A Fondo
Cinco errores que no debes cometer al renovar la infraestructura de almacenamiento de tu empresa
Una gran parte de los procesos de transformación digital que las empresas españolas encaran en 2023, pasan por la renovación de su infraestructura de almacenamiento. Nuevas tecnologías como las cabinas all-flash, la popularidad de las soluciones de hiperconvergencia o la necesidad de una alta disponibilidad, están llevando a muchos CIOs a acometer por fin inversiones que son necesarias para mantener la competitividad de sus organizaciones.
No obstante, el del almacenamiento se encuentra en un punto álgido en el que se multiplican las opciones y en el que el cloud, la IA o la creciente importancia de tomar decisiones basadas en datos, está llevando a esos mismos responsables a tener que planificar muy cuidadosamente la estrategia que maximice los beneficios y minimice los costes. En este proceso, hemos seleccionado cinco errores que en cualquier caso debemos evitar y que van desde el tomar decisiones sin tener toda la información que necesitamos, a acabar en las manos de un único fabricante.
Tomar decisiones sin tener la información adecuada
Cuando los IT managers descubren que necesitan más capacidad de almacenamiento en su CPD, la decisión a tomar parece bastante sencilla: basta comprar más. Y sin embargo, tomar aquí una decisión impulsiva puede llevar a desperdiciar parte de esa capacidad o a apostar por una tecnología que puede no ser la ideal para cumplir con las necesidades de la empresa.
Normalmente, el 80% de los datos que se almacenan pertenecen a lo que considera como almacenamiento frío (es decir, no se utilizan de forma activa o no se utilizan en absoluto durante meses) y sin embargo, siguen consumiendo importantes recursos de almacenamiento y backup.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que las empresas lo tienen hoy en día más fácil que nunca el poder incrementar esa capacidad. Tanto en cloud, como en las distintas ofertas de storage as a service, añadir unos TB más está a un clic de distancia, por lo que no hay motivos para sobreaprovisionar.
¿Qué hacer entonces si nos encontramos en esta situación? En primer lugar, recopilar toda la información necesaria sobre de qué forma guardamos los datos de la empresa a lo largo de todos los entornos de almacenamiento. Necesitamos tener una visión clara sobre los volúmenes de datos, su tasa de crecimiento, los costes de almacenamiento y la rapidez con lo que los datos envejecen y o ya no son necesarios, o pueden pasar a formar parte de grandes archivos.
Tener en cuenta estas métricas, puede ayudar a tomar decisiones más precisas, especialmente si se combinan con herramientas de FinOps que permiten valorar las distintas opciones.
Pensar que hay una opción que va a cubrir todas nuestras necesidades
Las soluciones de almacenamiento son casi como los helados: hay muchos sabores entre los que se puede elegir. Hay opciones de almacenamiento de objetos en la nube, sistemas NAS All-Flash, scale-out on premises, SAN arrays, almacenamiento en cinta…y mucho más. Y en cada una de estas opciones accedemos por supuesto a distintas ventajas, pero también a ciertas consideraciones que tenemos que tener en cuenta en términos de coste, rendimiento y seguridad.
Lo lógico por lo tanto es que distintas cargas de trabajo, estén soportadas por soluciones de almacenamiento diferentes. Una aplicación de misión crítica que trabaja con los datos más sensibles de nuestra organización, puede ser más fácil de proteger si la mantenemos en nuestro CPD on premises, mientras que otra que puede contar con requisitos de almacenamiento altamente imprevisibles, puede ofrecernos un mejor desempeño en cloud, donde resulta más fácil escalar.
Esto nos lleva como en el punto anterior, a la necesidad de analizar, segmentar y comprender la naturaleza de los datos de nuestra empresa. A partir de aquí, resulta más que recomendable evitar ese enfoque de “una solución para todo”, resultando mucho más interesante aprovisionar distintos tipos de soluciones de almacenamiento que reflejen nuestras necesidades reales.
Conviene además tener en cuenta que en realidad, menos del 25% de los costes relacionados con el almacenamiento dependen de cómo guardamos nuestros datos: la mayoría derivan de nuestra política de backup, disaster recovery y protección del dato.
Acabar en manos de un único fabricante
Contar con un único proveedor de almacenamiento puede ser, desde luego, el enfoque más sencillo. Pero casi nunca es lo mejor en términos de optimización de costes o flexibilidad.
Muy probablemente, podemos contar una infraestructura de almacenamiento mucho más económica si construimos un mix en el que incluyamos la mejor oferta de distintos fabricantes. Y no solo pagaremos menos, sino que además evitaremos el temido vendor lock-in, lo que nos protegerá de subidas inesperadas de precios o del fin del soporte para nuestros productos.
En un entorno mixto, resulta mucho más fácil pivotar y tomar decisiones cuando tenemos que lidiar con este tipo de decisiones. Muchas de las buenas soluciones de gestión de datos son independientes del “hierro” sobre el que operan y pueden ofrecernos toda esa flexibilidad que necesitamos, al mover nuestros datos de una a otra plataforma.
Cambiar demasiado rápido
En ocasiones hay en los departamentos de IT una sensación de cierta urgencia cuando de lo que se trata es de realizar una importante migración o la actualización de una plataforma crítica.
Y sí, aunque es conveniente que los procesos de transformación digital se desarrollen de forma más eficiente posible, es un error hacerlo tan rápido que en realidad no estemos completamente preparados para adaptarnos a los cambios que habitualmente acompañan el actualizar la plataforma de almacenamiento.
No está de más en cambio, tomarse el tiempo necesario para identificar los puntos débiles de nuestra estrategia de almacenamiento actual y determinar qué cambios en la misma son los que pueden ofrecernos mayores beneficios.
Ignorar las necesidades futuras
Es verdad, no podemos predecir qué pasará en el futuro. Pero podemos anticiparnos, teniendo en cuenta los nuevos requisitos que nuestras soluciones de almacenamiento nos van a exigir en un futuro más o menos cercano.
En la actualidad, tendencias como la IA, la sostenibilidad y la creciente adopción de servicios de datos implican que es probable que las necesidades de almacenamiento del negocio actual, no sean las mismas que a las que nos tendremos que enfrentar en unos años.
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