Microsoft HoloLens: así es cómo Estados Unidos quiere ganar las próximas guerras

Desde su presentación hace más de dos años de la primera generación de HoloLens, Microsoft lo dejó claro: las de Microsoft, no van a ser una gafas para «jugar». Tanto por el precio (3.500 dólares) como el desarrollo que de momento ha experimentado de frameworks y aplicaciones, los de Redmond están haciendo lo posible por posicionar un producto llamado a cambiar nuestra forma de trabajar.

Y no solo en la oficina. Un reciente contrato firmado entre Microsoft y el ejército de los Estados Unidos, sienta las bases para que los futuros soldados americanos utilicen estas gafas de realidad aumentada en conflictos bélicos y operaciones especiales. Y aunque la firma de este contrato no ha estado exento de polémica (cientos de empleados de Microsoft han elevado su voz en forma de carta de protesta), lo cierto es que el ejército americano ya está empezando a trabajar con una versión especial de HoloLens, adaptada al desarrollo de operaciones sobre el terreno.

La noticia esta semana es que por primera vez un periodista (el reportero de la CNBC, Todd Haselton) ha tenido la oportunidad de comprobar en persona cómo son estas HoloLens de uso militar y de qué forma van a ayudar a los soldados a realizar mejor «su trabajo».

Gracias Hololens el soldado puede ver el plano del edificio en el que se encuentra

Un prototipo con mucho margen de mejora

Para su uso en el campo militar, Microsoft ha reducido el tamaño y el peso de las HoloLens originales, de modo que cada soldado pueda conectarlas a un pequeño equipo acoplado en su mochila. A pesar de ello, la intención de ejército americano es limitar aún más su «aparatosidad» y como le comentan al reportero de la CNBC, su idea es en menos de seis meses, desarrollar una nueva versión cuyo tamaño no sea demasiado diferente al de unas gafas de sol.

Esto, desde el punto de vista del hardware, que además debe mejorar por ejemplo en minimizar el peso y el tamaño de un backpack que puede llegar a dificultar el movimiento de los soldados, sin sacrificar su autonomía. Dicho lo cual, tal vez lo más interesante de este fork militar es cómo gracias a la realidad aumentada, la visión y la información disponible para cada soldado, se convierte en una experiencia muy similar a la de cualquier jugador que haya invertido horas en títulos como Call of Duty.

Y es que aunque el software aún tiene que madurar (de momento abundan los crash), Haselton se ha mostrado sorprendido por algunas de las aplicaciones prácticas que ya están en marcha. Por ejemplo, desde el visor el soldado puede acceder al mapa del edificio en el que se encuentra (además de a una vista aérea), cuenta con una brújula GPS que le muestra su posición en cada momento y es capaz de situar sobre el «mapa de la escena» en qué posición se encuentra cada uno de sus compañeros, proporcionando comunicaciones instantáneas entre los propios compañeros, como desde un cuadro de mando que pueda acceder a la visión en tiempo real de cada uno de los cascos.

HoloLens muestra su competencia además en visión nocturna. Al contrario que las «gafas tradicionales» que emiten un halo verde visible para el enemigo, las de Microsoft utilizan cámaras avanzadas que mejoran la visión en condiciones de oscuridad y que facilita enormemente la localización de todos los miembros que forman una unidad.

Por si esto fuera poco, en un futuro se espera que el visor del arma del soldado pueda «sincronizarse» con HoloLens, lo que aumentaría tremendamente la precisión de cada disparo, al saber en tiempo real y sin apenas margen de error a qué (o a quién) se está apuntando.

De momento, tanto Microsoft como el ejército de los Estados Unidos están desarrollando diversos proyectos piloto con el objetivo de que HoloLens encuentre a medio plazo, un hueco propio en el equipamiento básico de cada soldado. ¿Cuándo ocurrirá esto? Aunque de momento no hay una fecha oficial, todo indica que como mínimo, habrá que esperar a 2023…si es que los movimiento anti-ejército que ha despertado en el seno de los de Redmond, no consigue que se cancele antes el contrato.