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La escasez de componentes pasivos es ya una realidad
Llevamos tiempo hablando de la escasez de semiconductores que está viviendo la industria tecnológica, una realidad que no solo no da síntomas de mejora, sino que parece empeorar por momentos. Los últimos pronósticos apuntan a un 2022 bastante complicado en este sentido, y encima los problemas no dejan de crecer ya que, según fuentes taiwanesas, se está empezando a producir una escasez considerable de componentes pasivos.
Estoy seguro de que muchos de nuestros lectores sabrán qué son los componentes pasivos, pero para aquellos que no lo tengan claro os recordamos que se trata de piezas tan importantes como los condensadores, las resistencias, los inductores y otros elementos sin los cuales no sería posible fabricar una gran variedad de componentes, incluyendo desde tarjetas gráficas hasta placas base, entre otros.
El caso es que, debido a los cierres y las restricciones que se establecieron recientemente en Malasia e Indonesia como consecuencia de la COVID-19, la producción de componentes pasivos se redujo de forma notable durante los meses de julio y agosto. Esto afectó a gigantes del calibre de Chemi-Con, Nichicon y Rubycon, tres empresas que representan alrededor del 50% del mercado global de los condensadores que se utilizan en todo el mundo. Este dato es clave, ya que nos permite contextualizar mejor la información y entender el impacto real de esta escasez de componentes pasivos.
Si se cumplen las últimas previsiones, se espera una reducción en los envíos de condensadores de entre un 30 y un 60 por ciento. Esto, unido a la creciente demanda que vive el sector tecnológico, dará pie a una escasez que podría llegar a ser bastante grave. Los plazos de entrega de pedidos son un excelente «termómetro» de cómo está la situación, y no, no es buena, ya que estos han pasado de las cuatro a seis semanas a entre tres y seis meses.
Es evidente que esta situación tendrá otra consecuencia importante, y es que el precio de esos componentes se incrementará sustancialmente, lo que significa que el precio de numerosos productos tecnológicos podría correr esa misma suerte. No se espera que la situación mejore en lo que queda de año, así que la escasez y el aumento de precios será una constante, como mínimo, hasta cerrar 2021. Por lo que respecta a la evolución del sector de los componentes pasivos en 2022, está claro que todo dependerá de la evolución de esas restricciones impuestas en Malasia e Indonesia, pero las previsiones de momento no son buenas.
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