A Fondo
Las cinco mejores prácticas de Agile para un desarrollo de software eficaz
Agile nació hace ya dos décadas como una alternativa más para crear herramientas de software, aunque con el paso de los años se ha aplicado a muchos otros ámbitos debido a su enorme eficacia. Un método que, como su propio nombre indica, es sinónimo de agilidad y que pone como prioridad a las personas y las interacciones por delante incluso de los procesos y las herramientas.
La metodología Agile prioriza objetivos más pequeños y escalables con el tiempo que el lanzamiento de grandes productos. Además, su equipo evalúa periódicamente tanto tarea como procesos para la mejora tanto de productos como sus rendimientos.
En la actualidad, encontramos diferentes metodologías como Scrum, Lean, Extreme Programming (XP)… unificadas bajo el paraguas de Agile. Sin embargo, es importante tener en cuenta ciertas prácticas que ayudan a crear un desarrollo de software Agile eficaz y más competitivo.
Un cliente involucrado en cada etapa
En el desarrollo de software tradicional, el cliente prácticamente solo se implica en dos partes del proceso: al inicio, a la hora de recopilar información y poner ideas en común, y al final, cuando se prueba el producto.
Esto cambia con Agile, donde el cliente se involucra en todas y cada una de las etapas lo que garantiza que el producto final realmente satisfaga las necesidades del usuario final. También ayuda a que los desarrolladores pueden hacer ajustes durante el mismo proceso en vez de esperar al final.
Reuniones diarias
Las reuniones diarias son, por ejemplo, habituales en la metodología Scrum aunque otras metodologías de Agile emplean alguna que otra variación. Los controles diarios consisten en una breve reunión de no más de 15 minutos para que cada miembro del equipo pueda actualizar a todos los demás sobre en qué están trabajando ese día.
Una opción para fomentar la colaboración y la transparencia en el equipo, reducir la duplicación de trabajo y evitar problemas de comunicación. También ayuda a cumplir con el calendario de trabajo.
Una mayor comunicación en equipo
Uno de los objetivos de Agile es fomentar una comunicación más constante y productiva. Mejores prácticas de comunicación que han ido avanzando al mismo tiempo que lo ha hecho el trabajo híbrido y remoto. Sus desarrolladores siguen trabajando en ello pese a que el equipo se encuentre ubicado en varias zonas horarias.
Priorización de tareas
Decidir qué tareas completar y en qué orden es un aspecto esencial del desarrollo Agile. Hay muchos métodos diferentes para establecer estas prioridades como MoSCoW (Must-haves, Should-haves, Could-haves, Won’t-haves) y first-in/first-out. Lo ideal es elegir -o descartar- varios según las necesidades de cada proyecto.
Configuración de Sprint
Los sprints son períodos de tiempo limitado durante los cuales un equipo intenta completar un conjunto definido de tareas. Éstas se asignan en orden de la más importante a la menos importante, y cada miembro del equipo tiene un conjunto de responsabilidades alineadas con cada tarea.
Antes es importante identificar aquellas tareas que no se pueden realizar hasta que se complete otra tarea anterior para evitar cuellos de botella. Una vez que se completa el sprint, el equipo debe tener una reunión retrospectiva para identificar qué funcionó y qué no.
En definitiva, la metodología Agile ayuda a una mejor colaboración, reuniones eficientes, una comunicación más productiva, la priorización de tareas estratégicas y la estructuración de sprints.
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