VPNs: privacidad y seguridad contra la censura

No es la primera vez que os lo contamos. En los últimos años, el uso de VPNs se ha disparado de forma exponencial. Y hay varios motivos para ello. En primer lugar, porque la pandemia ha obligado a millones de personas a trabajar desde casa y, en ese caso, el uso de VPN se ha convertido en un requisito imprescindible para acceder a los sistemas de sus empresas y trabajar con seguridad.

Pero en segundo término, porque las VPNs se han convertido en una herramienta imprescindible para las personas que se preocupan por la privacidad y la seguridad de sus datos. En este sentido, la característica más destacada de este tipo de herramientas es su capacidad para ocultar la dirección IP de la persona que se conecta a Internet, a la vez que cifra el tráfico on-line, lo que se traduce en una mayor seguridad cuando se utilizan redes en las que no se confían… como pueden ser las públicas o las de países que no son precisamente amigos de la libertad en Internet.

De hecho, no son precisamente pocos los estudios que señalan que a raíz de acontecimientos políticos concretos, en determinados países el uso de VPN ha crecido como la espuma. Lo hemos visto en países como India tras prohibir el uso de aplicaciones como TikTok, en regiones autónomas como Taiwán con protestas que se han prolongado durante meses y lo estamos viendo en Rusia tras la invasión de Ucrania, con un crecimiento de más del 1000% en el último año, pese a que el Gobierno hace cinco años que intenta prohibir su uso.

La guerra no es además el único motivo. Hace unos meses se filtraba la noticia de que el Gobierno de Putin se estaba preparando para poner en marcha Runet, una gigantesca intranet con la que, imitando a la gran muralla digital china, desconectar al país de la Internet pública y pasar a controlar todo el tráfico en sus propios servidores. Las últimas noticias apuntan además que en la Ucrania ocupada, también ha comenzado a hacerlo.

En esta guerra por la privacidad también se ha conocido que una campaña respaldada por el gobierno de Estados Unidos y dirigida por la organización sin ánimo de lucro Open Technology Fund (OTF) está apoyando financieramente a los proveedores estadounidenses de VPN para que ofrezcan sus servicios a los rusos de forma gratuita.

El objetivo es que los habitantes de este país puedan eludir la censura de su propio gobierno, acceder a webs que están bloqueadas por el firewall ruso y proteger sus hábitos de navegación de miradas indiscretas. En este sentido, la OTF estima que empresas tecnológicas como Psiphon y nthLink han proporcionado unos cuatro millones de usuarios rusos de VPN desde que comenzó la invasión a Ucrania.

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