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Adobe Creative Cloud y la polémica de la cancelación de las suscripciones de software
La publicación en Twitter de la tarifa de cancelación de una suscripción a Adobe Creative Cloud se ha vuelto viral y ha provocado duras críticas contra el especialista en software de creación.
Las suscripciones tienden a imponerse como método preferente en la distribución de todo tipo de contenido multimedia especialmente desde la explosión del streaming y hoy la mayoría del negocio de las industrias de la música o el vídeo se manejan de esa forma. Aunque tiene sus peculiaridades y no es tan sencillo como los dos anteriores, el sector del videojuego también está en camino de incorporarse por completo a este modelo.
El sector del software no escapa a esta ‘revolución’ y frente a la típica compra de la licencia bajo un pago único y generalmente para uso en local, en los últimos años hemos contemplado la llegada de suscripciones que bajo una cuota mensual o anual ofrecen acceso a las aplicaciones. El ejemplo más importante es el de Microsoft 365, un conjunto de software que suma las prestaciones de la versión en línea de la suite ofimática Office, almacenamiento en nube y otras herramientas. Ha sido todo un éxito y presume de decenas de millones de clientes, la mayoría empresariales.
Adobe Creative Cloud es una oferta similar, pero destinado al uso (por profesionales especialmente) de las aplicaciones (Photoshop, Illustrator, InDesign…) y servicios de edición gráfica e imágenes de la compañía. Generalmente las tarifas de suscripción suelen estar bastantes claras, pero algo ha ocurrido cuando un cliente ha expuesto su caso en Twitter y se ha viralizado al tener que abonar 291 dólares para poner fin a la suscripción a Creative Cloud.
Los usuarios de Twitter que han viralizado el caso han estado casi universalmente de acuerdo en las críticas a Adobe y algunos describen la tarifa de cancelación como «absurda» o «repugnante» y la comparan con ser rehén de la compañía. «Adobe me ha mantenido como rehén durante la mayor parte de un año en una prueba gratuita que se convirtió mágicamente en una suscripción de un año con una tarifa de cancelación increíble», dice otro de los mensajes.
Algunos usuarios argumentan que las «multas» de Adobe son tan severas que debería considerarse «moralmente correcto» piratear el software de la empresa como «venganza», mientras que otra parte de usuarios indica software alternativo a usar, la mayoría gratuito y alguno de código abierto.
¿El caso que nos ocupa es particular o general? ¿Hay algo por debajo que se nos escapa con los servicios de Adobe o con el de otros proveedores? ¿Es tan costoso cancelar este tipo de servicios? ¿Puedes cancelarlo cuando quieras o contrato obliga? Solo nos queda recomendar una lectura exhaustiva de los términos del servicio antes de contratar (incluida la letra pequeña) para no llevarnos sorpresas. Las suscripciones como distribución preferente de software han llegado para quedarse como en general para el acceso a cualquier contenido digital.
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