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Ford estudia fabricar piezas de coches con impresoras 3D
Hasta hace poco tiempo, el desarrollo de la impresión 3D o, al menos lo más visible, se ha centrado en el desarrollo de sistemas domésticos o semi profesionales en los que se va fundiendo, poco a poco, el material con el que se va componiendo la pieza que se ha diseñado previamente. Sin embargo, las posibilidades de este campo son mucho más amplias, y la última muestra de ello es el interés mostrado por Ford en diversas técnicas de impresión 3D, y por la posibilidad de emplear algún sistema de los existentes para la producción de algunas piezas para su coche.
Y el último paso al respecto lo ha dado de la mano de Carbon3D, una startup que ha recibido financiación por parte de Alphabet, y cuyo sistema de impresión ha interesado al fabricante de motor.
A diferencia de los modelos más comunes, en los que la impresión se va confeccionando capa a capa, un proceso que lleva bastante tiempo y que genera impresiones no tan resistentes como cabría desear, la impresora de Carbon3D funciona proyectando un haz de luz continuo en un depósito lleno de una resina especial en estado líquido. La aplicación de la luz se va encargando de solidificar parte de la misma (de dentro hacia fuera modificando la longitud de onda), por lo que al terminar solo hay que retirar la resina líquida que queda y el modelo 3D ya estará impreso. Las dos principales ventajas que aporta este sistema de impresión son la rapidez, muy superior a la que funciona por capas, y que el objeto resultante es un bloque compacto, no una enorme sucesión de capas que, aunque pegadas entre sí, no suman para generar una mayor resistencia estructural.
El proyecto de Ford, que este año distribuirá algunos centenares de estas impresoras por sus factorías, es probar su eficiencia en comparación con los sistemas empleados actualmente para la producción de determinado tipo de piezas. De momento es impensable sustituir el clásico sistema de moldes, pero sí que tiene todo el sentido contar con una tecnología así para producir algunos componentes para los que, hasta el momento, se recurre a sistemas de producción más «manuales», y todos aquellos para los que no resulta rentable crear una cadena de producción propia. Y es que en esos casos, los 40 minutos por impresión de Carbon3D frente a las más de 12 horas que emplea una impresora 3D «capa a capa» pueden compensar, sin duda, los 40.000 dólares que cuesta el leasing anual de una Carbon.
Imagen: Carbon3D
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