A Fondo
¿Cómo serán los aviones del futuro?
A no ser que seas un aficionado a la aeronáutica, si te pregunto en qué año realizó su primer vuelo el Boeing 737 es bastante probable que no lo sepas. Y que te sorprendas al averiguarlo: 1967. Sí, el veterano low-mid range (corto y medio alcance) de Boeing pronto cumplirá el medio siglo. Ojo, eso no quiere decir que, por ejemplo, toda la flota de Ryanair emplee aviones que van a cumplir medio siglo, al contrario, el fabricante norteamericano no ha dejado, en todos estos años, de trabajar en la evolución de una de las aeronaves más exitosas de la aviación comercial. Y tanto es así que hace sólo unas semanas, el 29 de enero de 2016, se llevó a cabo el primer vuelo de prueba del Boeing 737 MAX, que está llamado, en sus distintas versiones, a reemplazar a modelos anteriores, y que ya contaba con más de 3.000 unidades pedidas a finales del año pasado.
Sin embargo la competencia cada vez es más fiera, y el que antes era un mercado casi único de los fabricantes de Estados Unidos, ahora tiene al fabricante europeo Airbus como principal rival, amén de una incipiente industria aeronáutica china que también promete aportar emoción a este mercado. El consorcio europeo ya le arrancó a Boeing, hace unos años, el título de fabricante con el avión de pasajeros más grande. Hasta entonces el honor había recaído sobre el Boeing 747, pero hace alrededor de 10 años el Airbus 380 realizó su primer vuelo, relegando al veterano Jumbo a la segunda posición, y obligando a Boeing a replantearse sus planes de futuro y centrarse en su 787 Dreamliner.
El mercado aeronáutico es, para Estados Unidos, no sólo una cuestión de orgullo, sino también un importante elemento en lo referido a su producción industrial, por lo que hace ya unos años que saltaron las alarmas, empujando a muchos agentes a involucrarse de manera directa en el desarrollo de la misma, para poder plantar cara a la amenaza que viene tanto del Atlántico (Airbus) como del Pacífico (China). Uno de los grandes colaboradores que se han unido a dichas tareas es la agencia espacial estadounidense, la icónica NASA que, pese a que muchos piensan que sólo se dedica a la exploración espacial (y bastante poco los últimos años, gracias a los constantes recortes en su presupuesto), también trabaja en múltiples proyectos relacionados con todo lo que ocurre de la exosfera para abajo, y que acaba de someter a pruebas en el túnel de viento un prototipo a escala del que podría ser el Boeing 737 de 2035, según informa Cnet.
El modelo a escala, de algo más de un metro de longitud, y todavía sin ventanas y elementos adicionales en su superficie, sorprende por ser de ala alta arriostrada en montantes o, traducido a humano, que las alas salen de la parte superior (alta) del fuselaje, y que se apoyan en la parte media del mismo con unos planos que, visto su aspecto, parecen incrementar también la estabilidad de la aeronave que, eso sí, al menos en su diseño inicial carece de winglets (¿has visto que en muchos aviones comerciales las puntas de las alas terminan girando casi 90 grados hacia arriba?, pues eso es un winglet y sirve para dar más estabilidad y reducir el consumo de combustible). Y gran parte de la clave de este prototipo está, precisamente, en las alas, también bastante más largas de lo que es común: su envergadura (distancia entre las puntas de las alas) es de más de 45 metros, frente a los 35 de un Boeing 737-600, 700, 800 y 900.
Dicha modificación en la estructura alar proporcionaría, según los datos calculados, así como los obtenidos en las primeras pruebas, mayor velocidad, menor consumo, una importante reducción en las emisiones, mayor estabilidad y vuelos más silenciosos. Concretamente, en lo relacionado con el consumo, Nateri Madavan, uno de los responsables del proyecto en la NASA afirma que esta nueva aeronave podría reducir el consumo en un 50% con respecto a un 737. ¿Emisiones? Descenderían hasta un 80% y su nivel de ruido se reduciría a una sexta parte del actual. Pero es en el factor de velocidad donde se puede producir la mayor sorpresa con este proyecto, y es que en una prueba realizada en el túnel de viento la semana pasada, el prototipo fue sometido a una velocidad superior a la del sonido (recuerda que ésta no es constante, para realizar cálculos se suele contar con la clásica 343 metros por segundo a 20 grados centígrados, con 50% de humedad y a nivel de mar) y, aunque eso todavía suena a ciencia ficción, parece que es uno de los objetivos del proyecto. De momento, con su configuración actual la aeronave sería capaz de volar a, aproximadamente, 3/4 partes de la velocidad del sonido, pero con la vista puesta en un próximo rediseño (de los muchos que todavía quedan) Madavan confía en ser capaz de desarrollar un 85% de la misma.
Esto, no obstante, no será un camino de rosas para el fabricante norteamericano, aunque cuente con apoyos tan notables como el de NASA para trabajar en el sucesor de su exitoso Boeing 737. Airbus también tiene muy clara la importancia de mejorar la eficiencia de sus aeronaves y, desde hace ya algún tiempo, todos los miembros de la familia Airbus A320 (A318, A319, A320 y A321) que son, precisamente, la principal competencia del 737, tiene ahora el apellido NEO (new engine option), una importante mejora en sus motorizaciones que hace que estos sean más eficientes y reduce hasta un 15% el consumo de combustible con respecto a sus predecesores. También han incorporado winglets (aunque Airbus los llama sharklets) y otra serie de mejoras encaminadas a que sus modelos sean cada vez más eficientes, y seguro que desde hace ya bastante tiempo que tienen claras cuáles serán las próximas evoluciones de su aeronave de bandera para los vuelos de corto y medio alcance.
Nos dirigimos hacia unos tiempos en los que cabe suponer que la demanda de transporte aéreo de pasajeros se incrementará, al igual que las exigencias en reducción de consumo, eficiencia y respeto al medio ambiente. Las industrias europea y estadounidense son hoy día los dos grandes titanes sobre los que se sostiene el mercado, pero China y, en cierta medida, también Japón, pretenden amenazar esa supremacía a medio plazo, por lo que todos los esfuerzos que realicen hoy Airbus, Boeing y todos los colaboradores de ambas servirán para que ambas sean más competitivas, mañana, con la competencia que está por llegar. Son, sin duda, tiempos muy interesantes para los aficionados a la aeronáutica, pues los años que están por venir prometen llegar cargados de sorpresas, innovaciones y cambios. Y yo, como aerotrastornado (aficionado a la aeronáutica pero sin vínculo profesional con ella), no dejo de dar palmas ante todo lo que está por venir.
Image: Stuart.mike
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