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Las operaciones de «vuelta a la oficina» se estancan en 2023

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Las operaciones de "vuelta a la oficina" se estancan en 2023

Parece que las empresas están dejando de empujar a sus empleados de vuelta a su oficina. Después de varios meses, y a juzgar por datos de distintos gobiernos, instituciones y entidades privadas, las cifras de regreso a las instalaciones de las empresas se ha estancado, según The Register, y las empresas ya no logran convencer a sus trabajadores para que regresen.

Algunos incluso van más allá de considerar estancada esta tendencia pasada, y consideran que el regreso a las oficinas está directamente muerto. Como el economista de Stanford Nick Bloom, que califica a la operación «vuelta a la oficina» como una campaña apoyada por entidades con compromisos inmobiliarios, propietarios de oficinas en alquiler y ayuntamientos que dependen de manera notable de la presencia y circulación de trabajadores que gastan dinero en los alrededores de sus oficinas cuando tienen que trabajar desde ellas.

Según ha manifestado Bloom en sus redes sociales, «los niveles de teletrabajo cayeron entre 2020 y 2022, mientras la ocupación de oficinas iba en aumento. Esta tendencia terminó en 2023, con ambos niveles mostrando que ya no crecían ni caían más. La «vuelta la oficina» está ya muerta por tanto«.

Además, apuntó que muestran la misma tendencia tanto los datos de la encuesta del pulso de los hogares del Censo de Estados Unidos, como los de su investigación sobre teletrabajo, los de la Encuesta sobre acuerdos y actitudes con respecto al trabajo y los de la compañía de servicios de propiedades de empresa Kastle.

A pesar de esto, la mayoría de grandes empresas parecen preferir que sus empleados trabajen desde la oficina. Con IBM a la cabeza, que ya en junio de 2020, cuando quedaban bastantes meses todavía con medidas anticovid en vigor, compartió su guía para el regreso a la oficina con otras empresas para que sus directivos tuviesen un ejemplo, de hoja de ruta para devolver a los teletrabajadores a sus puestos.

Tres años después, el pasado mes de septiembre, IBM confirmó que sus empleados tendrían que trabajar obligatoriamente desde las oficinas de la empresa un mínimo de tres días por semana. Varias tecnológicas más, entre las que están Apple, Amazon, Alphabet y Meta, han tomado decisiones similares.

A pesar de todo, hay bastante empresas que lamentan haber aplicado estas estrategias de regreso a las oficinas. Y alrededor de un 42% de las empresas, según Unispace, han perdido más empleados de los que esperaban con sus políticas de regreso a la oficina.

Bloom publicó en septiembre pasado un estudio titulado La evolución del teletrabajo, en el que, junto con Jose María Barrero, de ITAM- Business School, y Steven Davis, de la Universidad de Chicago, señalaba que en Estados Unidos, el 28% de todos los días completos de trabajo de los estadounidenses de entre 20 y 64 años tenía lugar en casa. Es un porcentaje cuatro veces superior al deo 2019, y diez veces mayor que el que había a mediados de los años 90 del siglo pasado.

Ya en 2021, estos tres autores publicaron un estudio al que titularon Por qué el teletrabajo se quedará, en el que alegan que el apoyo al trabajo remoto es beneficioso tanto para los empleadores como para los trabajadores. Estos pedirán un mínimo de opciones de trabajo remoto, y son los empleadores los que más se beneficiarán de ser flexibles en cuanto a formato de trabajo.

Además, estos tres economistas aseguraron que «el aumento del teletrabajo facilita a las empresas que estén en áreas de renta elevada la contratación y empleo de plantilla en zonas con salarios menores. También hay indicios de que las tasas de dimisión y rechazo de ofertas bajan cuando una empresa deja que sus trabajadores adopten formatos de trabajo híbrido. Y los modelos económicos estándar apuntan a que el aumento del teletrabajo hace bajar la presión sobre los salarios reales por los efectos de suministros del trabajo«.

A no ser que el objetivo de los mandatos de vuelta a la oficina sea realmente hacer que los trabajadores dimitan para evitar despidos e indemnizaciones por ello, como se ha señalado en algunos casos, es complicado ver por qué los directivos rechazarían el trabajo remoto cuando les puede dar mayor acceso a talento, un número de dimisiones más bajo, menores obligaciones sobre costes de propiedades y mayor productividad.

Redactora de tecnología con más de 15 años de experiencia, salté del papel a la Red y ya no me muevo de ella. Inquieta y curiosa por naturaleza, siempre estoy al día de lo que pasa en el sector.

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