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El imparable ‘boom’ de la nube

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A finales de la semana pasada, coincidieron las presentaciones de resultados de varios gigantes tecnológicos, Alphabet, Microsoft e Intel. Y, aunque son empresas independientes entre sí, y que incluso compiten entre ellas en algunos campos, hay un elemento en común en las cuentas de las tres que demuestran que lo que hasta hace poco tiempo era solo una revolución, ahora ya es un boom absolutamente imparable, y que promete seguir creciendo durante los próximos años. Hablamos, como recientemente ha destacado Bloomberg, de los servicios cloud y la eclosión de la nube.

Un ejemplo de ello son los resultados de Alphabet, el conglomerado empresarial de Google, Y es que, aunque sus números globales resultaron un tanto decepcionantes para analistas e inversores, los ingresos relacionados con el área de cloud crecieron un 62% el cuarto trimestre de 2016, alcanzando los 3.400 millones de dólares. Y esto es así a la espera de que se materialicen en nuevos centros de datos y una mayor fuerza comercial las inversiones anunciadas hace ya algún tiempo. A este respecto, resulta más que evidente la influencia que tuvo el nombramiento de Diane Green como máxima responsable del área de cloud en Google. Desde su llegada, la compañía por fin ha trazado un plan claro para la división de negocio dedicada a estos servicios, que incluso ha reformulado como nube 2.0. Así, está claro que el futuro de la compañía pasa por recuperar gran parte del terreno perdido frente a Microsoft y Amazon, que por ahora son los grandes líderes en este campo.

Microsoft, por su parte, lleva ya años realizando inversiones para abrir nuevos centros de datos, así como para ampliar su catálogo de productos con el fin de llegar a nuevos usuarios. Y, según las previsiones de Amy Hood, chief financial officer (CFO), esas inversiones van a empezar a ser especialmente rentables este mismo año, puesto que las inversiones efectuadas los años anteriores, especialmente en infraestructuras, están más que dimensionadas para un servicio adecuado a nuevos clientes, sin tener que hacer crecer su infraestructura cloud. Y buena parte del crecimiento previsto vendrá de la mano de las empresas que, tras analizar los distintos modelos existentes, decidan dar el salto a la nube pública (o híbrida), en lugar de mantener sus propias (y muy costosas) infraestructuras, en un modelo que no siempre es el más recomendable.

Intel, por su parte, recoge ahora los réditos de haber sabido ver la tendencia hacia la nube, y  haber centrado buena parte de sus actividades en el desarrollo de soluciones para los centros de datos que, acertadamente, previeron que proliferarían como las setas tras un día de lluvia. Así, hoy en día, y como ya pudimos ver la semana pasada en sus resultados, a día de hoy dependen en gran medida del buen funcionamiento del mercado de servidores, algo que no parece que vaya a cambiar a corto y medio plazo.

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