El Gobierno de Cantabria desarrolla un gemelo digital del territorio

El Gobierno de Cantabria ha creado un gemelo digital del territorio de la Comunidad autónoma. Este gemelo es una réplica virtual de Cantabria, en tres dimensiones, y a la que todos los que lo deseen pueden acceder a través de Internet. Al hacerlo, los internautas verán, como sucede con otros gemelos digitales, una representación del mundo real en formato digital.

Este gemelo digital de Cantabria se está utilizando para la medición de diversos parámetros en relación con el territorio. Entre otras cosas, sirve para saber qué altura tiene la vegetación de media en la Comunidad, dado que representa lo real. También se puede conocer qué parte del terreno está cubierta de vegetación, o la materia orgánica que hay en él. Estos datos, que en principio pueden parecer de escasa relevancia, son mucho más importantes de lo que parece. Por ejemplo, pueden servir para conocer qué cantidad de madera se puede obtener en una zona determinada, o conocer cuánto combustible hay de cara al desarrollo de un incendio.

Otra de las áreas en las que este gemelo digital puede ser útil es en seguridad. Con él es posible saber cómo va a responder el terreno en situaciones de clima extremo. Por ejemplo, en una inundación. Y en gestión de espacios urbanos, por ejemplo, dado que permite conocer exactamente la morfología de cada edificio y dónde están sus aleros, o la diferencia entre cotas, permite planificar con mucho más detalle las intervenciones en situaciones de emergencia.

Por otro lado, con esta réplica se puede establecer una conexión con diferentes procesos de simulación. Para ello, este gemelo digital permite crear modelos que intenten imitar el funcionamiento de la naturaleza, del territorio y de la relación entre ambos. Esto abre todavía más posibilidades para el gemelo digital, y le otorga más valor.

Hasta ahora se ha utilizado para analizar la cubierta vegetal de la Comunidad. De este análisis ha nacido un nuevo mapa de los usos y la cobertura del suelo, con un elevado nivel de detalle imposible de conseguir con otros sistemas. Y gracias a esto, el mapa sirve para optimizar varios modelos de funcionamiento del territorio que intentan descubrir, por ejemplo, en qué estado de conservación está la naturaleza de un punto determinado del terreno. También cómo se llevan a cabo otros fenómenos de mayor complejidad, como la conectividad ecológica en la región cántabra.

La divulgación de su geografía no es nueva para el Gobierno de Cantabria, que hace años que abrió un portal de mapas de la región, además de desarrollar una app: Mapas Cantabria. Con ambos servicios se pueden consultar todo tipo de datos y aspectos sobre el territorio. Gracias a esto, las autoridades de la región contaban con una nube de puntos LiDAR que supera los 48.000. Esta técnica láser se emplea para detectar objetos, así como la distancia exacta y precisa que hay a ellos.

Estos datos se capturaron en 2018, gracias a un convenio de colaboración firmado entre el Gobierno de Cantabria y el Centro Nacional de información Geográfica, una entidad que depende del instituto Geográfico Nacional (IGN). Entonces pensaron en ponerlos a disposición del público, pero su acceso y visualización resultaba complicado. Por eso, las autoridades cántabras  estudiaron la posibilidad de hacer que pudiesen acceder a ellos a través de Internet, en una web.

El equipo que se encargó de desarrollar este gemelo digital con el fin mencionado inició el proyecto optimizando los datos disponibles y asignando colores distintos a la nube de puntos que recibieron, con el objetivo de que todos tuvieran su tono según lo marcado por diversas imágenes aéreas del terreno que tenían disponibles. Finalizado este proceso se dotó a los edificios de volumen sólido, para rellenar los huecos que dejaban en la nube de puntos, y conseguir que el gemelo digital fuese realista.

Además, según comentan desde el Gobierno, «para dar una forma sólida a los más de 600.000 edificios que tiene Cantabria, muchos de ellos con formas irregulares y complejas, necesitábamos ir un paso más allá. Habíamos hecho pruebas satisfactorias años atrás con lo que denominamos ‘primitivas tridimensionales’, formas básicas cúbicas de los edificios, sin la verdadera forma de los tejados y sin colores, pero llegaba el momento de aplicar mejores algoritmos para lograr una definición de los edificios más aproximada a la realidad».