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¡Felicidades Slackware! La distribución de Linux más antigua cumple 30 años
La distribución de Linux más antigua está de enhorabuena: el proyecto Slackware Linux cumple 30 años y celebra tres décadas de mantenimiento y desarrollo activo. La versión 1.0 de Slackware fue anunciada el 16 de julio de 1993, y su líder del proyecto, Patrick Volkerding, quien sigue manteniendo la distribución en la actualidad, ha celebrado este hito con un pequeño anuncio en la página de Patreon de la comunidad.
«¡Hola a todos! Es hora de reconocer otro de esos hitos… ¡30 años desde que hice la publicación que enlazo a continuación anunciando la primera versión estable de Slackware después de meses de pruebas beta! Gracias a todos nuestros dedicados colaboradores, usuarios leales y aquellos que nos han ayudado a mantenernos en pie hasta hoy. Ha sido realmente un viaje notable que no podría haber anticipado cuando comencé en 1993. ¡Salud! :-)»
Si bien es cierto que si somos rigurosos no fue la primera distribución (ese título podría atribuirse a MCC Interim Linux, cuya primera versión candidata, la versión 0.97, apareció solo unos meses después del propio kernel en 1991), Slackware ha sido una parte fundamental de la historia de Linux inspirando el desarrollo de otras tan conocidas como Debian. Su última versión, Slackware 15, entró en fase beta en 2021 y se lanzó a principios del año pasado.
En la actualidad, existen tres variantes de Slackware: la versión original, que es un sistema x86-32, Slackware64 que está dirigido a hardware x86 de 64 bits y una versión Arm64. Sin embargo, las versiones para PowerMac y IBM S/390, que llegaron a tener cierto reconocimiento en su momento, han sido descontinuadas por razones obvias.
Una característica sorprendente de Slackware hoy en día es que, en ciertos aspectos, se asemeja a cómo era en sus inicios. Y de hecho, sigue sin incluir de serie un escritorio gráfico, si bien se puede instalar más adelante. De hecho, todo lo que nos encontramos tras el «asistente» de configuración es un prompt de inicio de sesión, tras lo cual se espera que el usuario ejecute manualmente un programa de configuración y use menús de texto al estilo DOS de los años 90 para seleccionar los componentes que desean instalar.
Sería injusto sin embargo juzgar a Slackware con demasiada severidad.Tras esa apariencia antigua, Slackware ha evolucionado con el tiempo, ha mejorado enormemente la detección automática del hardware, así como su usabilidad. El programa de configuración ya permite la elección de entornos de escritorio gráficos, con una divertida descripción de Xfce como «Entorno de Escritorio Libre de Colesterol» y algunas partes del programa de configuración con toques de humor, como la opción de confirmación individual de cada paquete, que advierte que hacerlo de esta manera llevará un par de años.
Aunque puede no ser la distribución más fácil para los principiantes, es más sencilla de instalar que otras distribuciones más jóvenes como Alpine Linux o Arch Linux, y no requiere el sistema de inicio systemd, al igual que las distribuciones BSD. Y aunque tiene todos los componentes de una distribución del siglo XXI, su look and feel de los años 90, sigue enamorando a más de uno.
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