Twitter nombra a Patrick Pichette como nuevo presidente, amenazando el papel de Dorsey como CEO

Aires de cambio en Twitter. Por primera vez en su historia un outsider presidirá su junta directiva. Es el caso de Patrick Pichette, antiguo CFO de Google y que tras haber ocupado la posición de director independiente en Twitter desde principios de 2018, pasa a sentarse en uno de los puestos de máxima responsabilidad.

No es un movimiento más. El nombramiento de Pichette se encuadra en esa guerra soterrada que desde hace meses enfrenta a Jack Dorsey, fundador y CEO de la empresa, con buena parte de la junta directiva. Baste recordar que hace solo tres meses, Elliot Management, un de los fondos de inversión con más peso en la compañía trató de forzar la dimisión del propio Dorsey, para poner en su lugar una cara nueva que fuese capaz de levantar el precio de las acciones.

Al final la sangre no llegó al río y en la junta se llegó a una suerte de entendimiento: @jack seguiría por el momento manteniendo su posición como CEO y a cambio, serían inversores como Elliot Management los que se encararían de nombrar a los nuevos miembros de la junta.

Patrick Pichette sustituye así a Omid Kordestani en el cargo, que mantendrá sin embargo su papel como director independiente de la compañía. Del nuevo directivo la junta de accionistas espera que juegue un papel decisivo en la gestión financiera de la compañía, sobre todo si se tiene en cuenta que las acciones de Twitter han caído en más de un 12% en el último año.

Lo cierto es que las redes sociales atraviesan un momento delicado. Hace unos días y a raíz de la decisión de Twitter de señalar como engañosos algunos de sus mensajes, Donald Trump firmaba una orden ejecutiva contra estas plataformas, llegando a amenazar con cerrarlas en un futuro.

A su vez, ayer os contábamos cómo cientos de empleados de Facebook han comenzado a protestar públicamente contra la «neutralidad» que ha mostrado la compañía en relación a las recientes manifestaciones de Trump.

De hecho, Marck Zuckerberg se ha visto obligado a adelantar su reunión semanal de Q&A con sus empleados; una reunión en la que ha vuelto a manifestar que aunque no comparte los mensajes del presidente de Estados Unidos, se enmarcan bajo el principio de la libertad de expresión.