Pocos cambios en el Top-500 de supercomputadoras

La lista del Top-500 de Supercomputadoras que acaba de actualizarse nos deja pocos cambios en cuanto a los protagonistas de las máquinas de cómputo más poderosas del planeta.

El japonés Fugaku mantiene la primera posición obtenida en junio de 2020 con un puntaje de referencia HPL de 442 Pflops/segundo. Fabricado por Fujitsu, está instalado en el «RIKEN Center for Computational Science» de Japón y su base de hardware es responsabilidad de procesadores ARM construidos a medida y diseñados desde cero.

En precisión simple o más reducida, que se utiliza a menudo en el aprendizaje automático y en aplicaciones de inteligencia artificial, Fugaku tiene un rendimiento máximo por encima de 1000 PFlop / s (1 Exaflop / s). Como resultado, la supermáquina japonesa se presenta a menudo como la primera supercomputadora «Exascale».

Al no incluir elementos como GPUs, también destaca por su bajo consumo energético, lo que le sitúa en los primeros puestos del ranking que premia las supercomputadoras más sostenibles del planeta, el Green500.

Dos supercomputadoras construidas por IBM, el Summit (146 petaflops) instalada en el Laboratorio Nacional Oak Ridge (ORNL) del Departamento de Energía de EE.UU. y Sierra (94 petaflops) en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore en California, siguen en la segunda y tercera posición, confirmando la recuperación de Estados Unidos al frente de la supercomputación al menos en niveles de potencia. Ambas emplean CPU Power 9 y las GPU aceleradoras NVIDIA V100. Los nodos están conectados entre sí con una red EDR InfiniBand de doble carril Mellanox.

En el cuarto puesto y no muy lejos del tercer puesto, se sitúa el Sunway TaihuLight (93 petaflops), un sistema desarrollado por el Centro Nacional de Investigación de Ingeniería y Tecnología de Computadores de China e instalado en el Centro Nacional de Supercomputación. Diseñado y fabricado con procesadores de cosecha propia, fue toda una revolución porque llegó a encabezar el listado en 2017. Su potencia deriva de la friolera de 10 millones de núcleos del procesador SW26010, un RISC de 64 bits.

El Perlmutter basado en un HPE Cray, con procesadores AMD EPYC y 1536 nodos de la aceleradora NVIDIA A100, está en la quinta posición y es una de las supercomputadoras que más ha mejorado el rendimiento desde el último listado del Top-500 alcanzando 70,9 Pflop / s.

Selene, Tianhe-2A, el JUWELS (alemán y el más potente de los instalados en Europa) y el italiano HPC5, ocupan los siguientes puestos por niveles de rendimiento. El único sistema nuevo en el top-10 es el Voyager-EUS2, una máquina de Microsoft para Azure.

Top-500 de Supercomputadoras, otros aspectos destacados

China y EE. UU. dominan por número de supercomputadoras. China bajó de 186 sistemas a 173 y Estados Unidos aumentó de 123 máquinas a 150 en el top-500. En total, estos dos países representan casi dos tercios de las supercomputadoras del TOP500.

AMD sigue creciendo colocando sus procesadores EPYC en un mayor número de sistemas y en máquinas más potentes, mientras que Intel (aunque domina a gran distancia) sigue perdiendo terreno y no le ayudará el retraso de los nuevos procesadores Intel Xeon Scalable «Sapphire Rapids».

En cuanto a interconexiones de sistemas, Ethernet todavía dominaba en 240 máquinas, mientras que Infiniband representaba ya 180. Las interconexiones Ominpath ocuparon 40 sistemas, con 34 interconexiones personalizadas y solo 6 sistemas con redes propietarias.

Mención aparte merece Linux. Cuando apareció por primera vez este Top-500 en 1998, Linux ni existía. Hoy, el sistema libre o alguna de sus variantes, es usado por la totalidad de las máquinas más poderosas del planeta. Teniendo en cuenta que la mayoría de las supercomputadoras son máquinas de investigación diseñadas para tareas especializadas, los equipos de investigación pueden modificar y optimizar fácilmente el código abierto de Linux para sus diseños únicos. La baja cuota de mercado de Linux en escritorios informáticos de consumo no debe hacernos perder la perspectiva. Linux es imprescindible en la computación mundial.