A Fondo
El software: la pieza más importante de los coches del futuro
El mundo de los vehículos ha cambiado radicalmente en los últimos años. Hasta tal punto, que cuando entramos a un coche comprado recientemente, ya no sabemos si estamos poniéndonos al volante o sentándonos delante de uno o varios ordenadores. El software ha entrado en el mundo de la automoción casi sin que nos hayamos dado cuenta, y su llegada va mucho más allá de los sistemas de entretenimiento y control que veíamos hace un tiempo en los coches de gama media y alta. Ahora ocupa un lugar central en su desarrollo y funcionamiento.
Tanto, que a corto plazo, entre las partes más importantes de los coches no estará solo la carrocería, el motor y todas las piezas físicas que hacen que el coche funcione. Las miles de millones de líneas de código del software integrado en el vehículo serán tan importantes, o más, que la mayoría de ellas.
Lo que determina el valor de un coche, aparte de su funcionamiento y conducción, vendrá determinado cada vez más no solo por su diseño o su hardware. Cada vez cobrarán más importancia en ello las tecnologías que incorpore: su nivel de electrificación o su grado de autonomía en la conducción. Es decir, los servicios diseñados por software. Hasta el punto de que en el futuro será el software lo que defina el valor de un coche en su mayoría.
Los fabricantes de vehículos necesitan expertos en desarrollo de software
Esto supone una complicación importante para los fabricantes de coches. También para sus proveedores, que a la escasez de chips ven unida ahora también la necesidad de contar con expertos en tecnologías definidas por software para las tecnologías que necesitan incorporar, y que ya están integrando, en sus vehículos.
Hace diez años, el número de ingenieros de software trabajando para compañías como Renault, Volkswagen o Toyota no eran muy numerosos. En la actualidad, estos profesionales no solo se han multiplicado en las plantillas de los fabricantes de coches, sino que se han creado equipos de trabajo centrados en el software de los distintos sistemas que llevan integrados.
Ya a corto plazo, está cada vez más claro que el software se va a convertir en un elemento central de los coches, que pronto estarán más conectados y serán más autónomos. Los coches eléctricos dominarán el sector, y en unos años, serán capaces de capturar y gestionar decenas de terabytes solo en un día, gracias a la integración de todo tipo de cámaras y sensores, entre los que están los LIDAR.
Pero ya hay cada vez más demanda de funciones definidas por software en los coches, tanto para la conducción como para el ocio. También empiezan a integrar sistemas de diagnóstico, y llegarán los de prevención de fallos en remoto. Todo esto hará que los fabricantes de coches tengan que seguir un ritmo frenético para seguir el ritmo de lo último en tecnologías y aplicaciones. Por eso, el número de puestos que los fabricantes de coches necesitarán para seguir el ritmo de desarrollo e investigación en sistemas software para vehículos se va a disparar en un futuro muy cercano.
Coches definidos por software: a la vuelta de la esquina
Se calcula que para 2025, los coches definidos por software entrarán masivamente en el mercado, por lo que los fabricantes están ya pisando el acelerador en cuanto a integración de sistemas. Son vehículos que estarán creados con base en una arquitectura eléctrica y electrónica, que estará centralizada, y que será controlada y dirigida por software. Lo físico será siendo necesario para que el coche funcione, pero su peso pasará a un segundo plano.
Este tipo de vehículos traerán muchas ventajas, tanto a sus fabricantes como a sus propietarios y usuarios. Dado que el software tendrá un papel principal en su creación, desarrollo y mantenimiento; la generación de funciones nuevas para los coches no llevará tanto tiempo como hasta ahora.
En unos días, o en unas pocas semanas, podrán estar listas y probadas. Además, dado que el software que lleven podrá actualizarse periódicamente, los coches podrán contar con mejoras y novedades cada cierto tiempo. Por supuesto, la nube jugará un papel destacado en esto, puesto que las actualizaciones se llevarán a cabo a través de sistemas cloud, a los que se conectarán los coches. Sin olvidarnos, por supuesto, de que muchas de las funciones de estos coches, y los que vengan en el futuro, contarán cada vez con más presencia de Inteligencia Artificial.
¿A qué escenario nos lleva todo esto? Pues a una especie de mundo al revés, en el que los fabricantes de coches se quieren transformar en compañías punteras en el desarrollo de software. Pero en el mundo de la tecnología se está dando, en algunos casos, el paso contrario, con tecnológicas que quieren fabricar coches. O al menos, componentes para ellos.
Los fabricantes de coches quieren desarrollar software, y las tecnológicas, construir coches
Es lo que está sucediendo, por ejemplo, con Apple y Qualcomm. Los coches eléctricos, por ejemplo, necesitan sistemas de software encargados de la gestión de todo su sistema eléctrico, y pueden diseñarlos tanto empresas de fabricación de coches que se pongan manos a la obra, como compañías tecnológicas que tengan sus miras puestas en el futuro de los automóviles.
Apple está diseñando su propio coche eléctrico, el Apple Car, para lo que ha fichado expertos del mundo de la automoción. Pero las compañías de fabricación de automóviles también están fichando directivos de empresas de tecnología.
General Motors, por ejemplo, ha contratado a un antiguo directivo de Apple. Se trata de Mike Abbott, que en solo unos días, el 22 de mayo, ocupará el puesto de Vicepresidente de software de la empresa. Evidentemente, para supervisar y planificar el desarrollo de todo lo que tenga que ver con los sistemas software y tecnología de los coches que fabrique General Motors de cara al futuro.
Dejando aparte a Tesla, una de las compañías de coches eléctricos más conocida, desarrolladora de sus propios sistemas de software y una de las que está más avanzada en cuanto a conducción autónoma (aunque todavía tenga que pulir bastantes de sus aspectos), hay varios fabricantes que ya se han marcado objetivos claros en este sentido.
Uno de ellos es Renault, que está desarrollando y optimizando una plataforma de software propia no solo para utilizarla en sus vehículos, sino también para vendérsela a otros fabricantes. Porque los ingresos de las ventas de coche están reduciéndose desde hace ya un tiempo, y los fabricantes necesitan tanto un ahorro de costes como encontrar fuentes de ingresos alternativas.
Una solución para conseguir ambas cosas es que varios fabricantes compartan una plataforma, que su creador, que puede ser tanto un fabricante de coches como una compañía de desarrollo de software o de tecnología, les licenciará para que puedan utilizarla con sus sistemas, e incluso adaptarla.
Si a Renault les salen las cosas como planean, en 2026 tendrán la plataforma software que necesitan para colocarse a la altura de Tesla en vehículos definidos por software. Pero no lo están haciendo solos, ya que es muy complicado que una única empresa sea capaz de abordar en solitario todos los desarrollos que necesitan para impulsar los vehículos del futuro.
Por eso llevan ya tiempo colaborando con Google en el desarrollo e integración de software de automoción. De hecho, muchos de sus modelos ya incorporan el sistema operativo Android Automotive. También cuentan con el apoyo de Qualcomm para que les dote de todos los chips de control que necesitan para su integración en los vehículos definidos por software, o en los que incorporan sistemas de software de más o menos complejidad.
En la actualidad un coche eléctrico puede llevar más de un centenar de chips, aunque dada la crisis de escasez que hay de estos componentes, los fabricantes están trabajando en el desarrollo de sistemas que necesiten menos procesadores. Esto no solo llevaría a su simplificación en cuanto a manejo y gestión, sino también a un menor coste de fabricación.
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