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Presiones en la OMC para fijar nuevas reglas de comercio electrónico
Un total de 76 Estados miembros de la OMC (Organización Mundial del Comercio) se han cansado de esperar al establecimiento de un acuerdo común que permita llevar a cabo el desarrollo de una nueva normativa de comercio electrónico.
La problemática que plantea el comercio electrónico radica en su propio crecimiento. Es un sector que ha vivido una evolución enorme durante los últimos años, y su impacto en las economías locales a nivel internacional ha sido enorme. Basta pensar en la cantidad de personas que han dejado de comprar en tiendas cercadas para adquirirlo todo en Amazon para entender las dimensiones de este problema, y eso que hemos puesto un ejemplo simplista.
Entre los 76 Estados que han decidido empezar a negociar un nuevo marco para fijar una nueva normativa internacional vinculada al comercio electrónico se encuentran Estados Unidos, China y Japón, y también los países miembros de la Unión Europea. De momento se encuentran en una etapa temprana, tanto que ni siquiera se ha completado la agenda que servirá de base para el desarrollo de las futuras negociaciones, pero es un primer paso importante, ya que servirá para dar forma a una regulación que definirá el futuro a corto y medio plazo del comercio electrónico.
En 2016 el valor total del comercio electrónico ascendió, según la Organización Mundial del Comercio, a 27,7 billones de dólares, una cifra impresionante que pone de relieve la importancia de este sector, y la necesidad de establecer nuevas reglas que estén mejor ajustadas a su desarrollo y a su posición actual.
El Director General de la OMC, Roberto Azevedo, dijo en su momento que era inaceptable que la organización no hubiera tenido una etapa de diálogo profundo sobre un fenómeno tan importante como el comercio electrónico, un fenómeno que, a su juicio, está actuando como uno de los mayores impulsores de la economía a nivel mundial. Los 76 Estados miembros que han decidido dar comienzo a las negociaciones están de acuerdo con Azevedo, y no les faltan motivos.
Resulta especialmente llamativo que China haya decidido sumarse a esta iniciativa, sobre todo teniendo en cuenta que se encuentra enfrascada en una guerra comercial con Estados Unidos, pero en el fondo es comprensible, ya que el resultado de las negociaciones puede afectar a las relaciones de sus gigantes con otros países en un sector clave para el desarrollo de la economía del país.
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