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Qarnot calienta tu edificio utilizando el calor residual de los centros de datos
La startup francesa Qarnot ha seguido desde sus inicios, hace doce años, la misma línea de trabajo; aprovechar el calor procedente de sus servidores como sistema de calefacción. En un principio, las empresas de construcción apostaron por esta idea, pues las CPU y los servidores generaban una gran ola de calor, mientras que el resto del calentador actuaba como sistema enfriamiento pasivo y calentaba edificios residenciales y oficinas. A su vez, Qarnot conseguía descentralizar sus centros de datos.
Pero esta innovadora experiencia poco a poco iría incorporándose a nuevos sectores. Así fue como BNP Paribas, Société Générale y 3D Illumination decidieron apostar por el alquiler de servidores para cubrir sus necesidades.
La nueva invención; QBx.
La gran ventaja que presenta la idea de Qarnot es que puede llegar a servir como sistema de calefacción puntual en aquellas zonas donde no se precisa de un calentador durante todo el año. Por ello ha lanzado sus sistemas de calderas escalables.
Los nuevos clústeres de computación de alta eficiencia QBx presentan una mayor densidad, eficiencia energética optimizada y huella de carbono limitada, de tal modo que la supercomputación y el rendimiento energético están garantizados.
Cada uno de estos módulos está compuesto de 12 a 24 procesadores (basados en diseños de servidor Open Compute Project con CPU AMD Epyc e Intel Xeon) cuyos cálculos informáticos intensivos se encargan de calentar el agua fría que entra, por lo que se consigue recuperar hasta el 95% del calor residual y generar agua caliente. Al ser un sistema modular, se podrán agregar o quitar módulos y por consiguiente potencia informática y calor sin que el servicio se viese interrumpido.
Con el nuevo QBx, Qarnot consigue aumentar la eficiencia energética de los centros de datos de alta densidad y de las infraestructuras de borde.
Qarnot no pretende sustituir a la electricidad o al gas natural que se consume en los edificios durante todo el año, pero sí poder aportar ese componente calórico necesario en aquellos períodos en los que no se precisa de tanta potencia, y en los que por tanto, podría experimentarse un ahorro económico importante.
Por todo ello, en lugar de ubicarlos a las afueras, la idea es que los centros de datos se alojen en los núcleos poblacionales. Así fue como impulsaron un centro de datos piloto en Finlandia con 100kW, aunque ahora pretenden buscar nuevas ubicaciones que les permita alcanzar los 500kW.
El efecto medioambiental de esta innovadora herramienta de Qarnot es muy importante, ya que reduce en gran medida la huella de carbono de los centros de datos.
Esto se consigue gracias a un sistema de refrigeración directa y a la optimización de la arquitectura Open Compute (OCP) que permite reutilizar los equipos y reducir la potencia sostenible, adaptándose por tanto a las limitaciones energéticas y térmicas.
La empresa francesa se encuentra en expansión tras haber recaudado en su última ronda de financiación 12,5 millones de euros y haber negociado una línea de crédito de 22,5 millones de euros para sus próximos proyectos. Se marca un antes y un después en la incorporación de los centros de datos en los núcleos poblacionales
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