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Crecen las voces en contra de permitir que Google compre Fitbit
El pasado 1 de noviembre, Google anunció su intención de comprar el fabricante de wearables Fitbit, una operación en la que invertirá 2.100 millones de dólares. Si todo va bien, la operación se cerrará en los próximos meses, pero las voces surgidas en contra de que se autorice la operación, cada vez más numerosas, amenazan con dificultar la adquisición a los de Mountain View.
Las primeras voces en contra de la operación ya se escucharon a las pocas horas de hacerse público el acuerdo. En principio, según Reuters, los reguladores encargados de examinar la operación no tendrán muchas razones para oponerse a ella, pero eso no implica que se lo vayan a poner fácil. Sobre todo porque hay un grupo de legisladores que están en contra de Google, y que apuestan por examinar con lupa el acuerdo. No es que esto implique que lo vayan a tumbar, pero sí lo pondrán un poco más dificil.
Google ya está siendo investigada actualmente por el Departamento de Justicia, el Comité judicial de la Cámara de Representantes de Estados Unidos y por varias decenas de fiscales generales de diversos estados por, presuntamente, utilizar su inmenso poder de mercado para acabar con competidores más pequeños. Fitbit tampoco se ha quedado fuera de la polémica a lo largo de su historia, eso si.
En 2011 se descubrió que la actividad sexual de quienes usaban su pulsera cuantificadora estaban accesibles al público online. Además, el año pasado, los dispositivos de Fitbit fueron examinados después de que varios militares que habían conectado sus pulseras a la app de mapeado de fitness Strava sin darse cuenta sacaron a la luz las ubicaciones de bases en zonas de conflicto.
Fitbit ya ha asegurado que Google será transparente en el uso que haga de los datos personales que recopilen. La compañía ha asegurado que no venderán los datos personales de nadie a terceros, y que la información sobre salud y bienestar que atesoran no se utilizarán para segmentar publicidad de Google.
Google cuenta con ingentes cantidades de datos que emplea para gestionar su publicidad. Desde lo que la gente lee online a lo que ven en YouTube, pasando por donde van utilizando Google Maps. Con la compra de Fitbit, la compañía tendría información sobre el estado de los usuarios de sus wearables de todo tipo: desde cómo duermen por la noche hasta cuándo y dónde hacen ejercicio.
Por eso, aunque hay quien está seguro de que eliminarían esta y otra información similar de los datos con los que trabajan, hay quien no lo tiene tan claro. Es el caso de la congresista Pramila Jayapa, una demócrata de Washington, que ha destacado que «Google y muchas de otras grandes tecnológicas están creando grandes imperios de información sobre los consumidores a través de cientos de compras que a menudo no se examinan, y mucho menos se les ponen trabas«.
También hay activistas que luchan en favor de la privacidad que han expresado su disconformidad con esta operación. Jeff Cheste, Director del Centro para la democracia digital, ha destacado que «la salud es la principal mina de oro. Es extremadamente preocupante, es un gran movimiento hacia nuestras partes más íntimas y personales«.
En los últimos días no han dejado de crecer las voces en contra de la operación. Y hay quien está intentando tomar medidas para intentar bloquearla. En concreto, según Associated Press, un grupo de nueve grupos de privacidad, justicia social y consumo están pidiendo al gobierno de Estados Unidos que la bloquee, debido a que están preocupadas tanto por su posición de monopolio como por la privacidad.
Así lo han pedido por carta a la Comisión Federal de Comercio, en la que también señalan que el acuerdo consolidaría el dominio de Google en diversos servicios de Internet. Entre ellos están las búsquedas, la publicidad y los sistemas operativos de los smartphones. Además, les preocupa lo que Google puede añadir a sus bases de datos con información de los consumidores. Sobre todo les preocupa la información sobre salud, ya que Google ha contratado varios directivos de la rama sanitaria, lo que apunta a un futuro negocio de datos relacionados con la salud.
Una de las entidades que ha pedido que se paralice la compra de Fitbit por parte de Google es Epic (Electronic Privacy Information Center), cuyo Presidente, Marc Rotenberg, ha manifestado que creen que no debería autorizarse la compra. «En primer lugar, Fitibit reune datos personales sensibles que no deberían transferirse a terceros. En segundo, no hay motivos para confiar en las garantías que ofrece Google sobre protección de la privacidad. Tercero, la innovación sale de la competencia, no de las compras. Si Google quiere vender un dispositivo de fitness, debería dedicar su experiencia y recursos a desarrollar un producto mejor que Fitbit«.
Además, la organización también asegura que están preparados para tomar «las medidas que sean necesarias para asegurar la protección de la privacidad de los consumidores. Esperamos trabajar con otros que están preocupado por la creciente concentración de servicios de consumo entre los gigantes tecnológicos«.
La preocupación ha saltado también al otro lado del charco, y ha calado en Reino Unido, donde según The Guardian, el laborista Tom Watson ha escrito al regulador de la competencia pidiendo que se detenga la compra de Fitbit por parte de Google, la menos hasta que finalice una investigación más amplia sobre prácticas anticompetitivas en el sector tecnológico.
Así, Watson ha escrito a la CMA (Autoridad de mercados y competencia) para pedir la detención de la operación, manifestando sobre Google y otras compañías que estas «guardan y recopilan una cantidad de datos sin precedentes sobre sus usuarios, que monetizan a través de microtargeting y publicidad para hacerse con ingentes beneficios y poder. Mientras, los gigantes digitales siguen sin asumir responsabilidades y sin regulación, además de verse a sí mismos por encima de la ley«.
Watson también apunta que «esto no es un acuerdo de negocios, es una apropiación de datos, y debería preocuparnos a todos. Cualquier propuesta de este tipo debería ser objeto del escrutinio más riguroso posible, y la CMA debería investigarlos a fondo. Si la compra sigue adelante, Google podría tener información de cómo dormimos, cuando nos movemos, lo que comemos, y también sobre nuestra respiración y latidos. Estos datos no podrían ser mas sensible, pero dado el modelo de negocio de Google, todos podrían utilizarse en micro-targeting, publicidad e incluso en modificación del comportamiento. El riesgo para los consumidores es significativo«.
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