Después de un intenso fin de semana en OpenAI, que comenzó con el despido por sorpresa de su CEO, Sam Altman, y la dimisión de su Presidente, Greg Brockman, las noticias que situaban a Altman al frente de un equipo de investigación avanzada en IA en Microsoft y la llegada de un nuevo CEO a OpenAI parecía que comenzaban a calmar el ambiente. Pero nada más lejos de la realidad.
De repente, el CSO (responsable de seguridad) de OpenAI, Ilya Sutskever, publicó un mensaje en redes sociales asegurando que se arrepentía de haber participado en las decisiones de la junta directiva de la empresa, además de manifestar que nunca quiso hacer daño a OpenAI y que haría todo lo posible por reunir de nuevo a la empresa. La sorpresa fue mayúscula, puesto que según ciertos rumores Sutskever fue el que orquestó la salida de Altman de su puesto.
Pero las sorpresas no acababan aquí. Poco después, a través de diversas fuentes, se hizo pública la primera página de una carta de los empleados de OpenAI a la junta directiva. En ella, entre otras cosas, pedían la dimisión inmediata de todos los miembros de la Junta Directiva de OpenAI si no regresaba Sam Altman como CEO. En caso de no ceder a sus presiones, los firmantes de la carta amenazan con su dimisión en bloque para irse a Microsoft a trabajar con él.
La primera firmante de la carta, también otra sorpresa, es Mira Murati, Responsable técnica de la compañía hasta la semana pasada, ya que a la salida de Altman de OpenAI fue nombrada su CEO provisional. Murati no duró ni tres días en el cargo, puesto que entre las noticias hechas públicas a última hora del domingo por la empresa figuraba el nombramiento de un nuevo CEO, también provisional: el exCEO de Twitch, Emmet Shear. En la carta también se refleja la disconformidad con que hayan apartado a Murati de la máxima responsabilidad de la compañía para traer a alguien ajeno a ella. El firmante número 12 es Ilya Sutskever.
En un principio, la carta estaba firmada por 505 de los 770 empleados de OpenAI, un número considerable que podía hacer tambalear su estabilidad y funcionamiento. Pero su número fue subiendo progresivamente a lo largo del día de ayer, hasta tal punto que según el Financial Times, ya son 747 empleados los que amenazan con irse si no se acatan sus peticiones. De producirse este éxodo, sería probablemente el final de OpenAI.
Mientras tanto, Altman aseguraba que esperaba que OpenAI resistiese y que estaba trabajando con el CEO de Microsoft, Satya Nadella, para asegurar el futuro de la startup. Nadella, que concedió ayer entrevistas a varios medios, entre los que está Bloomberg, no cerraba definitivamente la puerta a la vuelta de Altman a OpenAI, dejando la decisión en manos de la junta directiva de la empresa.
Además, el máximo responsable de Microsoft aseguró que Altman podría seguir con sus proyectos paralelos mientras trabajase en Microsoft. En este momento cuenta con un proyecto relacionado con el mundo de las criptomonedas y un pequeño emprendimiento relacionado con la fisión nuclear. Además, está explorando la posibilidad de abrir una empresa dedicada a los dispositivos hardware. Eso sí, ha señalado también que tendrá que trabajar con Altman para discutir la gobernanza de estos proyectos.
Muchos de los firmantes de la carta a la junta de OpenAI aseguran que les han ofrecido puestos de trabajo en la nueva división de IA avanzada en Microsoft, y que dejarían OpenAI para ocuparlos de manera inmediata si no se cumplen sus peticiones, que incluyen contar con una junta nueva, que nombre a dos directores independientes.
En este momento, la junta está completamente dividida. Dos de sus miembros, Altman y Brockman, ya no están en la empresa. Un tercer miembro, Sutskever, se ha puesto de parte de los trabajadores. Los otros tres miembros son el CEO de Quora, Adam D’Angelo; la emprendedora del sector tecnológico Tasha McCauley, y Helen Toner, del Centro de Seguridad y Tecnología Emergente.
Mientras tanto, algunos de los principales inversores en OpenAI están también presionando para que vuelta Altman. Entre ellos están Khosla Ventures, que ha pedido la dimisión de Shear como CEO, y Thrive Capital, que iba a ser la principal compradora de las acciones de OpenAI que iban a salir a bolsa en unos pocos días, un paso en el que se esperaba que la startup consiguiese una valoración de 86.000 millones de dólares.
Por ahora, los miembros de la junta directiva se niegan a dimitir, por lo que habrá que esperar para conocer el desenlace de la situación. Mientras tanto, las grandes tecnológicas que ven su futuro en la Inteligencia Artificial no se han querido quedar quietas y están a la caza de talento especializado.
Un ejemplo de esto lo tenemos en Marc Benioff, CEO de Salesforce, que ha anunciado públicamente en sus redes sociales que está dispuesto a ofrecer a los investigadores de OpenAI que dimitan y no quieran irse a Microsoft un puesto en su compañía, igualando el salario y las acciones que recibían hasta ahora. Su puesto estará en el equipo de investigación en IA que tienen en la empresa, conocido como Salesforce Einstein Trusted AI. Benioff les ha pedido incluso que le envíen directamente su currículum a su email personal.
A todo esto, aún se ignora cuál es el motivo real del despido de Altman, algo que Shear planea averiguar. El nuevo CEO de OpenAI, que muchos dudan que vaya a durar en el puesto, ha asegurado que va a contratar a un investigador independiente para llegar hasta el fondo del origen de esta situación. Además, también ha asegurado que acometerá los cambios de gobernanza que vea necesarios.
Foto: Techcrunch