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La UE impulsa un plan de 43.000 millones de euros para fabricar semiconductores

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Los negociadores del Consejo Europeo y el Parlamento Europeo alcanzaron un acuerdo el pasado martes en Estrasburgo para fijar las bases de la nueva Ley de Chips Europea, la cual supondrá una inversión de 43.000 millones de euros (47.200 millones de dólares), duplicando así la cuota de mercado destinada al sector de los semiconductores.

Viendo la dinámica adoptada por gobiernos de todo el mundo, Europa quiere avanzar a un ritmo frenético e invertir miles de millones en semiconductores y convertirse en un actor determinante a nivel mundial. La pandemia y la guerra de Ucrania han sido el detonante para que los Veintisiete se unan para reducir su dependencia tecnológica con Asia y tener independencia en la fabricación de chips.

La nueva Ley Europea de Chips permitirá aumentar la producción de un 10% a un 20% de cara a 2030, agilizándose los procesos de autorización para la construcción de fábricas, las cuales recibirán financiación pública que garantizase la seguridad del suministro. La financiación recogería instalaciones destinadas a la producción de máquinas para fabricar semiconductores y centros de diseño de chips de excelencia.

El nivel de las negociaciones

Las negociaciones entre los políticos europeos se llevaron a un ritmo acelerado, pues en solo 14 meses desarrollaron el nuevo texto normativo. Aunque en un principio se rechazó la idea de tomar 400 millones de euros destinados a la investigación para el sector de los semiconductores, se acordó extraer el dinero de otras partes del presupuesto de la UE, como el programa digital y los fondos no gastados.

El comisario de Mercado Interior de la UE, Thierry Breton, ha asegurado que este acuerdo genera un contexto geopolítico de reducción de riesgos, pues con ello la Unión Europea se convertiría en una potencia industrial para los mercados del futuro y dejará de depender de proveedores externos. Es vital que los gobiernos intervengan cada vez más en la cadena de suministro, evitando así casos de emergencia.

La nueva Ley de Chips creará un mecanismo para dar respuesta a crisis y anticiparse a posibles problemas de suministro o escasez como los sufridos como consecuencia de la grave recesión económica que asola a todo el mundo y las tensiones geopolíticas actuales. No obstante, el ritmo de inversión sigue siendo bajo debido a la reducción de la demanda de chips y al aumento de los precios de la energía en Europa.

Eva Maydell, negociadora principal del paquete de ayudas en el Parlamento Europeo, asegura que la Ley de Chips no puede ser la única normativa que impulse las negociaciones. Y es que Europa debe pelear por seguir demostrando que es un terreno atractivo para los inversores.

Inyección a empresas en Europa

Recientemente se ha dado a conocer que Países Bajos se va a unir a la administración Biden para limitar el acceso de China a equipos de fabricación de ASML Holding NV, con sede en Veldhoven (Países Bajos). ASML es una de las empresas tecnológicas más poderosas del mundo capaz de producir chips avanzados, especialmente para la industria automotriz.

Ahora los países miembros de la UE podrán subvencionar nuevos equipos de chips e instalaciones de diseño, por lo que ASML podrá seguir creciendo al recibir fondos estatales, aunque documentando sus políticas sobre protección de la propiedad intelectual.

En esta línea, GlobalFoundries, Intel, STMicroelectronics NV e Infineon Technologies AG han anunciado que acometerán nuevos proyectos siguiendo la propuesta de la Comisión Europea.

Un impulso económico para España

El país se verá indirectamente beneficiado, pues aunque el texto de la Ley de Chips Europea deba ser aprobado por los Veintisiete junto al Parlamento Europeo, de consolidarse las fábricas se distribuirían por todo el viejo continente. En este sentido, España cuenta con 12.000 millones de euros de financiación procedentes del PERTE Chip, lo cual la convierte en el proyecto estratégico de mayor dimensión económicamente hablando.

De igual modo, la Comisión Europea incluirá 3.300 millones de euros de financiación para el sector mediante el programa Horizonte Europa. Este proyecto busca fomentar la creación y el desarrollo de nuevas startups en el sector, reforzando las capacidades de innovación e inversión en el continente y creando un marco más propicio para los nuevos inversores.

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