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Open Source, un ingrediente básico para el avance de la economía y la autonomía digital de la UE
La Comisión Europea ha elaborado un informe sobre el impacto que podrían tener el hardware y el software open source en la economía de la Unión Europea. El informe, titulado «El impacto del hardware y el software open source en la independencia tecnológica, competitividad e innovación en la economía de la UE», ha sido elaborado por el Fraunhofer ISI y OpenForum Europe por encargo de la Comisión Europea, y en él se asegura que los 1.000 millones de euros invertidos en software open source en 2018 por los gobiernos y empresas privadas de la UE han desembocado en un beneficio económico para la UE de entre 65.000 y 95.000 millones de euros.
Además, el informe asegura que si se incrementase un 10% la contribución a proyectos software de este tipo se generaría un aumento de entre un 0,6 y 0,9% del Producto interior bruto (PIB) de la región, además de posibilitar la creación de 600 startups de tecnología en la Unión Europea.
Pero no todo son buenas noticias, ya que deja patente que la capacidad institucional en cuanto a software open source en Europa es muchísimo menor que la escala de valor creado por él. Para contrarrestar esto, el informe ofrece varias recomendaciones sobre políticas públicas con las que ayudar a que florezcan los sectores del hardware y el software open source. Entre ellas está la implicación activa de la UE en una «transición hacia más apertura en su cultura política y de inversión«.
El informe apunta que una red financiada por la Comisión Europea de oficinas de programa open source (OSPOs) ayudarían a impulsar la capacidad institucional y a acelerar «el consumo, la creación y la aplicación de tecnologías abiertas«. Estas oficinas, en concreto, se encargan de aportar formalidad y orden a estos programas, y se han convertido en una parte muy importante de empresas que van desde las grandes tecnológicas como Google a startups respaldadas por capital inversor. Por otro lado, el informe recomienda que la UE desarrolle una política industrial open source, y que la incluya en sus principales redes de políticas, como ha hecho con el Green Deal europeo y la Ley sobre Inteligencia Artificial.
Los beneficios del software open source son múltiples, ya que la tecnología interactúa con todo, desde los servidores web y los coches hasta el control del tráfico aéreo. De hecho, mucho del crecimiento de la web en los últimos 30 años se debe a esta modalidad de software, ya que rebaja la barrera de entrada a sistemas y rebaja el coste de propiedad si se compara con alternativas de software propietarios. El software open source evita los bloqueos de fabricante, lo que mejora la independencia tecnológica, también conocida como autonomía digital, de las empresas.
La autonomía digital, básicamente, implica que una organización sea capaz de retener el control sobre su tecnología y datos, incluso cuando trabaje con empresas y proveedores de servicios externos. En la actualidad ya hay en el mercado numerosas plataformas open source que prometen exactamente eso: más flexibilidad para desplegar software como crean conveniente, manteniendo sus datos en local mediante el almacenamiento en su propia infraestructura. Con el software y el hardware open source se puede conseguir, y es lo que busca Europa en su camino hacia la soberanía digital.
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