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Windows 11 ha desatado una enorme especulación: El precio de los chips TPM 2.0 ha subido

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Con el anuncio de Windows 11 se confirmó que, para poder actualizar a este sistema operativo, iba a ser necesario contar con un PC o portátil equipado con una solución TPM 2.0, aunque según la documentación interna de Microsoft, en la versión final bastará con un chip TPM 1.2, algo que la propia AMD ha corroborado.

El caso es que, aunque la mayoría de los equipos actuales cuentan con una solución TPM 2.0 (o fTPM 2.0), muchos PCs y portátiles relativamente antiguos, pero muy potentes y capaces, carecen de ese tipo de soluciones. En estos casos, por suerte, los usuarios tienen una alternativa que les evitará tener que cambiar por completo de plataforma, y que ya os comentamos recientemente en MuyComputer, comprar un módulo TPM 2.0 y conectarlo a la placa base.

Es, sin duda, una de las mejores opciones, ya que el coste de este tipo de chips es de unos 15-20 euros, y su instalación resulta muy sencilla. Solo tenemos que irnos a nuestra placa base, buscar el conector específico (los modelos de GIGABYTE, por ejemplo, utilizan uno de 12 pines) e insertarlo con cuidado. Una vez hecho, ya contaremos con una solución TPM 2.0 basada en hardware que nos permitirá actualizar a Windows 11.

El caso es que los especuladores han visto una oportunidad de hacer negocio, y se han lanzado a comprar chips TPM 2.0 en grandes cantidades para reducir el stock y aumentar el precio. Esos chips serán revendidos con un coste muy superior al original. Sin ir más lejos, al momento de escribir este artículo, ya estábamos viendo algunas unidades en eBay con precios de casi 100 dólares.

Las plataformas que incorporan fTPM no tendrán problema para transicionar a Windows 11, pero aquellos que necesiten comprar un chip dedicado puede que tengan que acabar lidiando con los especuladores. Ahora mismo, lo más recomendable es esperar, ya que los precios ya se han disparado, y cabe la posibilidad de que, al final, Microsoft decida eliminar este requisito, es decir, que se limite a mostrar un aviso de que no es recomendable actualizar si no contamos con TPM 2.0, pero que podamos completar el proceso de instalación sin problemas.

Muchos han cuestionado la decisión de Microsoft de introducir, en plena escasez de chips, el requisito de contar con TPM 1.2, o fTPM en su defecto, para poder actualizar a Windows 11. No ha sido una decisión acertada, yo también lo creo, pero salvo que Microsoft decida recular a última hora, no queda otra que resignarse a actualizar, o a seguir utilizando Windows 10, un sistema operativo que recibirá soporte hasta 2025.

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