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El DNI cumple 72 años en un viaje hacia la digitalización
Un día como hoy pero en 1944, en plena postguerra, el gobierno de Franco (por iniciativa suya) puso en marcha un sistema con el que identificar, de manera inequívoca, a cada ciudadano español. La idea era emplear, para tal fin, una tarjeta con los datos de filiación y un número único. Para obtener dicha acreditación era necesario que los datos que figuraban en el mismo fueran anotados en un registro, donde quedaban asociados al número correspondiente a cada ciudadano. Así nacía el Documento Nacional de Identidad, al que casi todos llamamos por su nombre corto (carné de identidad) o aún más corto (el carné). Aún tardó varios años en comenzar a expedirse, en 1951, año en que se emitió el primero que, no podía ser de otra manera, fue el del dictador al que, por supuesto, le correspondió el número 1 (Carmen Polo, su esposa, recibió el número 2).
Mucho ha llovido desde entonces y, aunque aunque sus primeros 62 años (hasta 2006) sus cambios fueron únicamente estéticos, salvo por la inclusión de la letra del NIF (Número de Identificación Fiscal), que hasta entonces se obtenía en una tarjeta que había que solicitar en las administraciones de Hacienda, fue a partir de ese año cuando se produjo el gran cambio en el documento que, durante ya tantos años, nos había acompañado siempre que salíamos a la calle.
El primer gran cambio llegó con el denominado DNI 2.0, también llamado DNIe, un desarrollo llevado a cabo por Indra, Telefónica, Software AG y Safelayer. Su gran novedad fue la incorporación de un chip (modeloST19WL34 con 32 Kb de capacidad) en el que se almacenaban varios certificados electrónicos (de identidad, de firma y de la entidad emisora) con sus respectivas claves (Diffie-Hellman), plantilla de la huella dactilar (que había desaparecido en el diseño anterior), fotografía del titular, imagen de su firma y copia digital de los datos que figuraban en el propio documento (nombre y apellidos, fecha de nacimiento, dirección, etcétera). No incluía información de otro tipo relacionada con su titular y, para garantizar su seguridad, se almacenaba cifrada, y para acceder a ella era imprescindible emplear un PIN facilitado por la propia entidad emisora al obtener el documento.
Gracias a dicho documento, en conjunción con los lectores de DNI electrónico para ordenador, se eliminó la necesidad de emplear un certificado electrónico para realizar determinados trámites con las administraciones públicas a través de la red, lo que contribuyó de manera decisiva al despegue de la administración digital. Seguía siendo necesario, no obstante, un certificado de clase 2 para otras operaciones, si bien es cierto que también se ha facilitado mucho su obtención, sumada al hecho de que es posible renovarlo online.
No obstante, según datos de BBVA, pese a que el porcentaje de población que dispone de DNI 2.0 es muy alto, tan sólo un 17% de la población lo ha empleado en alguna ocasión. Esto viene provocado, para muchos, por no disponer precisamente de un lector de DNIe, un dispositivo que pese a resultar bastante económico (se pueden encontrar modelos por alrededor de 5 euros) no ha llegado a muchos hogares, que lo consideran un gasto innecesario, ya que sigue siendo posible utilizar los «clásicos» sistemas de claves para realizar las mismas operaciones.
Y pasados nueve años desde la implantación del DNI 2.0, empezaron a expedirse (en Lérida, concretamente) las primeras unidades de la nueva evolución del Documento Nacional de Identidad, el DNI 3.0, que desde finales del pasado 2015 ya se emite en todos los centros en los que se puede obtener y renovar dicho documento, la primera gran evolución del DNIe.
Aunque incorpora algunas novedades a nivel estético (la fotografía ahora es algo más grande) y cuenta con mejoras en los sistemas de seguridad visuales, la gran innovación en el plano tecnológico es que cuenta con tecnología NFC, por lo que ya no es necesario contar con dispositivos específicos (lectores de DNI electrónico) para poder acceder a su información. En su lugar, basta con contar con un dispositivo compatible con dicha tecnología, que se ha popularizado bastante los últimos años. Aquí residirá, seguramente, la diferencia con respecto a su predecesor que hará que sus funciones electrónicas sean más empleadas que hasta ahora.
Además, una de las grandes novedades con la que, según el Ministerio del Interior, contará próximamente, es la posibilidad de incluir en el mismo tanto el carné de conducir como la tarjeta sanitaria. De esta manera ya no será necesario llevar encima los tres documentos al salir de casa, puesto que el DNI 3.0 valdrá por los tres. Otro aspecto muy, muy importante, es que ha sido diseñado pensando en los riesgos de los menores en Internet, razón por la cual será de uso obligatorio en espacios de la red especialmente diseñados para menores, precisamente con el fin de evitar que haya adultos que puedan acceder a los mismos haciéndose pasar por menores.
Puedes encontrar más información sobre el DNI 3.0 en nuestro canal de TV, o accediendo directamente al vídeo sobre el mismo.
Imagen: Delcampe
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