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Boeing empleará impresoras 3D para piezas del 787 Dreamliner

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Boeing 787 Dreamliner

No ha pasado tanto tiempo desde que las impresoras 3D empezaron a dejarse ver. Aún recuerdo cuando, en 2012, hace tan solo cinco años, pude probar un primer modelo que, en cuestión de pocas horas (no pocas), era capaz de crear una figura de, pongamos, unos diez-quince centímetros de alto. Y aún así era tan impresionante que, si bien no todo el proceso, sí que asistí embobado a buena parte del mismo. Sí, lo que estoy diciendo es que me pasé varias horas viendo como, poco a poco, se iba creando la figura. Todavía no ha pasado demasiado tiempo desde entonces y, en realidad, la mayoría de la población no ha visto uno de estos dispositivos en funcionamiento. Es más, todavía hay bastantes personas que ni siquiera terminan de entender cómo funcionan, pese a que lo que parecía con los primeros modelos, es que se trataba de una tecnología especialmente diseñada para usuarios particulares.

Los verdaderos avances, sin embargo, han llegado en lo relacionado con su desarrollo profesional, y es que cada poco tiempo sabemos de nuevos usos que resultan como mínimo sorprendentes, y en algunos casos directamente alucinantes. Por ejemplo, ya hay varios equipos científicos trabajando en sistemas de impresión 3D de tejidos y órganos humanos (ya en 2013 se obtuvo el primer riñón «impreso»). Y recientemente hemos podido ver en televisión una enorme impresora 3D diseñada para construir viviendas de adobe (barro), que permitiría crear rápidamente viviendas de bajo coste, que podrían emplearse en situaciones de emergencia de cualquier tipo. También algunas empresas de motor estudian instalar impresoras de este tipo en sus factorías, con el fin de emplearlas para imprimir determinado tipo de piezas opcionales, de las que no hay una gran demanda, y para las que no compensa crear una línea de producción específica.

Y hoy, según hemos sabido por Computerworld, Boeing es (por ahora) la última empresa en sumarse a esta tendencia. El gigante norteamericano de la aeronáutica ha anunciado que empleará cuatro impresoras 3D con el fin de fabricar determinadas piezas de titanio que se emplean en el ensamblaje del Boeing 787 Dreamliner, el más moderno de sus aviones de pasajeros, y del que produce una media de 144 unidades al año, dado el buen encaje que ha tenido este modelo entre las principales aerolíneas del mundo.

La principal razón por la que Boeing ha optado por este cambio es económica. Según el fabricante, el precio de construcción de cada aeronave se reducirá en, aproximadamente, 3 millones de dólares. Es decir, que con la media de producción que indicábamos anteriormente (144), hablaríamos de un ahorro de 432 millones de dólares, precisamente en la producción de una aeronave que, de mantenerse la situación actual del mercado, seguramente viva un incremento en la demanda en los próximos años.

Las piezas, que se encuentran en la parte posterior de la aeronave, cerca de la cola, han sido validadas por la FAA, la entidad federal estadounidense que vela por la seguridad en todo lo relacionado con la aeronáutica. Así, aunque es probable que las autoridades europeas y de otros países deseen llevar a cabo sus propios análisis, todo apunta a que estos serán superados sin problemas por el fabricante norteamericano y que, por lo tanto, los Dreamliners equipados con piezas creadas mediante este sistema podrán volar por todo el mundo sin ningún problema. Y esto es solo el principio, en realidad, ya que según afirma Norsk Titanium, su proveedor, ya están trabajando activamente para ampliar el tamaño de la colaboración, con el objetivo de alcanzar hasta las mil piezas por aeronave, algo que no solo se traduciría en un mayor recorte de gastos, sino también en un referente que, con toda seguridad, el resto de la industria observará muy de cerca.

 

Imagen: Dave Sizer

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