A Fondo
Esperando a…la nueva Alexa
Hace casi diez años (noviembre de 2014) que Amazon anunció el lanzamiento de un dispositivo que marcaría un antes y un después para la historia de la compañía: Amazon Echo. Junto a la primera versión de su altavoz inteligente, debutaba además el que acabaría por convertirse en el asistente inteligente más popular del mundo: Alexa.
En esta década Alexa ha evolucionado al incorporar skills, servicios de música, integración con elementos domóticos, lectura de audiolibros o, en algunos modelos, el poder acceder a información audiovisual (Amazon Prime, Netflix…). Lo que no ha cambiado (o no de forma radical) es la calidad de las conversaciones que mantenemos con este asistente.
Salvo para peticiones muy básicas, mantener una conversación con Alexa se mueve en un terreno pantanoso en el que lo errático de las respuestas y su aleatoriedad, junto a una escasa comprensión del lenguaje natural (precisamente para lo que ha sido diseñada) consiguen que la experiencia se mueva entre lo azaroso (cuando sale bien) y lo frustrante.
Pero cuando OpenAI lanzó ChatGPT y pronto otras compañías siguieron la estela, los usuarios de estos dispositivos creímos ver la luz al final del túnel: «¿no sería maravillosa una integración entre un LLM y la voz sintética de nuestro altavoz casero?» nos decíamos.
Y sin embargo, al menos de momento, no hay planes claros para que algo así vaya a pasar… al menos a corto plazo.
¿Y el de Amazon para cuándo?
Lo curioso es que Amazon no se ha cruzado ni mucho de menos de brazos en el terreno de la Inteligencia Artificial. Uno de los servicios más interesantes que ofrecen en AWS es de hecho Amazon Bedrock, que proporciona la infraestructura y herramientas necesarias para que los desarrolladores puedan crear y escalar aplicaciones de IA de manera eficiente; pero que además, específicamente, facilita el uso de modelos grandes de lenguaje (LLM) como los que ofrecen OpenAI, Anthropic, Meta y tantos otros.
En septiembre de 2023, la multinacional americana nos ponía los «dientes largos» a muchos cuando David Limp,su por entonces jefe de hardware, mostraba en una demo ante algunos medios de comunicación cómo iba a ser esa nueva Alexa «vitaminada» con todo el poder de los grandes modelos de lenguaje. En una entrevista para Bloomberg ese mismo mes, aseguraba que el servicio estaría disponible en fase beta para todos los usuarios que quisieran probarlo. Otro vídeo, que mostraba las nuevas capacidades de Alexa, sugería que el lanzamiento sería inminente.
Y sin embargo, transcurridos diez meses de ese anuncio, Alexa sigue siendo la viaje Alexa. Nada ha cambiado. ¿Qué es lo que ha ocurrido para que Amazon haya como mínimo retrasado el despliegue de un asistente en teoría mucho más inteligente y capaz?
En primer lugar hemos asistido a unos cuantos cambios en la dirección de la empresa. Poco después de ese evento, Limp abandonaba la multinacional, mientras que el propio Jeff Bezos daba un paso atrás para dejar a los mandos a Andy Jassy, que por entonces era el máximo responsable de AWS.
Desde entonces, el grueso de los esfuerzos de la compañía se han puesto precisamente en el desarrollo de AWS (la apertura de la región cloud de Aragón es un buen ejemplo) y no tanto en una Amazon que pese a haber fichado a Panos Panay (antiguo director de Windows y Surface) mantiene de momento una línea continuista en sus lanzamiento de nuevos dispositivos.
Tanto es así, que el último lanzamiento de la compañía no es más que el nuevo Amazon EchoSpot, un dispositivo que como gran novedad incluye una pantalla algo más grande y de mejor calidad.
Incluso podría dar la impresión que, de momento, Amazon se está alejando de una confrontación directa con OpenAI, Google e incluso Microsoft en el campo de la inteligencia artificial. Mientras que estas compañías (e incluso Apple) lanzan nuevos modelos y características cada tres o seis meses, los de Seattle apenas comparten información. Y para muchos, esperar más de diez meses para revelar cualquier cambio relevante en Alexa, empieza a ser preocupante.
Una Alexa Premium
Mientras esperamos, lo que sí que ha trascendido (más o menos) es que Amazon estaría preparando una nueva Alexa con dos niveles, uno de ellos de pago. El origen de dicha información, que de momento no es oficial, se encuentra en varios empleados de la compañía que han proporcionado información al respecto a cambio de mantener su anonimato, por lo que parece que nos encontramos ante una información bastante fiable y que, sin duda, da un giro muy peculiar al ecosistema de los asistentes.
No hay información concreta, de momento, sobre qué funciones exclusivas tendría esta versión avanzada de Alexa, aunque cabe entender (y esperar) que sean, en todo caso, novedades, y no alguna de las ya existentes, que pase de estar disponible para todos los usuarios a ser exclusiva del nivel de pago. Y, en cuanto al precio, las fuentes señalan que se ha planteado establecerlo alrededor de los cinco dólares mensuales.
Según los informadores, Amazon ha impuesto un plan de trabajo bastante ambicioso, con el que pretendería completar el desarrollo de esta renovación de Alexa el mes de agosto, entendemos por lo tanto que para llevarlo al mercado en algún momento entre la llegada de la nueva Siri y de Project Astra. Veremos.
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