Canadá y China suscriben un acuerdo de no ciberagresión mutua

El futuro de la guerra, cada vez está más claro, no pasa tanto por tropas, aviones, tanques, etcétera, como por la inteligencia y el uso de los sistemas TIC. La guerra digital, en la que los ciberataques entre países y grandes empresas es ya una realidad que, aunque subterránea, se libra a diario en Internet. Son múltiples los objetivos que se persiguen con la misma, desde la obtención de información clasificada o el sabotaje de sistemas críticos, hasta el espionaje industrial, en el que algunos estados se convierten en partícipes para apoyar, de esta manera, a sus industrias locales. Uno de los estados sobre los que más sospechas recaen al respecto es, sin duda, China, hasta el punto de que otros países como Estados Unidos, vetan a fabricantes chinos ante la más mínima sospecha de que puedan ser colaboradores con su gobierno.

Sin embargo, hay maneras y maneras de abordar estos problemas y, como cuenta hoy Merca2, parece que Canadá ha abordado el problema de una manera diametralmente opuesta a la empleada por otros muchos países, y ha suscrito un acuerdo de no agresión entre ambos países, por el cuál ambos países se comprometen a no efectuar cibertataques con fines comerciales, y en los que se puedan ver comprometidos datos privados. El acuerdo ha sido suscrito por las principales autoridades de ambos países, el primer ministro canadiense Justin Trudeau y el primer ministro chino Li Keqiang, tras una conversación telefónica mantenida entre ambos días antes, y en el contexto de un encuentro celebrado el 26 de junio entre ambos en el que se abordaron otros muchos asuntos.

El principal, dentro de los mismos, es la colaboración en la lucha antiterrorista, el incremento en la colaboración que se enmarca en su tratado bilateral de asistencia legal mutua en asuntos de delincuencia y, de manera conjunta, combatir el empleo de Internet como plataforma de proselitismo y captación de potenciales terroristas y colaboradores con este tipo de organizaciones, sean éstos del tipo que sean. De esta manera, se concluye el giro de 180 grados en las relaciones entre ambos países, que hace solo tres años se atacaban mutuamente con acusaciones de espionaje y ataques. La diplomacia, sumada a la templada actitud de Trudeau, han permitido devolver las relacionas bilaterales a un clima de entendimiento y colaboración entre ambos países.