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Fanáticos del fax se unen en Japón para evitar su eliminación de las oficinas
Los planes del Gobierno japonés para ir aboliendo el uso del fax como estándar para el envío de documentos, se han encontrado con la oposición inusitada de un grupo de funcionarios que quieren seguir usándolo.
La guerra contra las máquinas de fax es parte de un intento del primer ministro, Yoshihide Suga, de mejorar la eficiencia en ministerios y agencias del distrito Kasumigaseki de Tokio (centro neurálgico burocrático de Japón) mediante la adopción de la digitalización y el uso de medios como el correo electrónico para los procedimientos administrativos.
La medida permitiría a más personas trabajar desde casa, resolviendo la preocupación suscitada de que demasiadas personas iban a la oficina durante la pandemia del COVID-19 para enviar y recibir faxes. Aunque se harían excepciones para la respuesta a desastres, interacciones con el público y las empresas que tradicionalmente habían dependido de los faxes, cientos de oficinas gubernamentales organizaron una defensa en torno al fax asegurando que desterrarlos sería «imposible».
La reacción ha obligado al gobierno a abandonar su misión de convertir la burocracia en una operación exclusivamente digital, explican medios japoneses. Los miembros de la resistencia dijeron que tenían preocupaciones sobre la seguridad de la información confidencial y «ansiedad sobre el entorno de las comunicaciones» si, como había solicitado el gobierno, cambiaban exclusivamente al correo electrónico.
Los ministerios y agencias japonesas usan faxes cuando manejan información altamente confidencial, incluidos los procedimientos judiciales y el trabajo policial, y se teme que la comunicación exclusivamente en línea resulte en fallas de seguridad. «Aunque es posible que muchos ministerios y agencias hayan dejado de usar las máquinas de fax, no puedo decir con orgullo que hayamos logramos deshacernos de la mayoría de ellas», dijeron los responsables de este programa, fallido ante la defensa inusitada de una máquina obsoleta.
Ni eliminar los fax, ni los sellos hanko
Japón es un país muy especial y no le va resultar sencillo al primer ministro conseguir la digitalización pretendida en las administraciones del país. El año pasado, ordenó a los funcionarios que elaborasen planes para dejar de usar sellos hanko en los documentos, una tradición que había sido criticada como obsoleta y que requería una interacción cara a cara que corría el riesgo de propagar el Covid-19.
Hanko se utiliza ampliamente en Japón para firmar contratos, transacciones comerciales y varios procedimientos administrativos, incluida la inscripción en el programa nacional de pensiones. Se instó a los ministerios a poner fin a los requisitos de hanko para 785 tipos de procedimientos, o el 96% del total, incluidos las declaraciones de impuestos.
La medida tuvo la oposición de una parte de los políticos del país que los describieron como «un símbolo de Japón» y la mitad de los ejecutivos de la pequeña y mediana empresa dijeron en una encuesta que sería difícil eliminar estos sellos.
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