A Fondo
Apple Card: la fintech que quiere asustar a los bancos
«¿Cómo ves la posibilidad de que Amazon o Google entren en el negocio bancario? Fantástica. Nos encantaría. Creo que va a empujar un cambio en la mentalidad del cliente, que va a descurir que hay otras cosas ahí fuera». Esto es lo que nos decía Francisco Sierra, Head of European Markets de N26, hace poco más de un mes.
No ha habido que esperar demasiado. Como os contábamos hace unas horas, ha sido Apple, con el lanzamiento de Apple Card, la que ha dado el primer paso. La tecnológica se convertirá en los próximos meses, en una de las mayores fintech del mundo y aunque de momento tal vez por prudencia, aún no es un banco, cuesta pensar que en un futuro no lo será.
Pero vayamos por partes. ¿Qué es lo que ha lanzado exactamente Apple? De momento, una tarjeta de débito…que en realidad es mucho más. En primer lugar, porque es un servicio «a la Apple» con todo lo que ello implica: gran diseño y experiencia de usario e integración dentro de su ecosistema (Apple Pay, Touch ID, Apple Face ID, iTunes, Appstore).
En segundo lugar, porque sigue la línea trazada por muchas otras fintech, como la propia N26, Revolut, Monzo o la española Bnext: desglose inteligente de los distintos pagos, pagos geolocalizados, posibilidad de hacer presupuestos, etc.
Y en tercer lugar y tal vez más importante, dos características que les diferencian de la competencia: la devolución de un porcentaje de cada compra (1%, 2%, o 3% dependiendo del tipo de compra) y la promesa de respetar escrupulosamente la privacidad de sus usuarios.
En este sentido, la compañía ha prometido que todas las transacciones que se realicen con su tarjeta estarán encriptadas de extremo a extremo; que los datos de sus usuarios nunca serán cedidos a terceras empresas como input para acciones publicitarias y que en definitiva, los datos del cliente son del cliente y no de una futura campaña de marketing. Todo lo anterior, sumado a una oferta libre de comisiones, con las mismas condiciones a nivel internacional.
Sin iPhone no hay Apple Card
Apple Card tiene sin embargo algunos «peros». El principal, sin lugar a dudas es su dependencia del iPhone. Pese a que la multinacional tiene un portfolio de productos cada vez más diversificado, el iPhone es su «gallina de los huevos de oro» y quiere que siga siéndolo. Y es que aunque los clientes que así lo deseen podrán obtener una versión física de la tarjeta de débito de Apple, sí o sí tendrán que tener también un iPhone para poder operar.
En este sentido, es importante tener en cuenta que cada Apple Card estará ligada a un dispositivo único, que almacenará la información de la tarjeta en el elemento seguro del terminal (como ahorra ocurre con los pagos móviles). Esto quiere decir que incluso si fuésemos a pagar en una tienda con la tarjeta física, necesitaríamos llevar con nosotros ese iPhone que será en realidad, el que se encargue de verificar y procesar cada transacción.
No sólo eso. Cada vez que utilicemos la tarjeta, deberemos confirmar nuestra identidad utilizando Touch ID o Face ID. Dicho de otra forma, para utilizar el nuevo servicio de Apple necesitaremos contar como mínimo, con un iPhone 8.
El tiempo dirá si esto se convierte en una oportunidad (para vender más teléfono inteligentes, que en realidad es lo que Apple quiere) o en cambio, un pequeño-gran obstáculo que va a limitar su crecimiento. Y es que con smartphones en la barrera de los 1.000 euros, Apple Card se la juega.
¿Tenía que ser con Goldman Sachs?
Pero lo comentábamos antes. Con Apple Card los de Cuppertino, al menos de momento, han renunciado a convertirse en un banco. Y no sólo eso. Para el lanzamiento de su nuevo servicio financiero, se han aliado con uno de los «más odiados» de Wall Street: Goldman Sachs.
Sirva como refresco recordar el protagonismo que tuvieron los chicos de Goldman en la pasada crisis financiera. En 2011, el banco fue condenado a pagar una multa de más de 5.000 millones de dólares al ser encontrado responsable de vender activos ligados a hipotecas basura, para después adoptar posiciones bajistas contra esos mismos activos, lo que produjo un doble beneficio para el banco. Y aunque finalmente no se presentaron cargos penales contra sus directivos, quedó ampliamente demostrado que esta entidad financiera fue la principal responsable de llevar a miles de familias a la ruina.
Sin embargo, cuando ya han pasado los cantos de sirena que «amenazaban» con refundar el capitalismo, poco ha cambiado. En sus últimos resultados el banco ha registrado un crecimiento del 6,8% y sus accionistas han aplaudido un desempeño que ha superado las expectativas de los mercados. Lloyd Blankfein presidente y consejero delegado de Goldman Sachs durante la crisis de las subprime, sigue en el cargo.
¿Qué esperamos en el futuro de Apple Card? Aunque es pronto para hacer pronósticos certeros, no nos extrañaría que a medio plazo Apple Card fuese una herramienta para facilitar la financiación y compra en primer lugar, de productos de la propia Apple. Para ello tampoco necesitaría tener una licencia bancaria y podría apoyarse en cualquier entidad de crédito. ¿Y más adelante? Quién sabe. Pero lo que parece claro es que si Apple entra de lleno en el negocio bancario, no lo hará de una forma «tradicional».
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