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Crece la demanda de CPUs rusas por los bloqueos impuestos a Rusia
La demanda de CPUs rusas ha crecido de manera considerable durante todo lo que llevamos de 2023, y la razón no es otra que la gran subida de precios que han experimentado el resto de procesadores en el mercado ruso, debido a una creciente escasez que se está viendo agravada por el impacto de las sanciones que afronta el país desde que decidió invadir Ucrania.
Esa escasez no solo afecta a los procesadores, también se extiende a muchos otros componentes para PCs, centros de datos y servidores, pero en este caso lo interesante es que las CPUs rusas están sirviendo como un paliativo que tampoco parece estar exento de problemas que, al final, también están afectado a su precio.
Según la fuente de la noticia, el suministro de CPUs diseñadas por Baikal Electronics y MCST se está viendo afectado por problemas logísticos, y que estos, unidos a la creciente demanda, está aumentando el precio de dichos procesadores hasta un nivel que hace unos años habría sido impensable. Sobre este tema Sergey Ovchinnikov, director ejecutivo de Norsi-Trans (una empresa de servidores y almacenamiento de datos) hizo un comentario interesante que nos ayuda a verlo un poco más claro:
«La producción de chips rusos en fábricas extranjeras se ha vuelto más compleja, lo que ha llevado a cadenas logísticas extendidas y, en consecuencia, a un aumento en el costo del componente final».
Esto quiere decir que, a pesar de las sanciones, Rusia está accediendo a fábricas de semiconductores extranjeras donde se producen las CPUs de empresas rusas como Baikal Electronics y MCST, y que esto está evitando que el país llegue a entrar en una situación de colapso total, cosa que ocurriría si se quedase sin este tipo de componentes. Al final, esas fábricas están haciendo caso omiso a las sanciones, y están recurriendo a diversas tretas para cubrir los pedidos de Rusia.
Según una investigación reciente el precio de la CPU BE-T1000 de Baikal es de 110 dólares. Este chip es una solución muy básica fabricada en 28 nm y con dos núcleos, y se podía comprar en 2018 por 50 dólares, pero su precio ha subido en más del doble. Es un hecho que empresas y minoristas están limpiando stock de procesadores muy viejos con precios inflados, y también sabemos que se mantiene la importación de procesadores x86 aprovechando «trampas y lagunas» en la cadena de distribución.
Veremos cómo evoluciona la situación en los próximos meses, pero de momento vemos que Rusia ha logrado salvar los muebles y que ha podido esquivar parcialmente las sanciones.
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