Un estudio confirma que los teletrabajadores están más comprometidos que hace dos años

Los teletrabajadores llevan un tiempo en el punto de mira. El teletrabajo fue imprescindible durante la pandemia, pero ahora que se ha producido la vuelta a la oficina muchos nos encontramos con una especie de «guerra» entre los que defienden dicha vuelta al trabajo presencial, y los que creen que el modelo de teletrabajo debería mantenerse siempre que sea posible.

Ambos bandos ofrecen argumentos más o menos convincentes, pero un reciente estudio ha arrojado bastante luz sobre la realidad de los teletrabajadores, y también sobre el valor de esta modalidad frente a la presencial. En este sentido, uno de los datos más importantes que nos deja el estudio es que los teletrabajadores mejoraron su compromiso profesional con sus colegas entre 2020 y 2022, algo que contradice los argumentos de aislamiento y pasotismo de los que defienden la vuelta a la oficina.

Vyopta, la compañía responsable de este estudio, pudo confirmar que el número de reuniones en remoto celebradas por semana se incrementó considerablemente, y pasó de una media de 5 semanales en 2020 a una media de más de 8 a la semana en 2022. Esta información se obtuvo analizando metadatos de plataformas como Zoom, Microsoft Teams y Webex, utilizadas por diez grandes compañías.

También se constató otro cambio de tendencia, y es que esas reuniones en remoto fueron cada vez más cortas, y se realizaron con una menor cantidad de trabajadores. Entrando en cifras concretas, la duración se redujo en un 25%, ya que se pasó de una duración media por reunión de 43 minutos a 33 minutos. El número de participantes también se redujo, como anticipamos, y pasó de 20 a 10.

Curiosamente, el incremento del número de reuniones se produjo en gran medida por iniciativa de los propios teletrabajadores. En 2022 un 66% de las reuniones en remoto «uno a uno» (entre dos teletrabajadores) se realizaron de forma totalmente espontánea, es decir, sin una planificación. Esto representa un aumento enorme frente a 2020, donde dicha cifra apenas llegaba a un 17%.

Estos confirman que nos hemos acostumbrado al teletrabajo, y que el proceso de adaptación ha sido relativamente corto. Justo ahora que muchos ya se habían hecho a la idea de teletrabajar tienen que volver a «cambiar el chip» para regresar a la oficina, una realidad que plantea un problema claro, aunque por suerte algunas empresas están haciendo concesiones al apostar por el trabajo híbrido, y han entendido que las interacciones mediante videollamada no siempre son imprescindibles, y que muchos temas se pueden tratar y resolver con una llamada tradicional.