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CEO de Magic Leap: quedan 5 años para que llegue la Realidad Aumentada inmersiva a los consumidores
Peggy Johnson, CEO de Magic Leap, está convencida de que todavía quedan varios años para que haya un mercado viable de realidad aumentada para los consumidores. Es decir, para que estos puedan acceder a dispositivos con los que ver imágenes simuladas superpuestas a las reales. Johnson, máxima responsable de esta compañía pionera de fabricación de dispositivos de realidad aumentada, cree que llegarán al público en general en cinco años.
Así lo ha confirmado Johnson hace unos días en una sesión de preguntas y respuestas celebrada por la plataforma de Inteligencia Artificial Collective[i], según Zdnet, en el marco de su serie de eventos Forecast a través de Zoom.
Magic Leap fue pionera en el desarrollo de gafas que dejan a quien las lleva puestas ver objetos renderizados en su campo de visión del mundo real. En 2018 maravilló al mundo con varios vídeos de presentación de lo que eran capaces de conseguir, lo que le llevó a conseguir varios miles de millones de financiación de Google. Desde entonces hasta el lanzamiento de su primer producto al mercado todavía pasó bastante tiempo, y no fue hasta el año pasado cuando apareció su primera versión, que no llegó a cubrir todas las expectativas que había generado.
Esa primera versión costaba nada menos que 2.295 dólares, y era sin duda el mejor dispositivo de realidad aumentada lanzado hasta entonces, pero a su hardware todavía le faltaban unos cuantos toques y ajustes para funcionar de manera óptima.
Johnson llegó a Magic Leap en agosto de 2020, después del despido de Rony Abovitz y en medio de numerosos problemas económicos que llevaron a cientos de despidos en la compañía. La directiva procedía de Microsoft, donde había trabajado varios años después de pasar por Qualcomm, cambió el rumbo de la empresa. Hasta su llegada, todo apuntaba a que sus gafas iban a causar sensación en el mercado de consumo. Pero decidieron que mejor centrarse en vender sus productos, por el momento, a empresas y profesionales. Pasaron a encargarse de lo que llamaron «el caso de realidad aumentada más inmersivo para empresa«.
Así, ya con este público objetivo presente, la segunda versión de las gafas de Magic Leap llegó el pasado mes de septiembre. Cuesta 3.200 dólares, y en la actualidad se puede comprar a través de Internet. Eso sí, está pensado para usos de empresa, y la compañía ha llegado a varios acuerdos con otras compañías, así como con canales de reventa, para centrar su objetivo en este segmento.
La segunda versión de las gafas de Magic Leap llega a un mercado en el que ya ha varios dispositivos de realidad aumentada y expandida, así como otros que cubren ambos. Uno de los más destacados es HoloLens, pero también están las Google Glass Enterprise 2 y otras gafas de Vuzix y Lenovo. No obstante, las críticas que ha recibido esta vez son mucho mejores que las de la primera vez.
Hasta ahora, quienes las han probado aseguran que las mejoras incorporadas en Magic Leap 2 han sido bastante significativas, y destacan su mayor comodidad y potencia con respecto a su primera versión. Además, ofrecen un campo de visión mayor, tanto a lo alto como a lo ancho, que otros modelos de gafas de realidad aumentada. Los críticos también destacan la facilidad para trabajar con ellas, gracias a que incorporan un sistema operativo basado en Android.
Pero Johnson no está satisfecha, y señala que todavía tienen que hacer muchos progresos en cuanto a procesos básicos de ingeniería para poder crear un dispositivo que sea accesible para los consumidores. Ella cree que «lo que se necesita es un dispositivo super ligero», y que «necesita tener un aspecto parecido al de unas gafas». Las Magic Leap 2 tienen su procesados como un dispositivo acoplado que se lleva enganchado en la cadera, algo que no es adecuado para el mercado de consumo, según la directiva de la compañía.
«Magic Leap 2 ha dio muy lejos para ser más ligeras. Son un 20% más ligeras y tienen un tamaño que es la mitad del de la versión anterior. Por tanto, hemos ajustado las medidas, lo que ha resultado útil para el uso cotidiano que le puede dar alguien en un entorno industrial. Incluso para el de un cirujano durante una cirugía de larga duración. Pero para caminar normalmente, el dispositivo no es todavía lo que un consumidor se pondría durante un día entero«.
Para conseguir fabricar un dispositivo compacto como el que quiere Johnson, no obstante, están limitados por la electrónica actual. Especialmente, la relacionada con las baterías. Todo esto hace que «sea complicado reducir hasta ese tamaño. La batería es una barrera. También el procesador. Ahora tenemos el procesador separado del casco, por eso podemos hacerlo tan ligero, ya que más o menos cuelga del cinturón, o se mete en un bolsillo. Es un poco más pesado, y se puede calentar, porque es un procesador. Por eso no creemos que sea adecuado integrarlo en el casco hoy por hoy. No es cómodo. Hay otros en el mercado que lo han hecho, y es su mayor queja: es tosco, se calienta y pesa. Por eso, tenemos que solucionar todo esto para poder llevarlo a los consumidores«.
Por otro lado, Johnson está convencida de que el próximo gran avance que se dará con el tiempo y que afectará a diversas áreas del hardware «es el mismo que sucederá en los teléfonos móviles, la integración de silicio. La CPU que se ejecuta en nuestros teléfonos móviles solía tener muchos componentes, y también solía ser más grande. Y mi antigua compañía. Qualcomm, pone cada vez más funciones en ese chip. Esto permite tener un dispositivo muy pequeño y ligero, y muy eficiente en cuanto a consumo de energía. Y todavía estamos avanzando en esa ruta«.
Johnson señala también algunos dispositivos en el mercado que son poco más que una pantalla. Para ella, este tipo de dispositivos, aunque no son inmersivos como Magic Leap, «podrían solucionar el problema de un anestesista, por ejemplo, que solo quiere ver tener las constantes a la vista. Esto es bastante sencillo de conseguir. Es solo poner una pantalla pequeña en tu campo de visión, y no bloquear nada más. Esto es algo que puede hacerse hoy. Pero para una experiencia de realidad aumentada completamente inmersiva que sea realmente útil para los consumidores, todavía faltan algunos años, unos cinco«.
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