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Un «sweetspot» para la realidad mixta

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Mientras escribo este artículo, una serie de pantallas virtuales flotan a mi alrededor. La de mi portátil en primer lugar, cuyo teclado sigo aporreando en un editor que ocupa una espacio de unas 45 pulgadas. A mi derecha y por encima del hombro, otra ventana me descubre los chats que mantengo en Telegram con el equipo de redacción y a mi izquierda, puedo comprobar de un vistazo los nuevos correos electrónicos que llegan a la bandeja de entrada, suspendida en un punto indeterminado del salón.

Apple llama a esta forma de trabajar «computación espacial», pero no es ni mucho menos la única compañía que permite hacerlo. En mi caso lo estoy haciendo con «the spatial app» una aplicación para Meta Quest 3, que imita la experiencia que ofrecen los de Cupertino en su visor; otras como Immersed (también disponible para Vision Pro) u Horizon Workrooms, permiten convertir nuestro espacio físico en una oficina en la que a partir de un portátil podemos trabajar con múltiples monitores.

El efecto es espectacular y aunque no tengo ninguna duda de que agitar las manos en el aire, a lo «Minority Report» nos acerca al futuro, también tengo dudas de que a corto plazo, muchas personas estén dispuestas a utilizar estos visores durante buena parte de su jornada laboral. Y no tanto por el precio, sino porque en 2024 siguen siendo suficientemente grandes y pesados como para generar rechazo. Y algo de eso debe haber porque…

En las últimas semanas, filtradores habituales como el reconocido analista Ming-Chi Kuo, aseguraban que Apple habría reducido su producción para 2024 hasta las 450.000 unidades, desde un plan inicial que apuntaba a los 800.000 dispositivos entregados antes de finalizar este año. Y aunque la multinacional americana ni confirma ni desmiente (entre otras cosas porque nunca lo hace) medios y redes sociales han amplificado y dado como cierta la «noticia».

No obstante, tal y como ha ocurrido con otros lanzamientos de la compañía, desde el iPhone a los AirPods, el solo hecho de que Apple anunciase a mediados de 2023 el desarrollo de su dispositivo, ha agitado a todo un sector que permanecía «agazapado» bajo el peso de la IA Generativa. En su última presentación de resultados, Marck Zuckerberg adelantó que ya se han vendido más de 20 millones de unidades de Meta Quest, un visor que aunque tiene una fuerte orientación al sector del gaming, cada vez cuenta con más aplicaciones que apuestan por ofrecer otro tipo de experiencias, en terrenos como el diseño, la animación o la educación.

Entre los últimos anuncios de la compañía, se encuentra un nuevo visor que estaría pensado para entrar en las aulas y ofrecer a profesores y alumnos, experiencias de aprendizaje inmersivo, imposibles de vivir en un entorno tradicional. Al fin y al cabo, ¿qué mejor forma de aprender la historia del Imperio Romano, que trasladándonos virtualmente al siglo I, o entender cómo funciona el cuerpo humano si podemos verlo «desde dentro»? Al mismo tiempo, Meta ha anunciado la apertura de su sistema operativo de realidad mixta, Horizon OS, firmando las primeras alianzas con empresas como Asus, Lenovo o la propia Microsoft.

Las malas lenguas podrían decir que el anuncio de Zuckerberg es interesado y busca adelantarse a lo que veremos en la próxima Google I/O(14 de mayo), el evento anual para desarrolladores de Google y para el que este año suena con fuerza la presentación de Android XR, un sistema operativo específicamente pensado para visores VR/AR y que vendría acompañado con el lanzamiento de un nuevo visor desarrollado por Samsung y un SoC Qualcomm. Si se cumplen las previsiones, llegaría al mercado a finales de 2024.

También comienzan a popularizarse dispositivos más ligeros como las «Spectacles» de Snap, o las Ray-Ban de la propia Meta, pensadas para facilitar el compartir contenidos en redes sociales; o gafas de realidad aumentada de una variedad de marcas (Xreal, Rkid, Lenovo…) pensadas exclusivamente para consumir contenidos desde un smartphone.

La acumulación de estas noticias podría llevar al sector a una suerte de «sweet spot», similar al experimentado por la industria del smartphone de hace quince años, cuando el margen para la innovación todavía era gigantesco y el apetito del mercado empezaba a despertar. Y eso a pesar de que el desarrollo del metavero no está precisamente en su mejor momento, si es que tiene algún futuro más allá de la experiencia recreativa casual.

Los obstáculos a superar son todavía grandes y algunos, como el poder desarrollar visores mucho más ligeros probablemente no se solventarán en mucho tiempo. Sin embargo si el software acompaña, y si es capaz de ofrecer una experiencia por la que realmente merezca la pena pagar, puede que no tardemos tanto tiempo en comprobar cómo para algunos casos de uso portátiles y tablets son reemplazados por este tipo de dispositivos; bien de propósito general como pueden ser las Apple Vision Pro, bien para tareas específicas como acceder a capacidades de IA que faciliten información en tiempo real y sin fricción en múltiples escenarios. Toca esperar.

Periodista tecnológico con más de una década de experiencia en el sector. Editor de MuyComputerPro y coordinador de MuySeguridad, la publicación de seguridad informática de referencia.

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