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El canon digital podría llegar a las impresoras 3D

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Desde que se abriera al gran público, la impresión 3D ha demostrado ser un negocio al alza. Según la consultora Context, esta tecnología alcanzará en 2020 un valor de mercado de 16.000 millones de dólares. El Parlamento Europeo lo sabe y busca reglar la impresión 3D

La impresión 3D funciona de una forma muy particular, filosofía Creative Commons forma parte de su ADN. Cualquiera que desarrolle un diseño en 3D puede subirlo a plataformas como Thingverse y compartirlo con la comunidad al alcance de todos. De esta forma, si tienes una impresora 3D y rollo de plástico, puedes hacer prácticamente cualquier cosa sin tener conocimientos de diseño.

El problema viene cuando estas «cosas» tienen derechos. Puede que hayas impreso una figura de Mickey para tu hijo o porque te gustaría pintarla, pero al tener derechos de imagen, el Parlamento Europeo entiende que deberías pagar algo más que la impresora, el plástico y la luz.

Pero además en la creación 3D encontramos una complicación más, no solo se trata de imprimir objetos decorativos, por supuesto podemos imprimir objetos funcionales o incluso piezas que mejoren o rectifiquen a otras creaciones. De esta forma, aludiendo también a la seguridad de los diseños, el Parlamento Europeo aduce lo siguiente:

«Considera que es obvia la necesidad de tener cuidado en el sector de la impresión en 3D, en particular en lo que se refiere a la calidad de los productos impresos y a los riesgos que estos pueden presentar para los usuarios o consumidores, y que sería conveniente considerar la inclusión de los medios de identificación y trazabilidad para garantizar la trazabilidad de los productos, así como facilitar la valoración de su uso ulterior con fines comerciales y no comerciales; considera que una estrecha colaboración entre los titulares de los derechos y los fabricantes 3D a la hora de desarrollar tales medios sería muy positiva; considera que esto permitiría garantizar la trazabilidad de los objetos creados y limitar la falsificación.»

Esta situación podría desembocar en un canon para las impresoras 3D, para que de esta forma se compense por las futuras réplicas o modificaciones a aquellas empresas que tienen sus derechos. Por ejemplo, Disney.

«Es necesario reforzar la concienciación pública sobre la protección de la propiedad intelectual en el ámbito de la impresión 3D, tanto en casos de incumplimiento de los derechos de autor como de incumplimiento de los derechos de diseño industrial, marcas y patentes

El problema de este tipo de «concienciaciones» es que se da por hecho de que los usuarios van a utilizar su impresora para lucrarse con ella y suelen derivar en un impuesto que paga el usuario, que tan solo la utiliza para su propio entretenimiento.

Imagen principal: Photo by NeONBRAND on Unsplash

En el mundo de la tecnología por casualidad pero enormemente agradecida. Social Media Manager, Redacción, Organización y cualquier reto que se me proponga.

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