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First-person-view, la apuesta de la industria de los drones para 2016

Publicado el

Globo

Como bien recuerda hoy The Wall Street Journal, hace ya años que hablamos de un futuro en el que los drones nos traerán las compra a casa, atenderán urgencias médicas en cualquier momento y en cualquier lugar… tendrán, en fin, un enorme número de funciones pensadas para hacer nuestras vidas mejores y más cómodas. Sin embargo, al menos de momento, su principal función es entretenernos mientras los pilotamos y, de paso, obtener fotos y vídeos (en alta resolución, por supuesto) de nuestros paseos aéreos. Y es precisamente en ese campo, en el más desarrollado hasta el momento, donde un tipo de drone que hasta hace poco pasaba desapercibido, está ganando popularidad por momentos. Se trata de los first-person-view drones, es decir, los drones con vista en primera persona.

Pero, ¿en qué consiste esto exactamente? Por norma general los drones se controlan manteniéndolos dentro de tu rango visual, como se ha hecho tradicionalmente con todo tipo de dispositivos de radio-control (aviones, coches, helicópteros, etcétera) o, en modelos más modernos y equipados con cámara, viendo la imagen que captura el dispositivo en la pantalla de su smartphone o tablet, o en su propio mando de control a distancia. Sin embargo, los drones con vista en primera persona proponen una experiencia mucho más inmersiva: pilotar el dispositivo como si fueras a bordo del mismo. Y esto se consigue con el conjunto formado por las cámaras del drone y unas gafas en las que, lo que ves, es precisamente la imagen que está capturando el drone en ese momento. De esta manera, la experiencia es mucho más inmersiva, puesto que en todo momento lo único que ves es, exactamente, la vista frontal del drone.

Esos dispositivos se han popularizado en competiciones de drones, en los que los participantes deben recorrer un circuito, generalmente con obstáculos (túneles, banderas como en un slalom, etcétera), en los que la visión en primera persona da un mayor nivel de precisión a los pilotos, amén de hacer la experiencia mucho más divertida. No obstante, cada vez hay más fabricantes que están trasladado este sistema de control a los modelos de consumo para ocio, lo que contribuye a su popularización y, por ende, a una reducción en sus precios que los haga más asequibles para el gran público.

No obstante, más que los modelos «económicos» (alrededor de 400 euros), el verdadero éxito de los drones con vista en primera persona vendrá, sin duda, cuando los fabricantes de modelos «normales» incorporen en los mismos la posibilidad de controlarlos con este sistema. Un buen ejemplo de ello es Parrot, cuyo Skycontroller (un controlador para su Bebop 2) cuenta con un conector para este tipo de gafas. Y eso es sólo el (previsible) principio, que debería evolucionar hacia el uso de dispositivos como las gafas de realidad virtual de Samsung o el ingenioso Cardboard de Google. Es decir, cuando el usuario no tenga que adquirir, por separado, unas gafas exclusivas para este uso, sino que pueda emplear otros dispositivos de propósito general de los que ya dispone.

Depende, claro, de que sean los propios fabricantes los que adopten estas tecnologías en vez de usar sistemas propietarios que ofrecen poca o nula compatibilidad con los dones de otros fabricantes. Si dan ese paso (y esperemos que lo hagan) es probable que en poco tiempo todos podamos pilotar un drone como si estuviéramos sentados en su cabina. Y suena muy divertido.

Imagen: Brooklyn Museum

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