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Discos SSD versus discos duros: pros y contras

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Uno de los elementos más habituales y preciados de un ordenador, el disco duro, está a punto de experimentar una auténtica revolución 60 años después de su nacimiento: su sustitución por discos SSD, más pequeños y rápidos. Este tipo de unidades está cada vez más presente en los dispositivos porque utilizan chips de memoria flash para almacenar la información, lo que les permite integrarse en dispositivos como smartphones, unidades de almacenamiento externo, sticks de memoria y tarjetas de memoria para cámaras. Un disco duro convencional, por su tecnología, dimensiones y funcionamiento, no tiene cabida en ellos.

Hace ya tiempo que las unidades SSD no son ajenas a los ordenadores, puesto que llevan varios años presentes en las máquinas más rápidas. Eso sí, con algunos inconvenientes: su precio es más elevado que el de un disco duro tradicional, y su capacidad es todavía menor. Aún así, cada vez ganan más terreno, y este año ya se calcula que estarán presentes en el 33% de los equipos vendidos; no obstante, se calcula que en 2018, los ordenadores vendidos con estas unidades de almacenamiento serán superior a los que se comercialicen con un disco duro convencional: un 56% frente a un 44%, según apuntan los analistas de la firma TrendForce que recoge Cnet.

A pesar de que los discos SSD son mucho más rápidos que los convencionales (hasta diez veces más), lo que permite a los equipos que los integran encender más rápido, así como almacenar y acceder a la información con más velocidad, las unidades convencionales todavía ofrecen muchas ventajas con respecto a ellos. Al menos por ahora, tienen más capacidad y son más baratos. Aproximadamente, una unidad SSD cuesta ocho veces más que un disco duro de la misma capacidad. Por eso, las empresas siguen comprando cientos de discos duros para operaciones como copias de seguridad o almacenamiento de imágenes, y los discos duros están todavía muy lejos de ser algo del pasado.

No obstante, la tecnología empleada en la fabricación de discos SSD va evolucionando de cara a reducir sus costes de fabricación, para lo que se trabaja en aumentar el espacio de almacenamiento que tienen disponible en una misma superficie, esto es, su densidad. A mayor densidad, menores costes de fabricación y, por tanto, unidades más baratas.

Poco a poco se va consiguiendo, lo que redunda en un mayor atractivo no solo para los fabricantes de los ordenadores que los quieren integrar, sino también para los consumidores, que ven cómo los equipos con discos SSD reducen su precio y aumentar en cuanto a variedad de modelos. Pero, como hemos mencionado, será un proceso largo, que aunque sí hará que las unidades SSD incrementen

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