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Denuncian la explotación de los «expertos en datos» en los países en desarrollo

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Informes de Data Workers Inquiry desvelan la explotación de los trabajadores de datos de países en desarrollo

El Grupo de investigación en Inteligencia Artificial DAIR (Distributed Research AI Institute), en colaboración con TU Berlin, ha puesto en marcha la iniciativa Data Workers Inquiry. Se trata de un proyecto de investigación en el que los trabajadores del sector de los datos investigan sobre la situación en sus centros de trabajo. Modelados a partir del trabajo de Marx en el siglo XIX identificando las condiciones de trabajo, da como resultado informes creados de manera colectiva por los trabajadores.

En varios casos, según Techcrunch, los informes realizados responden a las condiciones laborales de trabajadores de datos de países en vías de desarrollo. Estos trabajadores, que realizan tareas de moderación o anotación de comentarios, quedan ocultos a las tecnológicas que se benefician de los resultados que obtienen. Son en su mayoría tareas ingratas, tediosas e incluso dañinas a nivel psicológico.

En muchos casos, se externalizan a empresas en países en vías de desarrollo porque los trabajadores aceptan salarios mucho más bajos por realizarlas que lo que cobrarían en países europeos o norteamericanos. A menudo, por unos céntimos por tarea, lo que permite a tecnológicas que entre otras cosas se dedican a la IA contar con experiencia humana, necesaria para ellos, por un coste ínfimo.

La web de la iniciativa acaba de publicar varios de estos informes, que se caracterizan por estar elaborados de manera que se basen más en anécdotas y en observaciones antropológicas sistemáticas que en análisis cuantitativo. Uno de ellos, realizado por Fashica Berhane Gebrekidan, detalla las condiciones de los trabajadores keniatas que realizan estas tareas, y sus problemas de salud mental e incluso de adicción a las drogas.

Tanto ella como sus colegas trabajaban para Sama, cuyos directivos califican a la entidad como empresa con un flujo de trabajo más ético que el de otras. Pero la realidad del trabajo es una falta total de apoyo de la compañía y unos salarios y condiciones de miseria.

Los trabajadores, contratados para gestionar contenido detectado y catalogado como no apropiado en lenguas y dialectos locales, están expuestos a un flujo constante de violencia, abuso sexual, escenas de sadismo y crueldad y contenidos de odio. Deben revisarlos y actuar rápido para que su rendimiento no caiga por debajo de los niveles esperados, lo que le llevaría al descuento de una parte de su salario.

En algunos casos, el tiempo que tienen que tardar en resolver tickets con dichos contenidos es inferior a un minuto, lo que quiere decir que ven un mínimo de esos 500 contenidos al día. Trabajadores que han participado en la elaboración del informe califican su trabajo como destructivo, señalando que han visto las peores cosas que podían imaginar.

También apuntan que el personal de soporte con el que contactaban estaba mal equipado, era poco profesional y no estaba cualificado para realizar su labor. El informe señala asimismo que a veces lo moderadores de contenido tomaban con frecuencia drogas para poder soportar su trabajo, y se quejaban de sufrir pensamientos intrusivos, depresión y otros problemas.

No es la primera vez que escuchamos este tipo de quejas de trabajadores de países en desarrollo que hacen este tipo de trabajos para tecnológicas, pero sí sorprende que después de que sus condiciones se hiciesen públicas hace ya meses, sigan sufriendo estas situaciones. En muchos casos los trabajadores quedan ocultos detrás de múltiples niveles organizativos, como personal subcontratado e incluso subcontratado de otra subcontrata, lo que difumina las responsabilidades en caso de que haya un problema serio, o demandas.

Milagros Miceli, una de las responsables del proyecto de DAIR y TU Berlin, asegura que las empresas que aparecen en los informes no han hecho comentarios ni cambios sobre los hechos que aparecen en los informes, aunque todavía es pronto para saber si los habrá.

A la vista de los resultados que han conseguido con ellos, los responsables del proyecto quieren ir más allá de lo conseguido, y ya tienen planes de seguir trabajando con un segundo grupo de trabajadores de datos. Con mucha probabilidad, de Brasil, Finlandia, China e India.

Redactora de tecnología con más de 15 años de experiencia, salté del papel a la Red y ya no me muevo de ella. Inquieta y curiosa por naturaleza, siempre estoy al día de lo que pasa en el sector.

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