A Fondo
Low-code y No-code, la llave para crear aplicaciones con pocos o nulos conocimientos de programación
Hasta no hace mucho, el desarrollo de aplicaciones y programas, e incluso de páginas web, estaba reservado a programadores con amplios conocimientos de programación. Pero de un tiempo a esta parte se están multiplicando las plataformas que permiten a empresas, organizaciones y particulares el desarrollo de aplicaciones de diverso nivel de complejidad con muy pocos conocimientos de programación, e incluso sin tener ni idea de programar. Son las plataformas Low-code y No-code, que apoyadas en la tendencia creciente denominada «citizen developer», o desarrollador civil, no paran de crecer.
A su popularidad creciente, sobre todo en el último año, han contribuido también la transformación digital en administraciones, entidades y empresas de todo tipo. También la necesidad de ofrecer soluciones con rapidez a clientes y partners ante los confinamientos y las medidas restrictivas en vigor todavía por la pandemia. Pero ¿de qué hablamos cuando hablamos de ellas exactamente?
Low-code vs No-code: parecidos y diferencias
Tanto las plataformas Low-code como las No-code, por tanto, ofrecen a todo el que necesite crear una aplicación la posibilidad de hacerlo de manera rápida y en la mayoría de ocasión bastante sencilla. Eso sí, de manera distinta. Las Low-code, que sí requieren ciertos conocimientos básicos de programación para su gestión y manejo, ofrecen para el desarrollo ciertos componentes de creación de elementos visuales. De esta manera reducen la cantidad de código necesario para desarrollar la aplicación, y como consecuencia, el tiempo que tardarán en estar listas. Un ejemplo muy cercano a muchos de este tipo de plataformas es WordPress.
Esto no quiere decir que el resultado vaya a ser simplón y limitado. Las aplicaciones creadas con plataformas low-code, sobre todo si quienes las manejan tienen nociones medias de programación, permiten generar aplicaciones de cierto nivel, personalizadas para la empresa o institución que las crea y de un nivel que en muchos casos no tienen mucho que envidiar a otras apps profesionales. Además, se pueden integrar en sistemas externos.
En cuanto a las plataformas No-Code, con ellas no es necesario tener ningún conocimiento de programación, las puede gestionar cualquier usuario. Con ellas se pueden desarrollar apps en un entorno completamente visual, generalmente mediante sistemas paso a paso que facilitan al máximo la creación de aplicaciones. Entre las más populares, aunque estén orientadas a juegos, están Minecraft y Roblox. Eso sí, en este caso, hay más inconvenientes que con las plataformas Low-code. Lo normal será que con ellas solo se puedan crear apps muy genéricas y sin personalizar, que respondan a ciertas acciones muy concretas.
Las plataformas de los dos tipos cuentan con varios elementos en común. El principal, que su entorno de desarrollo es habitualmente visual, basado en la mayoría de ocasiones en el sistema de «arrastrar y soltar». Al ser un sistema muy intuitivo, casi cualquiera que utilice un ordenador a nivel usuario habitualmente lo conoce.
Ambos tipos de plataforma ofrecen opciones de seguridad básica para la aplicación, como funciones de asignación de permisos, y también están preparadas para la generación de aplicaciones que se pueden adaptar a todo tipo de dispositivos móviles (en el caso de las Low-code, incluso desarrollarlas de forma nativa). Aparte de esto, son compatibles con actualizaciones del sistema y capaces incluso de evolucionar en tiempo real.
2020, año en el que las plataformas Low-code y No-code despegaron
Ante los confinamientos estrictos en muchos países, de los que vimos una primera oleada en invierno y primavera del año pasado, y ahora estamos en la segunda, las empresas y organismos oficiales han tenido que adaptarse a la nueva situación a marchas forzadas. Esto ha llevado a muchas a acelerar, o iniciar a trompicones, su transformación digital. En muchos casos necesitan proporcionar servicios en forma de herramientas software o web a sus usuarios y clientes. Sin tiempo para un desarrollo planificado y que se alargase en el tiempo.
Además, han tenido que hacerlo con personal que en ocasiones tenía poca o prácticamente nula idea de programación. Su salvación han sido estas plataformas, con las que con pocos conocimientos de código o directamente sin ellos podían poner en marcha apps y herramientas básicas para ofrecer servicios a sus clientes. Y hacerlo en un espacio de tiempo muy reducido. Algo crucial en una etapa en la que dejaron de prestarse servicios presenciales en muchos casos, unos servicios que seguían siendo necesarios. O que podían constituir la diferencia entre poder seguir trabajando con clientes y atenderles o no dar abasto y no poder hacerlo. Su versatilidad y las posibilidades que ofrecían han hecho que su uso crezca cada vez más, y con visos de seguir subiendo en 2021y más allá.
El futuro de estas plataformas
Las perspectivas para el desarrollo de software a través de estas plataformas son distintas en función de a quién preguntes. No todos creen que quien no tiene conocimientos de programación sea capaz de desarrollar software por muy fácil que se lo pongan. Esto en cuanto a las plataformas No-code. Con respecto a las Low-code, a pesar de las facilidades que ofrecen, hay quien cree también que si el desarrollo de software queda en manos de plataformas de este tipo complicará la dirección y la gestión de las empresas.
Afortunadamente para desarrolladores y entidades, parece que las voces que así opinan se van escuchando cada vez menos. Además, los proveedores y desarrolladores de estas plataformas han apostado por darles impulso, además de promocionándolas en entornos como empresas y organismos oficiales, aparte de entre profesionales de distintos sectores, y esforzarse en explicar mejor y con más detalle lo que ofrecen.
También lo están haciendo con los desarrolladores expertos, que pueden ver, sobre todo a las plataformas Low-code, como una herramienta que puede quitarles trabajo. Más bien al contrario, estas plataformas lo que hacen es despojar de complejidad el desarrollo, y dejar que se utilice el código solo cuando es necesario. Todos ganan con ellas: tanto las empresas, que pueden contar con las aplicaciones que necesitan antes, como los desarrolladores, que pueden generarlas en menos tiempo y de manera más sencilla. Eso sí, no en todos los casos son eficaces o pueden utilizarse.
Por ejemplo, las plataformas Low-code son perfectas para integrarse con plataformas de colaboración para incorporar a ellas apps de uso común y corriente, de gran valor para los empleados de una empresa, y hacerlo rápido y sin complicaciones. Además estas plataformas, y para algunos supuestos concretos también las No-code, permiten desarrollar herramientas que permitan automatizar tareas muy determinadas, e incluso únicas para una empresa u organización. Así se fomenta su productividad, se facilita el trabajo a los empleados y se consigue que tengan que emplear tiempo en temas tediosos para centrarse en lo importante.
Con estas plataformas, aunque en principio puedan parecer muy individualistas, se consigue precisamente lo contrario. Con ellas, puede participar en el desarrollo cualquier trabajador. Como además para desarrollar apps necesitará información de otros departamentos (ventas, finanzas, atención al cliente, logística, etc), tendrá que interactuar con ellos para conseguir la información necesaria para la app. Y recibir feedback de ellos cuando prueben la aplicación. Por tanto, no solo impulsa la comunicación entre departamentos y trabajadores, sino que la mejora.
En cualquier caso, parece que el futuro será brillante para las plataformas Low-code y No-code. Sobre todo en el caso de las primeras, que según un informe de Research And Markets, se prevé que para 2030 generen en total unos ingresos de 187.000 millones de dólares, frente a los 10.900 millones que generaban en 2019. Además, todo apunta a que en esta década avanzarán muy rápido: un 31,1% de crecimiento anual hasta 2030. Y las apps creadas casi sin programar de forma convencional pronto serán la mayoría: según apuntan desde Salesforce, en Gartner prevén que en 2024 el 65% del desarrollo se hará ya con una mínima intervención del desarrollador en cuanto a código.
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