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La invasión de Rusia en Ucrania y el contrabando de chips: Un problema muy serio
Tecnología y armamento son dos sectores que están cada vez más unidos. Estoy seguro de que esto no sorprenderá a la mayoría de nuestros lectores, pero entraña un problema importante, y es que países como Rusia han estado comprando chips de consumo para utilizarlos en la creación de armamento avanzado.
Puede que te preguntes dónde está el problema, y la explicación es muy sencilla, en que las empresas que venden esos chips saben que ese va a ser el uso que se les va a dar. Obviamente, Rusia no le dice a esas empresas que piensa usar sus chips para crear armamento avanzado porque sabe que, si lo hace, estas se van a negar a seguir suministrándole esos chips.
La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha vuelto a levantar la polémica sobre este tema, aunque la verdad es que no es algo nuevo. Por ejemplo, uno de los drones de vigilancia que utilizó Rusia hace años y que fue recuperado en 2016 utilizaba un chip de Marvell. Dicho chip tiene un coste de apenas 2 dólares, y fue vendido en masa en 2009 a un proveedor asiático, quien lo vendió a otra firma asiática que, al final, cerró sus puertas.
Esa cadena de proveedores, esos cambios de manos e incluso esos cierres de algunos de ellos hace que sea imposible hacer un seguimiento de dónde acaban los chips, y facilita que estos acaben teniendo un uso para el que no habían sido concebidos originalmente.
El ejemplo de Marvell es solo uno de tantos que confirman lo que hemos dicho, que los fabricantes de chips no tienen la capacidad de rastrear dónde terminan muchos de sus productos de gama baja, lo que podría obstaculizar la aplicación de nuevas sanciones estadounidenses diseñadas para detener la exportación de tecnología estadounidense a Rusia.
Los chips de gama alta y la tecnología más avanzada se comercializa de otra manera, lo que permite mantener un control más estricto sobre su distribución, pero con el equipamiento tecnológico de gama baja ocurre todo lo contrario, y esto es un problema, ya que facilita a países sancionados, como Rusia, el acceso a chips que son perfectamente viables para seguir fabricando armamento.
Siguiendo el ejemplo que hemos puesto, parte de esos drones no estaban armados en su momento, y ahora se están utilizando en una versión armada de forma directa en la guerra de ucrania. Otros tipos de armamento, incluyendo vehículos blindados, misiles guiados, helicópteros e incluso cazas de combate también necesitan chips, y parece que incluso las versiones más antiguas son suficientes. Esos chips «viejos» tienen además la ventaja de haber sido ampliamente probados, y de resultar más fiables,
El caso es que, al final, la invasión de Rusia a Ucrania ha vuelto a poner sobre la mesa este problema, esa especie de «tráfico de chips» menos avanzados a través de una cadena de distribución confusa que, al final, se acaba diluyendo como una cucharada de sal en el mal, y que resulta imposible de controlar. Los expertos dicen que es ahí donde es necesario actuar,y que se podrían utilizar diferentes herramientas técnicas para paliar este problema, como las claves de autenticación.
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