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Donald Trump cierra las puertas al talento internacional

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Si hay algo que no se puede negar sobre Donald Trump, es que parece completamente decidido a cumplir tantas de sus promesas electorales como le resulte posible. El último ejemplo de ello es que, en un movimiento más que esperado, el presidente de Estados Unidos finalmente ha estampado su firma en una orden ejecutiva destinada a endurecer las condiciones para la obtención de un visado H-1B, una vía empleada por muchas empresas tecnológicas estadounidenses para contratar extranjeros con los que mejorar su base de talento. La firma se produjo en un acto que se celebraba en una fábrica en Wisconsin (una fábrica 100% estadounidense, afirmaban).

Su eslogan de campaña, «America First», y que posteriormente se ha materializado en el más concreto “compra americano y contrata americano”, van claramente en la línea que defiende que, por cualificados que sean los profesionales que llegan desde otros países, éstos no están haciendo otra cosa que robarle el trabajo a los desempleados nacionales. El problema de este planeamiento es que, en realidad, gran parte de esa población desempleada no está cualificada para ese tipo de trabajos para los que las empresas recurren al visado H-1B. Por ejemplo, un movimiento de desempleados que ha tenido mucho peso en la campaña de Trump (y también en sus primeros actos tras llegar a la presidencia) es el de los mineros que han perdido el trabajo. Un perfil laboral que no encaja precisamente en lo que buscan las tecnológicas.

Este tema ya fue, en realidad, uno de los puntos calientes de la campaña electoral de las presidenciales de Estados Unidos el año pasado. A raíz de la polémica por unos despidos en Disney, el asunto llegó a la primera línea del debate político, con el Partido Demócrata defendiendo los visados H-1B y los intereses de la mayoría de Silicon Valley, mientras que éste ya expresaba su oposición a los planteamientos del entonces todavía candidato por el Partido Republicano. Ese fue, de hecho, el comienzo de la fría relación entre gran parte de los líderes de la industria tecnológica, que apostaban claramente por Hillary Clinton, y el ahora presidente de los Estados Unidos.

Aunque especialmente conocido en el entorno tecnológico, el visado H-1B no solo se emplea en este sector, también se aplica a profesionales de otros campos, como la medicina, la educación o el arte y, en todos los casos, es imprescindible contar con titulación universitaria para obtener esta autorización para residir y trabajar en el país. Curiosamente, casi como nota anecdótica, también se concede a modelos, y en ese caso no es necesaria la formación universitaria. Y es, precisamente, la vía que empleo Melania Trump para llegar a Estados Unidos a mitades de los 90.

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