Opinión
La Administración desde dentro: qué es la Calidad en un producto tecnológico
¿Cuál es el mantra que acompaña a todo buen gestor tecnológico? Desarrollar productos de calidad. Los procesos involucrados en un ciclo de vida de un proyecto TIC son tan complejos que, en las últimas décadas, se ha visto la necesidad de introducir «la Calidad» en su visión más amplia. Cuando hablamos de implantar la Función Calidad no nos estamos refiriendo a que, hasta la fecha de su adopción, se desarrollaran productos de mala calidad. Se trata más bien de introducir en el desarrollo de un producto una serie de hitos, herramientas, métricas… que permitan alcanzar los requisitos que el cliente ha pedido al gestor tecnológico. En definitiva, la calidad es un buen aliado para la búsqueda de la satisfacción del cliente y mejorar su experiencia de usuario.
¿Cómo podemos medir y evaluar la calidad del software?
Existen un número muy elevado de modelos en este sentido. Uno de los más destacables es el modelo de McCall. Este distingue tres características que se dividen en factores, criterios y métricas. El primer grupo son las características operacionales formadas por:
- Corrección: el programa hace lo que debe.
- Fiabilidad: el sistema responde satisfactoriamente frente a un imprevisto.
- Eficiencia: uso óptimo de recursos.
- Usabilidad: el sistema es fácil de usar.
- Integridad: se tiene control de accesos para que no se pueda manipular por quien no debe.
El segundo grupo de características son las que tienen que ver con la revisión. Aquí se encuentran:
- Mantenimiento sencillo del sistema.
- Extensibilidad: el programa puede ser ampliado en funcionalidad sin demasiada complejidad.
- Facilidad de prueba para poder asegurar que hace lo que debe.
Finalmente, se encuentran las características de transición que hacen referencia a:
- Portabilidad: facilidad para que un programa pueda ejecutarse en otro entorno tecnológico.
- Reusabilidad: capacidad para que un programa pueda ser aprovechado total o parcialmente en otro sistema.
- Interoperabilidad: capacidad para que un sistema de información pueda entenderse con otro mediante, por ejemplo, la adopción de estándares abiertos, protocolos comunes de interconexión, etc.
Además del modelo de McCall, existen muchas normas internacionales de calidad, entre las que se encuentran la familia de las normas ISO/IEC 25000. Podemos observar en su portal web oficial:
La calidad del producto, junto con la calidad del proceso, es uno de los aspectos más importantes actualmente en el desarrollo de Software. Relacionada con la calidad del producto, recientemente ha aparecido la familia de normas ISO/IEC 25000, que proporciona una guía para el uso de la nueva serie de estándares internacionales llamada Requisitos y Evaluación de Calidad de Productos de Software (SQuaRE – System and Software Quality Requirements and Evaluation).
ISO/IEC 25000 constituye una serie de normas basadas en ISO/IEC 9126 y en ISO/IEC 14598 cuyo objetivo principal es guiar el desarrollo de los productos de software mediante la especificación de requisitos y evaluación de características de calidad
Dentro de esta familia, se destacan tres normas: El modelo de calidad del producto definido por la ISO/IEC 25010; el modelo de Calidad de Producto de Datos definido por el estándar ISO/IEC 25012 y la ISO/IEC 25040, que define el proceso para llevar a cabo la evaluación del producto software. Esta última aporta una visión global de la evaluación de la calidad donde especifica cinco actividades esenciales:
Ilustración 1- Fuente: Portal ISO25000.
Hoy en día apenas nadie discute las bondades de adoptar un sistema general de Calidad en todo proceso tecnológico. La pregunta que debemos hacernos es ¿qué grado de implantación es el adecuado? No existe una respuesta general ya que dependerá de varios factores concretos de la organización: su grado de madurez, la formación previa de sus recursos humanos, la implicación de la dirección (fundamental, ya que la resistencia al cambio necesitará de un impulso de la jerarquía más alta para desbloquear situaciones que, a buen seguro, surgirán)…
Sin embargo, sí que hay un límite de implantación, a saber: ¿el coste de aplicar los procesos y métricas de calidad es superior al beneficio que la organización obtendrá a medio o largo plazo? ¿Qué criterio seguir para determinar dicho límite? Desafortunadamente, aquí no vale la máxima aristotélica de que “virtud está en el justo medio” ya que cada organización deberá de delimitar el suyo. El rigor técnico y la sensatez serán buenos aliados en esta empresa.
Javier González. Ingeniero en informática (UCM). Máster en Filosofía Teórica y Práctica con especialidad en lógica, historia y filosofía de la ciencia (UNED). Funcionario por oposición al Cuerpo de Gestión de Sistemas e Informática de la Administración del Estado. Jefe de servicio en la División de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones del Ministerio de Justicia. Autor del libro “ÉTICA DIGITAL” y del blog “Ética y Administración”. Twitter: @Etica_Admon. Facebook: Ética y Administración.
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