecen Whatsapp y otras muchas empresas) está minando su modelo de negocio, especialmente en economías emergentes, donde gran parte de sus ingresos provienen precisamente de los servicios de voz (llamadas) y mensajes (SMS).

Y a lo que se acogen es a que, a diferencia de sus operaciones en los mercados nacionales, sujetos a múltiples (y en algunos casos económicamente costosas) regulaciones, los servicios basados en la conectividad a Internet disfrutan de un marco regulatoria prácticamente inexistente, pese a que, en principio, ofrece exactamente lo mismo que ellos. En ese contexto se encuadra la reciente acción judicial que bloqueó el acceso a Whatsapp durante 48 horas en Brasil. Aunque la causa bajo la cual se llevó a cabo esa operación permanece bajo secreto de sumario, se sabe que fue llevada a cabo de una instancia por parte del «lobby de las telecomunicaciones del país», es decir, una o varia de las operadoras con operaciones en el país carioca.

Y es posible que esto no sea más que el principio, al menos en dichos países. La gran diferencia con respecto a las regiones más desarrolladas es que, en estas, el modelo de negocio de las operadoras se centra más en el tráfico de datos, donde sí que sacan partido de dicho cambio en el paradigma de las comunicaciones. En España, por ejemplo, las tarifas planas en llamadas nacionales y en mensajes de texto SMS que, sin embargo, sí que facturan al milímetro por el consumo de datos por encima de lo contratado, demuestran que el foco de las operadoras se centra en los datos. Ahora lo que habrá que ver es si trasladan rápidamente ese modelo a otros mercados o, por el contrario, se mantienen en la línea de intentar evitar esa competencia desleal que denuncian en los servicios online. Lo más probable es que sea un poco de cada, pues a estas alturas parece que intentar evitar los «nuevos» servicios online es como ponerle puertas al campo. Pero, por otra parte, no sería la primera vez que vemos intentos por parte de empresas de hacer algo así.

 

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