A Fondo
El futuro de los centros de datos es submarino
Si un centro de datos puede albergarse en un viejo búnker de la Segunda Guerra Mundial, en el centro de una antigua capilla o en lo más profundo de una mina, puede perfectamente situarse a cientos de metros de profundidad bajo el agua…¿verdad?
Porque esto es precisamente lo que acaban de hacer los chicos de Microsoft. Tras pasar durante los últimos dos años bajo el mar que rodea las Islas Órcadas (norte de Escocia), los de Redmond acaban de recuperar hace unos días su “Nothern Isles” un centro de datos autónomo y submarino, compuesto por nada menos que 12 racks y 15 metros de longitud.
El centro de datos forma parte de la última fase de su «Project Natick”una iniciativa con la que quiere analizar la viabilidad de instalar centros de datos submarinos frente a las principales ciudades costeras del mundo, en lugar de construir grandes instalaciones que, a juicio de la multinacional, tienen un impacto medioambiental mayor.
Debajo del mar…
No es la primera vez que la compañía decide experimentar con estos centros de datos “acuáticos”. El proyecto Natick arranca de hecho en 2016, cuando la compañía decidió sumergir un primer servidor al que bautizó como Leona Philpot. Dos años más tarde, comienza un experimento que tiene como objetivo analizar la viabilidad de hundir en el mar todo un centro de datos.
¿Pero cuáles son las ventajas de un centro de datos situado debajo del mar? Porque las desventajas por supuesto son obvias. Un centro de datos submarino no solo tiene que estar completamente sellado y aislado (adiós al personal “in situ”), sino que además tiene que tener la absoluta garantía que no va a fallar, porque los costes de mantenimiento se disparan.
Pero por otro lado, lo que parece una desventaja también puede convertirse en una ventaja potencial: al estar completamente sellado y ser inaccesible, no hay nadie que deambule por su interior, que se pueda “tropezar” con un cable, acceder a información confidencial o introducir “caos” de cualquier otra manera. Dicho de otra forma: si funciona, la seguridad en los accesos es extrema.
La otra ventaja es mucho más obvia: estos centros de datos se ahorran por completo los gastos de refrigeración, por no hablar de los costes que supone alquilar los terrenos y poner en marcha un CPD de “forma tradicional”. Finalmente, también resulta más sencillo utilizar economías de escala para “desplegar” estos centros de datos donde sea necesario. A final de cuentas, todo lo que tiene que hacer la compañía es construirlos y trasladarlos donde puedan resultar más necesarios en cada momento.
Dos años después
Construido por Naval Group (contratista de defensa y energías renovables marinas) y por Green Marine (empresa de ingeniería situada en estas islas), el centro de datos ha pasado los últimos dos años expuesto a corrientes submarinas de más de 15 km/h y olas que pueden llegar a superar los 20 metros.
Para la recuperación de la instalación se han empleado robots y cabrestantes situados entre los pontones de una barcaza. Una vez en tierra, los investigadores han observado cómo a lo largo de este tiempo, en el exterior del CPS se ha adherido una “capa de vida” formada por algas y percebes, además de enormes anémonas de mar.
Antes de abrirlo por completo, se han tomado muestras del aire interior del centro, para analizarlas en Redmond. En el proceso de sellado, el CPD se llenó de nitrógeno seco, con el objetivo de preservar los distintos componentes, protegiéndoles de posibles procesos de oxidación; el análisis de este aire deberá determinar de qué forma podría impactar en el equipamiento instalado a largo plazo.
En cuanto a los resultados, en Microsoft no podrían estar más satisfechos. Los servidores desplegados en el ”Nothern Isles” fallaron únicamente una octava parte de las veces que lo habrían hecho si hubiesen estado instalado en un centro de datos “terrestre”. Además de por la falta de contacto humano, desde la empresa se especula que esto también puede deberse a una atmósfera de nitrógeno presurizada que minimiza en extremo el “impacto natural y químico” sobre los componentes.
Alimentado con energías renovables (en este caso eólica y solar), proyectos como el de Microsoft muestran que existen interesantes oportunidades para la industria de los centros de datos para ser más sostenibles. No hay que olvidar sin embargo que pese a todo estamos hablando de un centro de datos de un tamaño bastante modesto y no está nada claro que los grandes centros de datos hiperescalares en los que se asientan las distintas regiones de Microsoft Azure puedan algún día adaptarse a este modelo.
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